Chuy Aguilar, el de los cuates, y su pesado sexenio
En Sinaloa, uno de los sexenios más lastimados por la violencia, que tocó incluso a personas cercanas al Gobernador, fue dirigido por Jesús Aguilar Padilla.
El abogado, oriundo de El Llano, en el municipio de Cosalá, fue un líder nato que peleó férreamente por la sucesión de la Gubernatura después de Juan Millán Lizárraga.
De carácter fuerte y decisiones pragmáticas, Aguilar Padilla destacó además por su arenga, su pasión por el Partido Revolucionario Institucional y el beisbol.
Su administración tuvo muchas críticas que aprendió a sortear de diferentes maneras, con respuestas a veces llenas de cinismo o simplemente ocultándose.
Pero también cumplió con la parte de infraestructura carretera y programas sociales que quedaron para la historia.
El origen desde la agricultura
Jesús Aguilar Padilla comenzó sus escaños en la función pública en puestos de servicio a los obreros y los más necesitados, como delegado en el hoy extinto programa Conasupo y luego en Infonavit.
Después le llegó la oportunidad de ser Diputado en el Congreso del Estado, en donde además ocupó el cargo de presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado, de 2002 a 2004.
Su administración estatal comenzó en 2005, luego de ganar unas disputadas elecciones, con diferencia de apenas 11 mil votos, contra Heriberto Félix Guerra, del Partido Acción Nacional. Eso le valió tener siempre detrás suyo los ojos de la iniciativa privada y de la opinión pública.
La Gubernatura con sus cuates
Las primeras críticas contra Aguilar Padilla y sus decisiones como Gobernador llegaron con las noticias de la conformación de su Gabinete.
Aguilar Padilla se graduó como abogado en la Universidad Autónoma de Sinaloa el 5 de mayo de 1973, día en que la universidad cumplió 100 años.
Este grupo de egresados de la UAS, que se mantuvo muy unido por cerca de medio siglo, tuvo sus mayores oportunidades durante la administración de Aguilar Padilla.
Casi una decena de compañeros pudieron colarse al Gabinete, pero los que más llamaron la atención fueron Josefina García Ruiz, nombrada titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal; y Florentino Castro López, Secretario de Educación Pública y Cultura. Ninguno de los dos tenía perfil para ocupar los cargos.
“Le echamos la mano en la campaña (a Gobernador) casi todos los compañeros (de generación) y él nos dijo que si había oportunidad iba a haber posibilidades de acompañarlo en el ejercicio del trabajo, claro que cada quien con sus méritos, cada quien en el ejercicio de su función”, confió luego uno de sus amigos de escuela, ya instalado como director de Centro Estatal Anticorrupción Policial, Jesús Ramón Araujo Castro.
Con el nombramiento de García Ruiz, llegaron las críticas y se agudizaron conforme los homicidios y la incidencia delictiva empeoraba.
A Aguilar Padilla lo volvieron a criticar por la decisión.
“Josefina tiene... bueno, es que en seguridad nadie ha dado resultados que satisfagan, ni en México ni en Sinaloa ni en los municipios. Estamos reprobados”, dijo.
Su popularidad no era la mejor
Durante su Gobierno, el elegido del tricolor a nivel nacional, para pelear la Presidencia al blanquiazul, después de que Felipe Calderón ya había echado a andar la Guerra contra el narco, era Enrique Peña Nieto.
En ese entonces, un análisis de Consulta Mitofsky, con 17 gobernadores, arrojó a Peña Nieto, del Estado de México, con 68.4 por ciento de aceptación en México; y a Marcelo Ebrard, del Distrito Federal, con el 63.5.
Después a Fidel Herrera, de Veracruz, con 30.9; y Mario Marín, de Puebla, con 27.5. Aguilar Padilla, pese a sus esfuerzos, no pintaba y deambulaba entre los peores y panistas, con solo el 9.5 por ciento.
Los hechos que cimbraron su gobierno
Durante la administración de Aguilar Padilla, además de la violencia desatada en el estado, hubo tres casos que fueron golpes contusos a su gobierno.
