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    En medio de la efervescencia política que vive el País, se percibe en los ciudadanos alegría y optimismo por el rumbo de bienestar y democracia iniciado en 2018. Este buen estado de ánimo social deja ver que la elección presidencial, que tendrá lugar el 2 de junio del año próximo, va a ser tersa, sin complicaciones, lo cual es un gran avance en México.

    Dejando a los agoreros de la Oposición chiflando en la loma, como dice la gente, los ciudadanos se aprestan, con entusiasmo y alegría, a participar en la elección del 2 de junio del 2024, teniendo la seguridad que van a refrendar que el País siga adelante, con pasos firmes, consolidando la cuarta transformación, que ha iniciado en el presente sexenio y se va a consolidar en el próximo. Por parte de la ciudadanía hay cada vez mayor certeza de un mejor futuro y progreso en el País. México camina con pasos seguros en alcanzar metas superiores en su desarrollo beneficiando a los estratos sociales mayoritarios que conforman esta gran nación.

    Se ha dicho, con seguridad que no deja lugar a dudas, que en el presente sexenio se han sentado las bases económicas para dar un salto cualitativo, que lleve a este país a un desarrollo sostenido y, así, alcanzar un nivel económico inusitado. La infraestructura que se ha construido en el presente periodo gubernamental, por su envergadura, permitirá ese despegue económico, en áreas como la producción petrolera, el comercio y el turismo. Hacía décadas que el País estaba sumido en la corrupción y la falta de obras de gran calado. Por eso, este noble pueblo está entusiasmado con el rumbo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido, en beneficio de la soberanía del País.

    Las elecciones presidenciales del 2024 van a ser una especie de referéndum sobre el extraordinario gobierno realizado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue electo por una aplastante mayoría de ciudadanos mexicanos, quienes a finales de sexenio siguen apoyándolo entusiastamente.

    Por eso, para el año próximo, el pueblo se prepara, con alegría y entereza, atando todos los cabos sueltos, reforzando la unidad, eligiendo al candidato o candidata de sus preferencias, para que no falle nada a la hora de emitir su sufragio. Este fervor ciudadano, a favor de consolidar la cuarta transformación, perfila un triunfo contundente, tanto en la elección del Presidente de la República, como del Congreso de la Unión. El pueblo sabe que se necesita votar masivamente, para lograr la mayoría calificada en las dos Cámaras de Diputados y Senadores, para de esa forma garantizar, sin taxativas, el establecimiento de la democracia plena en el país. Ese va a ser el mandato popular, esa meta se va lograr en la elección federal del próximo año.

    En el 2024 se va a dar un paso trascendental en la vida pública de esta gran nación. Sus ciudadanos tienen claridad sobre cuál debe ser la estrategia en la elección presidencial, que se aproxima vertiginosamente; van a cumplir con su deber cívico votando por los candidatos que representan los intereses más profundos del pueblo. El apoyo popular es la base sobre la que descansa la viabilidad de los gobiernos emanados de la ola cuatrotransformacionista. Por eso, la cercanía con el sentimiento popular no debe descuidarse, porque esa es la savia que nutre al árbol de la democracia; sin ese importante soporte sería inviable la transformación en este país.

    El soporte del conservadurismo se encuentra en los círculos de la élite económica, que se ensanchó en la época del neoliberalismo, que se arraigó por el largo periodo de 36 años, apropiándose de la mayor parte de los bienes nacionales, por medio de las privatizaciones que se iniciaron en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuya política siguieron los ulteriores gobiernos corruptos prianistas, hasta Peña Nieto. En el 2018 se dio un giro histórico: inició el gobierno regenerador de la cuarta transformación; y, en este último sexenio, se ha venido avanzado por ese camino donde la voluntad del pueblo es decisiva, “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, esa es la estrategia.

    Como decíamos al principio de este artículo, la alegría del pueblo fructifica en progreso para todas las capas sociales de este País, poniendo por delante, por el bien de todos, los intereses de los que menos tienen.

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