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Navidad

Celebran Navidad abuelitos del Centro Gerontológico del DIF en Culiacán

Hombres y mujeres en estado de abandono social festejan las fiestas decembrinas dentro del asilo con cena, brindis y regalos, como cada año
22/12/2023 16:09

CULIACÁN._ Los adultos mayores que residen en el Centro Gerontológico Integral del Sistema DIF, en Culiacán, reciben la magia de la Navidad a pocos días de celebrar las fiestas en compañía de sus nuevos amigos.

El doctor Édgar López Audelo, coordinador médico del Centro Gerontológico Integral San José, explicó la importancia de mantener el espíritu navideño para fomentar sentimientos positivos durante épocas de nostalgia para los residentes, que son personas en situación de abandono social.

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“Son personas que ya sufrieron el golpe de ser abandonados por su familia, en algunos casos, por la sociedad, y llegar aquí, y encontrar un ambiente de atención, amor, empatía, los enriquece mucho”, precisó.

Hasta el momento, los ancianos disfrutaron de una posada, realizada por el voluntariado estatal del DIF Sinaloa; así como, la pastorela realizada por los miembros de la Escuela Activa Integral.

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“Tuvimos un festejo, se les entregaron algunos festejos a los señores, se les proporcionó, de la misma manera dulces y bocadillos; también hemos tenido la asistencia de diferentes empresas: Walmart, Coppel, Sam´s Club que nos han traído obsequios para los señores, han estado bien atendidos en estas fiestas”, indicó el Coordinador médico.

Para festejar la víspera navideña, habrá una comida y un brindis, que replicarán el 31 de diciembre.

“Es una época difícil para ellos porque hay una suerte de nostalgia, de tristeza, por parte de algunos de sentir que hay un abandono. Se vuelve más tácito el abandono hacia ellos. Lo que tratamos de hacer aquí es darles cariño, atención, escucharlos, dignificar su presencia, con amor; si nosotros no tenemos amor a nuestros residentes, todo se vuelve más complicado”, dijo López Audelo.

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Entre los 89 residentes de la casa hogar está Jorge Carrasco Zuñiga, quien disfruta de la compañía y la convivencia que ofrecen en el asilo del DIF durante las fiestas decembrinas.

“Ya hicieron todo un convivio grande, muy bonito, muy bonito. Nos pusieron bombas por todos lados, en la puerta, en la pared; nos pusieron música; nos trajeron una pastorela”, detalló el adulto mayor.

Postrado en una silla de ruedas, Jorge es un hombre, originario de Culiacán, que lleva cinco años viviendo en el asilo, después de que un accidente en motocicleta le impidiera volver a caminar.

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“Un abusón me atropelló y me quebró todas las costillas del lado izquierdo en la carretera Culiacán-Costa Rica-Eldorado”, recordó.

Aunque salió del hospital por su propio pie después del accidente, una negligencia médica le arrebató la movilidad en sus piernas, por lo que pasó su cumpleaños número 61 solo y llorando en el sillón de su casa sin poder levantarse.

Después de que el personal del DIF ofreció su ayuda, Jorge ha festejado la Navidad en el centro.

Aunque comparte recuerdos gratos, incluso, ha recibido buenos regalos como el reloj plateado que lucía en su muñeca izquierda, las fiestas son un recordatorio del olvido de su familia, expresó, pues no ha recibido visitas de sus hijos.

“Triste, porque nadie me ha localizado, ni se han acordado de mí, mi familia, pero dicen, Dios te da, Dios te quita, Dios te pone. Dios me puso en este camino”, comentó Jorge.

Pedro Plata Zavala, de 62 años, festejará la Navidad por octavo año consecutivo en las instalaciones de la casa hogar, a diferencia de Jorge, él festeja en compañía de su padre.

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Pedro es un hombre que lleva años cuadrapléjico, a causa de una enfermedad cuyo nombre no recuerda, la cual empeoró con el tiempo, pues la pobreza le impidió invertir en atención médica.

La enfermedad atacó a Pedro hace 15 años, cuando vivía con su padre, quien se responsabilizó de las necesidades de su hijo al tiempo que su condición cobró factura y con el pasar de los años, perdió la movilidad del cuello para abajo.

Pedro y su padre, del mismo nombre, se mudaron al centro hace ocho años cuando lo invitaron a vivir bajo el cuidado de los especialistas, donde han celebrado la Navidad desde entonces, no muy diferente a cómo era en su anterior hogar.

“Aquí es más a gusto porque aquí hay música y todo, y si no, yo traigo mi bocina”, comentó entre risas mientras mostraba el artefacto que descansaba en su regazo.