Honran culichis a sus seres queridos en visitas tempranas, con panteón bajo resguardo
Las flores sobre la avenida avivan la pulcritud del panteón civil en Culiacán, que desde temprano alberga a decenas de familias que entre la nostalgia recuerdan a sus seres queridos este Día de Muertos.
Debajo de un pequeño letrero que alerta que el cierre del mausoleo es a las 17:00 horas, está un joven tarolero, que espera la llegada del resto de la banda musical. Cobramos 100 pesos por canción, pero adentro hay más bandas por si gusta, comenta.
Este día, la autoridad permitió el ingreso de músicos. Algunos han laborado estos últimos meses en los cruceros de la ciudad, en busca de resarcir la baja contratación por el tema de la inseguridad.
Son las 10:00 horas y la fiesta conmemorativa no ha empezado y para algunas vendedoras de coronas florales como Flor Martínez no han reportado ventas durante el todo el día, ni ayer viernes 1 de noviembre.
“Está muy flojo, y la verdad, yo trabajo desde el 89 en este panteón. Antes vendía flores, refrescos, de todo, pero la verdad en todo este tiempo, en todos estos años que tengo trabajando en este panteón nunca había visto tan solo como ayer. Ni en el Covid se vio tan solo como ayer”, comenta.
“Se debe a la inseguridad”, argumenta, “a la gente le da mucho miedo”.
Claudia, quien también vende flores a un costado de la entrada del cementerio, menciona que a diferencia de otros años ve poca seguridad.
Llegó a las 6:00 horas e inició la vendimia desde ayer viernes, pero tuvo que retirarse a las 17:30 horas.
“Anoche todos nos tuvimos que ir, no dejamos las cosas”.
En la espera de esas familias hay grupos de trabajadores de aseo, quienes para sacar algunas monedas ofrecen servicio de limpieza en tumbas. Sacan las flores secas, barren y riegan el lugar. Entre ellos también hay niños y niñas que limpian.
Una cuadra del bulevar Gabriel Leyva Solano está cerrado y en el corredor hay venta de alimentos, globos, veladoras, flores incluso peluches, y hasta un pequeño puesto de ropa y artefactos retro.
Sobre el mismo tramo carretero hay también supervisión a pie de al menos seis elementos armados de la Guardia Nacional. Otros más supervisan la entrada del panteón e incluso observan la vendimia del lugar.
La otra calle del bulevar está liberada pero es supervisada por agentes de Tránsito Municipal. De vez en vez patrullan efectivos de la Policía Estatal Preventiva y Ejército Mexicano.
Tras de sí, grupos de familias resaltan el panteón con colores, flores y coronas, música y risas.