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Oficios

El oficio de camotero se resiste a extinguirse; Emilio es uno de los que lo mantiene vivo en Culiacán

Además de ser un trabajo completamente artesanal, es un trabajo arduo recorrer decenas de calles y colonias de la ciudad junto a una caldera humeante que alcanza los 400 grados centígrados. Con las altas temperaturas, no es fácil

CULIACÁN._ Catalogado por muchos como el segundo oficio más antiguo del mundo, el oficio del camotero se resiste a extinguirse, en Culiacán menos de una decena de hombres mantienen viva esta tradición pese al clima y la poca demanda del producto.

Fue durante la década de los cuarenta que este oficio tomó auge en el centro del país. El camote y plátano cosido al vapor en el característico carrito camotero conquistaron el paladar de los mexicanos y desde entonces este dulce caliente ha llegado a todos los rincones de la república.

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Aunque en el norte del país, debido a las altas temperaturas y el pasar del tiempo este dulce típico ha dejado de ser tan aclamado y se ha reducido considerablemente su demanda.

Emilio Ruiz es uno de los escasos cinco Camoteros que diariamente recorren kilómetros y kilómetros en las calles de Culiacán llevando hasta los hogares el tradicional camote y plátano cosido, endulzado con miel de piloncillo y lechera.

Es un trabajo completamente artesanal, desde buscar la leña con la que se cocinará el camote y el plátano, hasta pelar las frutas y preparar la miel de piloncillo que agrega como “topping”.

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Emilio es originario de Oaxaca y llegó a Culiacán desde hace casi medio siglo, relata que cuando conoció este oficio le gustó tanto que quedó maravillado y decidió dedicar su vida a preparar camote y plátano cocido recorriendo las calles del centro histórico vendiendo este dulce típico manteniendo viva la tradición.

Además de ser un trabajo artesanal, es un trabajo arduo, recorrer decenas de calles y colonias de la ciudad junto a una caldera humeante que alcanza los 400 grados centígrados y las altas temperaturas, no es fácil.

“Ya se está acabando la tradición, la tradición viene de Puebla (...) yo vi cómo lo hacían y me emocioné, por eso aprendí”, expresó Emilio.

A sus 67 años de edad y con 38 años vendiendo camote, Emilio asegura que realizar esta labor es medicina para su cuerpo, lo mantiene activo, con vida y energía, conoce a mucha gente cada día y dice, su mejor paga es deleitar a cientos de personas con el ancestral sabor del plátano y camote cosido a la leña.

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“Es estar parado y andar caminando, pero sirve para no ponerse tieso uno, eso me ha servido, me mantiene vivo”.

“Le gusta a la gente, me dicen: que bueno que todavía no se ha perdido la tradición, esta dulce por la miel de piloncillo pero es natural y saludable, tiene sus propiedades, no es como el dulce que compran en las tiendas”, explicó.

El carrito camotero o carrito de camote tiene un singular sonido, es el silbido que surge al liberar la presión del vapor, el operador realiza este movimiento para anunciar su llegada a las colonias o lugares concurridos.

“Es el anuncio, es presión de vapor, para ir anunciando, y la gente dice: hay viene el camote, y salen corriendo”, dijo.

Funciona a base de leña, pero no cualquier leña, Emilio selecciona con el ojo de un buen conocedor la madera adecuada, no es suficiente que arda rápido, tiene que desprender un olor a bosque que transporte a las personas al centro del país (la cuna de los Camoteros), para ello, la madera ideal es Ocote.

“Esta madera es para encandilar la lumbre, para que prenda, pero también uso cartón encerado”, explicó.

La temporada ideal para la venta de plátano y camote es en invierno, con el clima fresco las personas gustan de un postre dulce y caliente, además de que de manera instintiva y primitiva buscan el calor del carrito de camote que desprende un aroma a madera.

“Se le antoja más a la gente porque es un postre caliente, a veces viene la gente y caliente el sol y caliente el carro, no es tan fácil, pero ya cuando hace frío la gente se arrima con gusto, el aroma a la leña, con el clima fresco se arriman más”, dijo el camotero.

Además de tener jornadas kilométricas, Emilio Ruíz también ofrece servicio para eventos, no se cansa dice, realiza su labor con gusto y espera seguirlo haciendo hasta que Dios le preste vida.

“Me localizan más al teléfono 6672659057, ahí la gente me pregunta dónde ando trabajando, también para servicio de fiestas, me dicen y voy”.

“Yo quiero seguir vendiendo hasta que Dios me llame, hasta que ya no pueda hacer el trabajo”, comentó.