Durante la segunda fase del 1er ciclo de diálogos sobre el maíz amarillo AARC se abordó el tema relacionado con los costos y la rentabilidad de este cultivo, donde los productores participantes destacaron que pese a que pudieran tener un rendimiento menor en comparación al blanco, la diferencia era muy pequeña, y que había otros factores que pudieran hacerlo incluso más rentable.
En el caso de los rendimientos, los agricultores estuvieron de acuerdo que la diferencia no era significativa, y hasta señalaron que algunos han logrado muy buenos resultados en tierras que no son consideradas tan buenas y donde el blanco no ha tenido un óptimo desempeño.
Uno de los comentarios sobresalientes en este sentido fue, el de que el maíz amarillo podía tener un mejor peso específico que el blanco.
En cuanto a la diferencia en el volumen de producción pudiera ser fácilmente compensado por los ahorros en diferentes costos y gastos, específicamente en el tema de la semilla, que en términos generales colabora con el 22 por ciento de los costos totales, ya que como los oradores apuntaron, un saco de semilla de maíz amarillo cuesta entre 2,400 pesos y 2,700, mientras que el de blanco tiene un precio cercano a los 4,500, por lo que se pudiera tener un ahorro de hasta 1,800 pesos, tan solo en este rubro.
Además, Leonardo Lugo, Coordinador del Hub Sinaloa del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMYT), mencionó que el maíz amarrillo requiere de una densidad de siembra menor, ya que regularmente con 7 semillas por metro puede alcanzar su nivel óptimo, contrario a las 8 o 9 del blanco, lo que significaría un ahorro extra.
Asimismo señaló que en tema de fertilización, el amarillo requiere de 50 unidades menos de nitrógeno en comparación al blanco, lo que equivale a alrededor de 82 kilos de urea. Cabe recordar que el fertilizante puede acaparar entre el 18 al 25 por ciento del costo total.
Referente a las plagas, los participantes agregaron que encontraron una mejor sanidad en sus cultivos de maíz amarillo que en los blancos por su rusticidad, en este sentido comentaron también que es muy importante la fecha de siembra, y que incluso los seguros regularmente protegen solo cultivos sembrados entre el 15 de noviembre y los primeros días de diciembre.
Al ser un cultivo más precoz, pudiera salir avante con 3 riegos de auxilio y no con 4 como el blanco, lo que quiere decir que además de ser más eficiente en el uso del agua, brinda un ahorro extra por la labor, destacó Leonardo Lugo. Considerando el actual problema de falta de agua que se vive en el estado, la reconversión al amarillo quizá pudiera ser una alternativa.
Otra de las ventajas que se señalaron en la charla fue la comercialización, que por ejemplo en la bodega de la AARC se logró un apoyó extra de 5 dólares por tonelada por parte de compradores almidoneros, asimismo en otras bodegas también consiguieron un sobreprecio de 10 dólares y en otros años hasta de 300 pesos por tonelada, lo que abona a su rentabilidad.
Incluso apuntaron que hay productores que han logrado vender el grano directamente con ganaderos, por lo que pueden obtener un mejor precio, o se ahorran costos de almacenamiento, secado y otros servicios.
Además aunque pudiera sonar irrelevante, pero que al final impacta en la rentabilidad, es el tema de los robos, ya que a comparación del maíz blanco el amarillo es menos afectado, lo que ha representado una buena opción principalmente a aquellos agricultores cuyas tierras están cerca de los poblados o zonas donde son recurrentes estas prácticas.
Finalmente se concluyó que uno de los principales retos que enfrenta la reconversión al maíz amarillo, es la disponibilidad de las semillas, porque las empresas al no haber tantos productores interesados, producen una cantidad baja de semilla y no invierten en desarrollar nuevos híbridos en la región.
En este sentido, en la reunión se comentó que ya algunas compañías semilleras están experimentando con nuevas variedades de maíz amarillo que pudieran tener rendimientos incluso superiores a las del blanco. Lo que se cuestionó es que, de darse esta tecnología la ventaja de un costo más barato de semilla de maíz amarillo permanecería, o si al incrementar la demanda también lo haría el precio del insumo.
Otro reto es la desinformación, por lo que se recomienda probar una parte de la parcela con esta opción y llevar un registro adecuado de costos e ingresos para realmente contrastar si existen mejores rendimientos e independientemente de esto si proporciona una mayor rentabilidad o beneficios.
Redacción: Miguel Ángel Delgado, Analista Económico de la AARC
Fuente:www.facebook.com/aarc.culiacan