Diversas familias pasan el Día de la Madre en el Panteón Civil de Culiacán
Desde temprano en la mañana, la parte exterior del Panteón Civil de Culiacán está cubierto por flores de diversos colores, pero no parecen estar de aquel vivo color como se le caracterizan, tal vez por estar acorde a las emociones de sus compradores.
Diversas personas se detienen a comprar esas flores, y las voces de los vendedores no se escuchan, solo esperan a que lleguen los clientes, como ese el caso de Guadalupe Valdez López, que en sus manos tenía un ramo y comentó que desde los que tenía 16, viene a ver a su madre, actualmente tiene 68 años.
“Tengo 68 y tenía 16 cuando ella se murió, hace muchos años ya, estábamos chiquitas. Ella (su hermana) estaba de dos o tres años más o menos, cuando se murió mi madre”, dijo.
Ella es hija de en medio de nueve hermanos y año con año visitan donde yace su madre, le limpian el espacio y posteriormente le adornan con flores, veladoras e inciensos.
“Se siente bonito porque los visitas, se ve que no se olvida”, expresó Valdez López.
Al entrar al panteón, las personas van y vienen apresurados, caminan lentamente y otros, sólo se detienen a contemplar el interior. Hay tierra en el aire, debido a que estaban limpiando las tumbas de los que alguna vez estuvieron respirando y el sudor de la frente de las personas, reflejó que la resolana calaba la piel.
Cada tumba es como un reflejo del cariño y aprecio que aún le tienen a la persona, las flores y los adornos es como una representación de la personalidad que tenían.
Las personas que estuvieron en ese momento, fueron los hijos de alguien quien, en la mayoría de los casos, quisieran tenerla presente, como en el caso de Manuela López Cárdenas, que expresó que ella tenía la mejor mamá.
“Mi mamá que era mi madre, como ella ninguna y ella era mi madre y aquí estoy con ella y su nieto le mandó mil pesos para que le pongan flores y se los estoy poniendo. Ahorita le voy a comprar sus cigarros, su veladora y su café, que ella le gustaba”, externó.
“Muy buena gente, muy buena mi madre, lo máximo. Me ayudó con mis hijos, lo máximo ella, ella era mi mamá”, explicó.
Su madre falleció en 1995 y desde entonces la visita constantemente, como en los días festivos y su cumpleaños.
“Pues si se puede todos los días, todos los días, pero los más son los días buenos que es el 10 de mayo, el día de ella, el día de los muertos, su cumpleaños en octubre”, mencionó López Cárdenas.
Cuando Manuela platicó de su madre, tanto sus ojos como su voz se notaron que aún le duele la partida y el descanso de ella, pues las lágrimas recorrieron su rostro y su al hablar, cada frase estuvo cortada por la falta de aire.
Asimismo, relató que su madre cuidó cada uno de sus cinco hijos, que los crió como si fueran propiamente de ella y que los quiso mucho, al fin y al cabo, más que su abuela, terminaron siendo su refugio seguro.
“Todos ella, todo ella, yo firmaba nomás, todo ella. Y su hijo que es mi hijo le mandó dinero para que le compren flores y ahorita se las voy a poner”, expuso.
“Que me perdone todo lo que le hice, es lo único que puedo decirle que me perdone todo lo que le hice, que la llené de hijos porque eran míos, no de ella. Que mil gracias donde quiera que esté, que me cuide a mí y a mis hijos”, expresó López Cárdenas.
No todos duraban tanto tiempo en las sepulturas, algunos sólo limpiaron y arreglaron para que se viera bonito el exterior. También, el aire soplaba levemente, despacio, como si tratara de acariciar y abrazar para consolar a los que estaban extrañando a su madre.