Jesús honra con su voz a la sierra, el lugar que fue su hogar 20 años atrás
CULIACÁN._ En la esquina del Mercado Garmendia, donde conecta la calle General Ángel Flores con la Domingo Rubí, resonaba la popular canción “Aquí no hay novedad”, pero con una voz distinta a la de la pieza original.
Rodeado tanto de hombres como mujeres que cantaban al unísono la pieza musical de Los Cadetes de Linares, Jesús entonaba las canciones que remontan sus recuerdos a los días en los que vivía en la sierra de Durango.
“Soy de rancho y ese tipo de música me gusta, siempre me ha gustado, me crie con ese tipo de música y como que traigo el estilo de allá”, comentó Jesús.
Junto al vaso que descansaba con su brazo izquierdo, en el que los pasantes depositan la cooperación voluntaria en apoyo a su talento, yacía el micrófono con el que enviaba su canto a la bocina posicionada a su lado derecho.
Su personalidad alegre transmitía una energía positiva que irradia casi tanto como su voz, la cual le hacía justicia al género regional mexicano.
En la mirada de Jesús Manuel Aispuro Ríos se podía distinguir que le ha tocado recorrer con la frente en alto el largo camino de la vida sin algo que muchos dan por hecho: el sentido de la vista.
“Trato de hacerlo porque aquí llore o haga lo que haga, a veces problemas hay bastantes, entonces mejor en lugar de frustrarme o algo, trato de salir adelante”, puntualizó sobre su personalidad jovial y extrovertida.
Hablando de la música con la que ambienta las calles del Centro de su natal Culiacán, recordó los tiempos en que residió en El Aguaje, Tamazula, desde su primer año de vida hasta su cumpleaños número 8.
“Me recuerda mucho al rancho, como a cuando era niño y andaba allá corriendo en el rancho; como persona con discapacidad no puede hacer mucho, pero sí jugar y travesear”, contó entre risas y una expresión tan alegre como nostálgica de solo pensar en el ayer.
Desde hace cuatro años, Jesús se apropia de las banquetas de diversos puntos de la ciudad de lunes a domingo para compartir un poco de su don con los culiacanenses y, a su vez, generar sus ingresos diarios.
“Me pongo aquí, en la Taquería Moreno del Mercado Garmendia; en contra esquina del Ayuntamiento entre Juárez y Obregón; me pongo en Carl’s Junior que está en la Obregón también; y me pueden encontrar en la Ley de Barrancos a veces”, indicó.
“En la feria cuando viene, pido permiso y bendito Dios siempre me lo han dado, ahí he trabajado también”.
Así como las oportunidades de trabajo no han faltado, el 10 y 11 de agosto estará en Guadalajara para asistir a un concurso de canto, el cual podría abrir más puertas en su camino.
Sin embargo, aun con las largas jornadas de trabajo expuesto a las altas temperaturas, todavía no consigue los recursos suficientes para cubrir todos los gastos del traslado y hospedaje, entre otros que se presentarán durante el viaje.
Por lo que solicitó el apoyo de los lectores de Noroeste para impulsarlo a continuar con su sueño de crecer en el ámbito de la música norteña.
En caso de querer ayudar económicamente a Jesús para cumplir su objetivo, proporcionó los datos de su tarjeta: Jesús Manuel Aispuro Ríos, 646730146401919663.
Por último, hizo el exhorto para tratar de buscar la luz en un camino de oscuridad, de emanar una sonrisa cuando algo no se puede controlar, de buscar soluciones en lugar de estancarse en los problemas que pueden arrastrar a aquel que no lo sepa sobrellevar.
“Esta vida sigue y aunque tengamos un problema hay que tratar de sonreír porque aunque estemos tristes por el problema que tenemos, si no hay solución pues ni modo, no pasa nada, hay que seguir adelante y con ánimo”, manifestó.