Bolsas de plástico, ¿por qué
es importante su prohibición?

    La respuesta para combatir la contaminación por plásticos son las bolsas reutilizables. Esto no quiere decir que está bien comprar una nueva cada vez que uno se olvida de sus bolsas reutilizables cuando se va al super, al contrario, la reutilización es la opción más ecológica porque implica justamente eso, utilizar y utilizar lo que ya tenemos por mucho tiempo y muchas veces, para así reducir su impacto ambiental. Nada es más ecológico que lo que ya tenemos. Reducir el sobreconsumo es esencial.

    Cada año en julio, el día 3 específicamente, se conmemora el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, ante lo cual es importante reflexionar sobre por qué es necesaria esta fecha. Podríamos pensar que una bolsa plástica (las del supermercado o de acarreo) es algo tan cotidiano y por tanto inofensivo, sin embargo, éste y otros artículos desechables pueden traer importantes consecuencias ambientales que hacen necesario crear conciencia para disminuir su consumo. Comencemos por aquí, por el consumo de los plásticos de un solo uso.

    De acuerdo con la ONU, cada año se consumen en el mundo cerca de 5 mil millones de bolsas plásticas, lo que equivale a 10 millones de bolsas por minuto. En México, esta cifra se estima en el consumo de entre 200 y 650 bolsas por persona al año. Estos datos reflejan hábitos de consumo arraigados en la cultura del usar y tirar, la cual nos lleva a privilegiar la comodidad, la conveniencia o la inmediatez al elegir artículos desechables (gratuitos o de bajo costo que podemos usar y desechar poco después), que aparentemente nos ahorran otras responsabilidades, como recordar llevar una bolsa reutilizable desde casa, cargarla todo el día o lavarla si se enuncia, muy conveniente ¿no?

    Sin embargo, esta cultura de consumismo se basa en la generación de desechos que están inundando nuestro planeta. Según la ONU, el 70 por ciento de estos residuos plásticos va a parar a los ecosistemas, incluidos los océanos. Diversos estudios dan cuenta de los principales artículos de plástico que contaminan los océanos y las bolsas están en los primeros lugares.

    Un estudio de Greenpeace México (2020) encontró que de los residuos plásticos hallados en las costas de ocho áreas naturales protegidas mexicanas (superficie, columna de agua y fondo marino), el 8 por ciento corresponde a bolsas. Lo anterior hace a este artículo el de mayor presencia entre los residuos hallados, superando a las botellas (6 por ciento), a los equipos de pesca (6 por ciento), a las tapas (7 por ciento), a las etiquetas de productos alimenticios y bebidas (4 por ciento) y a los desechables de unicel (1 por ciento) (el 59 por ciento de las piezas fueron fragmentos no identificables y el 9 por ciento otros tipos de plásticos) [1].

    Al llegar a los océanos, las bolsas de plástico pueden causar afectaciones a la fauna marina, particularmente a las tortugas que llegan a confundirlas con su alimento (medusas), y el problema se agrava considerando que las bolsas plásticas, al estar hechas con combustibles fósiles, tardan en degradarse hasta cientos de años. Además de que al degradarse generan microplásticos que incluso se han encontrado en alimentos y bebidas que consumimos las personas (mariscos, sal de mesa, agua embotellada, miel, etcétera), representando una posible amenaza para la salud humana.

    Por todo lo anterior, en los últimos años hemos visto a nivel mundial y nacional diversas iniciativas para prohibir la comercialización o distribución de ciertos productos plásticos, incluidas las bolsas. En México, 25 entidades federativas tienen alguna legislación de prohibición, de las cuales 24 contemplan la prohibición específica de las bolsas plásticas. Dichas medidas han llevado a cambios en empresas y ciudadanos que podemos observar cada vez que salimos a hacer las compras, como supermercados y tiendas de conveniencia que han retirado las bolsas de sus cajas o personas que con mayor frecuencia cargan sus bolsas reutilizables. Es cierto que estos cambios no han estado ausentes de retos, a los que se vinieron a sumar los retos traídos por la pandemia global de Covid-19.

    La producción de bolsas plásticas incrementó un 200 por ciento durante el segundo trimestre de 2020, que corresponde a los meses más críticos de la pandemia [2], lo cual se vincula con la creciente preocupación de la ciudadanía ante los contagios y el oportunismo de la industria del plástico para mantener la venta de sus productos aunque estuvieran prohibidos. Desde Greenpeace hemos buscado informar a la población sobre la seguridad en el uso de opciones reutilizables si las lavamos correctamente, información avalada por cientos de expertos en virología, epidemiología y salud pública de diversos países que firmaron una declaración conjunta para llamar a la gente a evitar los desechables y seguir usando los reutilizables [3]. Lo anterior se sustenta en estudios que han hallado que el SARS-COV-2 puede permanecer activo en superficies plásticas por más de tres días [4], lo que indica que los plásticos desechables por sí mismos no son una garantía de higiene y podemos utilizar opciones reusables que podamos lavar.

    Ante esto, ¿qué opciones de bolsas son más ecológicas para hacer las compras? A raíz de las prohibiciones muchos negocios han comenzado a ofrecer bolsas biodegradables, compostables, reciclables o con contenido de material reciclado, bolsas de papel, entre otras. Desafortunadamente, estas bolsas representan falsas soluciones ya que nos mantienen ancladas a esta cultura del usar y desechar, siguen generando residuos e incluso ocasionan otros problemas ambientales. Por ejemplo, las bolsas de papel pueden llevar a una mayor tala de árboles, mientras que las compostables y biodegradables también generan microplásticos y requieren de plantas industriales para aprovecharse una vez que se vuelven residuos. Así es, estas bolsas no se degradan en el jardín ni en las compostas caseras, deben de igual forma recolectarse por el servicio de limpia y llevarse a un planta de composta. [5] La Ciudad de México solo cuenta con siete de estas plantas, mientras que muchos municipios del país carecen de ellas.

    Por lo anterior, la respuesta para combatir la contaminación por plásticos son las bolsas reutilizables. Esto no quiere decir que está bien comprar una nueva cada vez que uno se olvida de sus bolsas reutilizables cuando se va al súper, al contrario, la reutilización es la opción más ecológica porque implica justamente eso, utilizar y utilizar lo que ya tenemos por mucho tiempo y muchas veces, para así reducir su impacto ambiental. Nada es más ecológico que lo que ya tenemos. Reducir el sobreconsumo es esencial.

    En es importante que las autoridades locales refuercen las prohibiciones en sus estados y municipios y hagan mayores avances hacia su completa y correcta implementación, por ejemplo mediante la aprobación de los reglamentos y normas técnicas requeridas por ley. Así también las Senadoras y Senadores de la República deben cumplir con su responsabilidad de modificar la LGPGIR (Ley General de Residuos) para contar con una regulación de plásticos a nivel federal que impulse la reutilización y que haga responsables a las empresas por todo el ciclo de vida de los productos que ponen en el mercado.

    [1] Greenpeace México (2020) Impacto de la contaminación por plásticos en Áreas Naturales Protegidas de México.

    [2] Producción de bolsas plásticas incrementó un 200% en el segundo trimestre por Covid-19 (Forbes).

    [3] Greenpeace, Declaración de expertos sobre reutilizables.

    [4] The New England Journal of Medicine (2020), Aerosol and Surface Stability of SARS-CoV-2 as Compared with SARS-CoV-1

    [5] Greenpeace (2019), Tirando el futuro: las empresas ofrecen falsas soluciones a la contaminación por plásticos.