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Derechos

Familiar de paciente del Issste en Culiacán acusa negligencia en atención de fractura de cadera

Félix Lizárraga ha padecido por un año y ocho meses omisiones y atropellos de trabajadores del Hospital Dr. Manuel Cárdenas de la Vega, de acuerdo con su hija

Desde que sufrió una fractura de cadera, Félix ha experimentado una serie de omisiones y atropellos por trabajadores del Hospital General Regional del Issste “Dr. Manuel Cárdenas de la Vega”, denuncia su familia.

Su hija, Ana Karen Lizárraga Armenta, quien lo ha acompañado en este proceso, relata que su padre fue internado la primera vez el 25 de febrero de 2023; sin embargo, tardó dos días en obtener una cama y pasó dos semanas más hasta que fue operado el 13 de marzo del mismo año, cuando le colocaron un espaciador en la cadera derecha.

A partir de que fue dado de alta, Ana Karen cuenta que a Félix le inyectaron un medicamento anticoagulante, que le ocasionó un fuerte sangrado, por el cual llamaron a la Cruz Roja, y fue trasladado nuevamente a la sala de urgencias del Issste, donde notaron la anemia que le causó la pérdida de sangre.

El atropello denunciado por los familiares de Félix Uvaldo Lizárraga Avendaño, de 62 años, ha ocurrido durante un año y ocho meses.

“Ese anticoagulante nos lo recetaron y nosotros no lo compramos porque costaba como mil 500 y dijimos ‘al rato te lo compro’, te voy a comprar las medicinas, pero era el mismo anticoagulante que le estaban recetando, el que le pusieron y le cayó mal”.

“Él entra a urgencias con anemia, ven que está como convulsionando, entonces, para eso no le hacen un procedimiento para saber si le vas a poner a alguien desmayado un sedante, para esto, llegó a las 4 de la mañana el neurólogo, porque entró en paro, después de que le pusieron el sedante, el neurólogo se acerca a mí y me dice ‘¿por qué le pusieron sedante? si tiene anemia’. Y uno como familiar se queda, ‘no sé, doctor’, ‘es que no deberían haberle puesto un sedante a un paciente con anemia, lo patearon’”.

Aunque el doctor le pidió a Ana salir del lugar, ella se quedó, fue cuando escuchó al neurólogo regañar a los otros doctores por aplicarle medio sedante a Félix, ya que si le hubieran suministrado la dosis completa, podrían haberlo matado.

A partir de que los trabajadores del Issste presuntamente inyectaron un sedante a su padre, Félix padeció una embolia que le dejó secuelas en la movilidad de la mano derecha, ya que no puede mover el dedo índice, lo que al mismo tiempo lo imposibilita para escribir adecuadamente y llevar sus actividades cotidianas con normalidad.

Tres días después de que Félix estuvo en observación, a Ana le dijeron que debían ponerle unidades de sangre a su papá para tratar la anemia; sin embargo, al deber cuatro unidades en el Banco de Sangre, detuvieron la operación hasta que su hija consiguiera el líquido que faltaba.

“Voy con el Banco de Sangre y me dicen ‘necesito B positivo, siendo que el doctor ya me había aceptado la O positivo, me dicen ‘necesito la B positivo, porque no hay B positivo, y le dije ‘sí, pero el doctor me dijo que sí puedo traer donantes de O positivo”.

Luego de discutir con la trabajadora por la falta de comunicación entre los doctores y el banco de sangre, su pareja discutió también con la encargada del banco de sangre, hasta que cedió.

Regresaron a casa y meses después, de la cadera de Félix empezó a salir pus y sangre, ese día lo vio otro médico, porque el doctor que lo operó estaba de vacaciones.

“Mandó a hacer la radiografías, que se las lleváramos y dice ‘no, señor, es que usted necesita operación porque a usted se le está calcificando el músculo, y eso tiene que ser una operación rápida porque puede haber una bacteria, por la que muera el paciente”.

Ana Karen recuerda que para ese entonces ya era mayo; no obstante en el Issste le agendaron la operación hasta el 28 de agosto, por lo que tuvieron que donar más sangre y media hora antes de la cita les cancelaron la operación, porque había personas en urgencias y reprogramaron la cirugía para el 8 de noviembre.

“La sangre te la respetan tres meses, ahí te dicen en un papelito que la sangre se te respeta tres meses; llega el 4 de noviembre y van y te hacen un examen preoperatorio, dijeron que todo iba bien, fuimos el día 7 de noviembre, no nos hablaron, le hicieron una prueba cruzada de sangre, subo para internarlo y la señora que saca la programación de citas no estaba, la esperé, llegó y le digo ‘disculpe, vengo por una hoja de internamiento’, me voltea a ver la señora y me dice ‘no, ¿internamiento de qué?’ y le dije ‘es que mañana van a operar a mi papá’, ‘no’ y le dije ‘sí, mañana lo operan’, y me dice ‘no tengo ninguna cirugía para mañana, ¿con quién?’, ‘con este doctor’ y me dice ‘no, esta semana metió que se esguinzó el pie’”.

Le dijo la trabajadora que regresara al hospital el 3 de diciembre, para que le dieran una nueva cita, aún con el riesgo de morir por una bacteria, por lo que Ana decidió, para no esperar más tiempo, acudir ante el sector privado y pagar 180 mil pesos en la operación de su papá para salvarle la vida.

En su relato, Ana destaca que una de las enfermeras le quitó el documento que le dio la institución la primera vez que lo dieron de alta, en el que está registrado que a Félix le inyectaron un sedante, el cual presuntamente provocó la embolia.

Señala que acudirá ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico con asesoría jurídica para obtener una indemnización del Issste ante el tiempo que tuvieron que esperar, así como acciones y omisiones de los trabajadores de la institución.

Mientras tanto, en estos casi dos años, Félix ha padecido de su salud mental, ya que su situación le provocó un cuadro depresivo por no poder caminar sin andadera y sólo trasladarse en silla de ruedas cuando sale a la calle.

Además actividades como bañarse ya no puede realizarlas por sí mismo, dejando su carrera como auditor fiscal en el Gobierno del Estado, en donde trabajó por más de 30 años; ya que su condición le impide trabajar, por lo que tuvo que aceptar su jubilación sin estar de acuerdo.