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Arte callejero

Detrás de la ‘estatua humana’ en Culiacán se encuentra un artista que adora a los niños

Juan Carlos Gutiérrez es un artista callejero y desde hace 20 años se transforma en estatua humana paralizando sus movimientos

CULIACÁN._ En medio del taconeo y el ajetreo del Centro de la ciudad, Juan Carlos Gutiérrez, la “estatua humana” que se pinta de color plata (simulando el metal) hace su mayor esfuerzo por permanecer inmóvil a la vista de los curiosos.

Desde hace 20 años practica el oficio de la estatua humana o estatua viviente, como también se les conoce, en paradas de camiones, lugares concurridos, ferias, exposiciones artísticas y culturales.

“He trabajado en las ferias, en León, Guanajuato, en Salamanca, en San Luis Río Colorado, en Mexicali, en Tijuana, en Navojoa, en Sonora, en Mochis, en Guasave, en Mazatlán también, en Mocorito, en Angostura, en todas esas partes he ido a presentarme como estatua”, comentó.

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Juan Carlos es un artista innato, desde pequeño perteneció a un grupo de bailarines urbanos, trabajó en colaboración con payasos, aprendió globoflexia, origami y después se animó a interpretar el personaje de estatua viviente.

“Yo tenía un grupo de baile aquí en Catedral, ahí bailábamos todos los lunes y los domingos en el parque de los animales, por parte del Comité de Culiacán para la Cultura y las Artes Populares”, recordó Juan Carlos.

“Me gustó mucho (cuando inicié como estatua humana) porque mucha gente hacía bola ahí donde me ponía y se tomaban fotos, para mí era algo impresionante que me admiraran”, dijo.

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Pintado por completo de color gris y con un atuendo de minero, con botas, guantes, casco y una pala como herramienta de trabajo permanece inmóvil durante varios minutos, aguanta la respiración y evita realizar el más mínimo movimiento.

Afirmó que lo mejor de su trabajo es estar cerca de los niños, regalarles sonrisas y ser motivo de alegría e inspiración.

“Trato de hacerlo mejor para que los niños sonrían y se alegren”.

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Para caracterizarse utiliza una pintura que él mismo elabora a base de la mezcla de polvo aluminio y aceite de cocina, con el tiempo ha dominado el proceso de caracterización, hasta llegar a realizarlo en unos minutos.

“Para vestirme y pintarme, unos 7 minutos, para quitarme el maquillaje como unos 15 minutos, se quita rápido con jabón y agua”, explicó.

Comentó que lo más difícil de su trabajo es aguantar varías horas bajo el sol y las miradas expectantes de los peatones que espera un error, un movimiento, una muestra de humanidad en la estatua que lucha por permanecer inmóvil.

“Lo más difícil es soportar el sol y que la gente me esté mirando y se pregunte ‘¿es de verdad o es de mentira?’, aveces se me quedan viendo, esperando a ver si respiro o si me muevo, esperando a que me equivoque”, relató.

Sin embargo, comentó que cada día se reta a sí mismo e intenta ser mejor en su oficio y durar más tiempo sin moverse.

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“Eso me llama mucho la atención, yo mismo me reto y digo no me voy a mover, lo tengo que hacer mejor”, sostuvo.

Juan Carlos es un hombre trabajador, además del oficio de estatua humana también decora eventos, baila, canta y vende pan y aguas frescas en tiempo de calor.

“También decoro fiestas, hago origami con hojas de papel, vendo pan, cuando me quito de aquí voy por la charola de pan, ahora como ya viene el tiempo de calor hago aguas frescas también, hago malabares y canto”, agregó.