El primero ocurrió el 5 de septiembre de 2007, cuando fue asesinado el periodista Óscar Rivera Inzunza, quien se desempeñaba como vocero de seguridad pública, en un operativo permanente entre la milicia y la policía de Sinaloa.
El asesinato tomó más relevancia porque a Óscar lo acribillaron saliendo del Palacio de Gobierno, donde despachaba Aguilar Padilla.
Otro caso se registró el 22 de diciembre de 2009, cuando un grupo armado interceptó y acribilló al Secretario de Turismo de Sinaloa, Antonio Ibarra Salgado, y su escolta, Encarnación García Valdez.
El ataque, ocurrido por la mañana, causó un revuelo importante después de que la camioneta en que viajaba quedó atravesada en la Avenida Álvaro Obregón y muy cerca de una escuela primaria y un jardín de niños.
Mientras que el último caso fue en junio de 2010, la última recta de su gobierno, cuando un comando de civiles armados asesinó a Enrique Mendívil Flores, presidente de la asociación Ganadera Regional de Sinaloa. “El Gallo”, como le apodaban, era compadre de Aguilar Padilla.
Al líder ganadero le dispararon con fusiles de asalto y granadas cuando circulaba en una camioneta blindada sobre la Avenida Álvaro Obregón, al sur de la ciudad.
La actitud de avestruz
En algunas ocasiones, la situación en el estado era tan brutal que Aguilar Padilla prefería alejarse de los actos públicos.
En julio de 2008, la crisis de seguridad pública de nuevo superó a su gobierno. Y en esos días fue más fácil verlo por televisión o escucharlo en la radio que verlo en actos públicos.
No fue para menos, puesto que el día 13 hubo una masacre de 10 personas en Guamúchil, tres de ellas menores de edad. Al día siguiente apareció un “carro-bomba” con tres tanques de gas en su interior en Culiacán.
El día 15, la PGR ofreció un millón de pesos por información de la masacre de Guamúchil y el operativo de seguridad en coordinación con fuerzas federales, que era de Culiacán y Navolato, se amplió a Guamúchil y Mazatlán.
El día 16, cientos de policías ministeriales se ponen en huelga, exigiendo mejores salarios, prestaciones y la renuncia del Procurador Luis Cárdenas Fonseca.
El día 20, salen cientos de ciudadanos a las calles para reclamar paz en Sinaloa y pintan 578 siluetas en representación del número de asesinados.
No todo es malo
Durante la administración de Aguilar Padilla, en Mazatlán se construyó el Mazatlán International Center, un inmueble orientado a eventos nacionales e internacionales, con aforo desde 500 a 4 mil 800 convencionistas.
Sus glosas de informe de gobierno tuvieron buenos comentarios en temas de salud, con campañas de detección de cáncer, y en educación con la generalización del idioma inglés en primaria, además de la infraestructura carretera y la cobertura en bachillerato.
En infraestructura carretera, tenía una meta del sexenio de 500 kilómetros de carreteras y ya sumaban 700 kilómetros dos años antes de terminar.
Además, cumplió con programas sociales destacados como Rescate de la Sierra y Rescate de la Costa.
La disputa por el tricolor
La última disputa de Aguilar Padilla en la vida política fue la intención de posicionar al empresario carnicero Jesús Vizcarra Calderón como candidato del PRI y su sucesor.
En su tiempo, era un comentario generalizado que Aguilar Padilla había roto el control que Juan Millán pretendía tener como su antecesor y provocó el choque con Mario López Valdez por la candidatura, primero, y luego por la contienda.
López Valdez se cruzó la calle y se convirtió en el candidato de la plataforma PAN, PRD y PT. Aguilar Padilla apostó por Vizcarra y perdieron 576 mil contra 515 votos.
Su decisión, de ir al final con su compadre y socio empresarial, lo hundiría políticamente... y así fue.
Nadie supo más de Aguilar Padilla hasta que en noviembre de 2015 fue designado como Subsecretario de Agricultura de la Sagarpa federal.