Francisco iba de camino a su trabajo en el gimnasio, pero lo raptaron en un vehículo; hoy siguen buscándolo

Francisco Quintero Soto tiene 29 años y mide 1.82 metros. Es de tez morena clara, complexión delgada, tiene cabello lacio, corto y de color negro. La última vez que se le vio vestía una playera gris y un pantalón de mezclilla azul. Así lo describe la ficha de búsqueda girada por la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas en Sinaloa.

El 5 de marzo de este año, alrededor de las 19:30 horas, partió de su domicilio en la colonia Obrero Campesino, al norte de la zona urbana de Culiacán, se dirigía hacia su lugar de trabajo, un gimnasio, pero fue interceptado por personas a bordo de un vehículo, según contó María, quien se identificó como su tía.

“El día que desapareció estaba en casa, y salió para rumbo a donde trabaja, que tiene unas bodegas del Focus, del gimnasio, y de ahí llegaron unas personas en carro y se lo llevaron”.

Desde que desapareció, dice que no han recibido alguna llamada que pueda representarles una amenaza, pero tampoco les ha llegado algún informe esperanzador de las autoridades de cara a esclarecer lo que ocurrió con su sobrino.

La situación en el núcleo familiar es aún más grave, ya que los padres de Francisco no atraviesan un buen estado de salud.

“Los investigadores se reportan y es como cuando se roban un carro, creen que uno es el que debe decirles dónde y el culpable”, denuncia María, acerca de lo que considera un actuar deficiente de las autoridades.

“Nada ha pasado, no sabemos absolutamente nada hasta ahorita, y los padres desesperados. Su papá recién operado, mi hermana también tiene problemas de salud, pero de parte de los investigadores jamás han hecho nada”.

Frente al edificio de la Fiscalía General del Estado se plantaron tanto familiares de Francisco, como activistas defensores de los derechos humanos, como Óscar Loza Ochoa, sosteniendo la lona en la que se aprecia la ficha de búsqueda que tiene más de dos meses activa, pero con el protagonista aún desaparecido.