Viernes Negro: símbolo de usar y tirar

    Una vez más vivimos una jornada del llamado Black friday o viernes negro, símbolo por excelencia de las compras irracionales, ícono del sobreconsumismo devastador. Los consumidores aprovechan la fecha -popular ya prácticamente a nivel mundial como un día de grandes ofertas- para hacer compras para las fiestas navideñas, desde insumos para la cena, pasando por regalos, el outfit para las fiestas, haciendo del fast fashion uno de los principales protagonistas, y hasta los regalos de Día de Reyes, claro, más todo lo que que sea posible, aunque no sea necesario, porque “hay que aprovechar las ofertas”.

    Pero el impacto ambiental de estas compras compulsivas es muy grave.

    Nuestro modelo económico actual de “extraer recursos naturales, fabricar, vender y comprar productos innecesarios o altamente contaminantes, usarlos, y finalmente tirarlos”, ya no es viable.

    Los datos del sobreconsumo hablan por sí mismos: actualmente se extraen y emplean alrededor de un 50 por ciento más de recursos naturales que hace 30 años, una media de 60 mil millones de toneladas de materias primas al año, el valor del mercado del e-commerce en 2020 fue de 316 mil millones de pesos, un alza de 81 por ciento respecto a 2019 y cada persona compra un 60 por ciento más de prendas de ropa que hace 15 años (inicio 2000) y las conserva la mitad de tiempo, 40 por ciento de esas prendas casi nunca o nunca se usan.

    En 2019 se generaron cerca de 54 millones de toneladas métricas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en el mundo y solo el 17 por ciento de estos se recolectaron y reciclaron, el resto representan residuos peligrosos para el medio ambiente y la salud de las personas.

    Tenemos que cambiar los patrones de producción en masa y consumo excesivo porque están acabando con nuestro planeta.

    Para ello, debemos transitar a un consumo responsable donde nuestras decisiones se basen en qué tan ecológico y socialmente justo es aquello que deseamos consumir. Un consumo consciente que también nos permita pasar de consumidores irreflexivos a personas políticamente activas que demandan a las empresas y gobiernos formas alternativas de producir y consumir y que pongan la sostenibilidad de la vida en el planeta en el centro, no las ganancias de unos cuantos.

    Desde Greenpeace invitamos a la ciudadanía a buscar formas alternativas de consumo, por ejemplo, a través del trueque o la adquisición de artículos de segunda mano como libros o zapatos, o la renta o préstamos de objetos que necesitamos para uso ocasional pero que no necesariamente debemos comprar (como la ropa de fiesta, etc.).

    Podemos consumir y satisfacer nuestras necesidades sin comprar cosas nuevas mientras tiramos otras prácticamente nuevas. Podemos reparar y reacondicionar, podemos prescindir de muchas cosas si dejamos de ser zombies de la publicidad, de estas fechas creadas en beneficio de las grandes comercios que buscan incrementar sus ganancias económicas sin pensar en el costo social y ambiental, realmente negro, del modelo de usar y tirar.