El culto a la muerte en Culiacán avanza porque personas conservan vestigios de antiguas creencias, señala Rodolfo Díaz Fonseca
En la capital sinaloense se ha visto un aumento en el culto a la figura de la Santa Muerte, a tal grado que cada vez es más común observar los altares y capillas en las que se le adora, así como el saber de alguna persona que tenga en su hogar una estatuilla de la misma o que porte colgante o una imagen alusiva.
En la opinión del teólogo Rodolfo Díaz Fonseca el aumento al culto a la muerte no solo tiene qué ver con la influencia del crimen organizado tal y como ha quedado en el arquetipo de la figura, sino que también obedece a que esta creencia forma parte de los vestigios del ser humano por las religiones animistas.
A esto se refiere con que el ser humano, desde sus orígenes, le ha rendido culto a seres, objetos y fenómenos de la naturaleza, dotados por movimiento, vida, alma o consciencia propia.
“Desde sus principios, siempre ha tenido una creencia, entonces, la creencia en la muerte es algo así como vestigios de una religión animista”, dijo.
La muerte no es un ser supremo, sino un proceso de la vida
Afirmó que la mayoría de los creyentes a la muerte son devotos por confusión o por sustitución de un poder superior, sin embargo, esta es una creencia inmadura, ya que esta no está centrada en que la muerte no es un dios o un ser supremo, sino un proceso que forma parte de la vida.
“Es una creencia inmadura definitivamente, en el sentido de que no está bien centrada, porque la muerte es algo que nosotros llevamos dentro, nosotros estamos viviendo, pero si vivimos es porque estamos muriendo, cada segundo, cada minuto que nosotros estamos viviendo es prácticamente un segundo y un minuto más que me acerco cada vez más vertiginosamente a la muerte”, explicó.
Citando los textos del poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, abundó en que los mexicanos tienen una ambivalencia hacia la muerte, pues por el temor que le tienen conviven con ella y también la alejan.
“Eso de intimar tanto con la muerte, decía, es un temor que le tiene, o sea, trata de convivir mucho con la muerte, porque también le teme al momento en el que va a llegar y va a terminar, entonces la muerte por eso a veces la acariciamos y por eso la alejamos, es una ambivalencia”, citó.
Religiosidad popular y milagros
Para Díaz Fonseca, las mandas que los creyentes suelen hacerle a la muerte, son similares a las de los fieles de otras religiones, sin embargo, muchos devotos a cualquier ser supremo o imagen, llegan a magnificar cualquier aspecto que dé indicio a un supuesto milagro o favor cumplido.
“El milagro también lo hemos abaratado, creemos que debe ser algo sorprendente, algo que rompe con las leyes de la naturaleza”, recalcó.
“Milagro no es necesariamente que rompa con las leyes de la naturaleza, es algo que yo veo significativo en mi vida, si para mi algo fue significativo, eso fue un milagro”.
La importancia de guiar espiritualmente a las nuevas generaciones
Respecto al hecho de que algunos jóvenes se han inclinado hacia el culto a la muerte, señaló que la juventud es la etapa de mayor desorientación en la que los jóvenes buscan encauzar su vida, es por ello que requieren contar con personas experimentadas que puedan proporcionarles valores, cultura y guía espiritual que les permita rendir frutos para mejorar su entorno.
“Los jóvenes por sí mismos son arrojados y buscan por sí mismo hacer su propia vida pero ahí es donde debemos proporcionarles valores, cultura, necesitamos también cultivar las almas, cultivar los espíritus para que también fructifiquen con aquellos frutos que estamos esperando y no que vengan con puras espinas sino que también traigan que aquellas flores que estamos necesitando para que nuestro mundo sea cada vez mejor”, puntualizó.
El Día de Muertos es una fecha para rendirle culto a los seres queridos que ya fallecieron
Apuntó que en la festividad, muchos creyentes celebran la figura de la Santa Muerte dejándole ofrendas y haciendo fiestas, sin embargo, reiteró que la ciudadanía debe de recordar que la importancia de esta fecha se debe a que se conmemora a los familiares que ya fallecieron, quienes a pesar de ya no estar en vida, siguen formando parte de la vida por medio de los recuerdos, por lo tanto, en esta celebración el objeto de culto como tal no debe ser la figura de la muerte.
Las personas deben reflexionar sobre sí mismos para ligarse a un ser divino
Díaz Fonseca añadió que es importante que las personas se liguen a un ser superior por medio de la autorreflexión, pues sólo de esta manera se podrán detectar rasgos personales que identifiquen a la persona con una divinidad.
“Cuando no reflexionamos sobre nosotros mismos, no podemos encontrar un eco religioso, yo creo que el eco religioso tiene su dimensión profunda cuando nosotros mismos sentimos que somos seres finitos, que somos seres que no encuentran la razón de ser en sí mismos, entonces es cuando nos ligamos profundamente con el ser divino”, finalizó.
En distintos sectores y sindicaturas de Culiacán se han observado indicios del culto a la Santa Muerte, un claro ejemplo es un altar de aproximadamente dos metros de altura que permaneció por mucho tiempo en el sector Barrancos, el cual fue removido por las autoridades en octubre del 2020.
Otro claro ejemplo puede ser la carretera hacia la sindicatura de Sanalona en el tramo de la comunidad de Carboneras hasta la entrada al poblado de Alcoyonqui, donde pueden observarse hasta cinco altares a la “niña blanca”, todos decorados con diferentes tipos de ofrendas.
La magnitud de la creencia a la muerte en estas comunidades ha sido de tal grado que en las celebraciones del Día de Muertos se realizan peregrinaciones, las cuales culminan en fiestas con bailables a los costados de las mismas capillas.