Entre la venta y el esfuerzo, celebran locatarios su Día del Comerciante
CULIACÁN._ Medio día en el centro de Culiacán, es pasar por la masa de personas que se mueven a sus trabajos, a las escuelas y a la compra de sus productos.
Caminan apurados, corriendo, hablando a gritos porque el carro de enfrente tocó el claxon y el alboroto de gente también hizo ruido. En su mundo, en sus charlas y en sus deberes.
Los que miran eso a diario son ellos, los comerciantes que se ganan la vida vendiendo sus productos a esa misma masa que camina corriendo.
“Pásele joven”, te dicen, “puede preguntar sin compromiso”, te aseguran. Así cada día del año.
El primero de diciembre es esa fecha especial para conmemorar su esfuerzo, por darle buen servicio al cliente, pero también este día lo trabajan porque no alcanza tanto como para darse el lujo de celebrar y faltar un día.
En la calle Rubí está el centro del centro, porque están los comercios de ropa, de tiendas chinas, comida, flores y el Mercado Garmendia. Ese es el centro, del centro, del centro, porque además de los precios, está la confianza que el cliente tiene depositado en ellos. Te reciben la frescura de la verdura, el calor de la gente y los aromas mezclados.
Ruth Lerma Mendoza, vendedora de verduras desde hace seis meses, con carisma y una sonrisa, tiene ganados a los clientes.
“Me gusta mucho fíjate. La interacción con los clientes a mí me gusta mucho”, mencionó.
Por la altura del puesto, mira hacia abajo pero trata de acercarse lo más que puede cuando alguien le pregunta algo.
Se enteró recién que es su día, mientras hablaba, se acomodaba el cabello.
“No es como que festejemos el Día del Comerciante, pero si uno quiere ¿por qué no? Ni sabía que hoy era el día”, dijo.
Miró al frente y reflexionó brevemente.
“Está bien, porque hay que reconocer el trabajo de las personas que nos dedicamos a eso”, señaló.
Julio César León, quien se dedica a vender pollo, lleva 27 años de atender a la sociedad culiacanense en un puesto pequeño, con la mercancía en la mesa y con una amabilidad que inspira confianza.
“Sí sería bonito que se reconociera. Me gusta lo que es el comercio, por eso es que he seguido aquí también. Lo que es la atención al público y la socialización con el cliente”, opinó León.
Ocupados, empacando, acomodando, atendiendo y recibiendo a todos los que llegan al mercado. Miran a los lados cuando queda solo su puesto y esperan a la siguiente persona para seguir trabajando.
Al salir, otra vez el ruido de la gente, de los carros, de la masa de gente caminando y corriendo. Los comerciantes siempre mirarán eso, aunque pasen otras generaciones, pero personas como Ruth y Julio esperarán con su amabilidad y sonrisas a sus clientes, y tal vez, algún primero de diciembre, podrán celebrar y honrar su servicio a Culiacán.