En tres décadas, han ocupado la Presidencia las tres fuerzas políticas más representativas en términos formales (PRI, PAN y Morena) y las tres hicieron lo necesario para que el Sistema Nacional de Seguridad Pública no se consolidara como un cerebro de estado para el aprendizaje a favor de todo el País. No bastaron 30 años para crear un inventario, un banco de buenas prácticas, algo parecido a la nueva Plataforma de evidencias en seguridad y justicia del Banco Interamericano de Desarrollo.
Ya les he relatado: en 1994 y 1995 redactamos el anteproyecto de creación del sistema e incluimos el Centro Nacional de Investigaciones en Seguridad Pública, inspirados en figuras tales como el National Institute of Justice y el Institut National des Hautes Études de la Sécurité et de la Justice.
Hace tres décadas no queríamos inventar la rueda, solo intentábamos hacer lo que hace el mundo democrático que avanza en la seguridad y la justicia: anclar las decisiones a la investigación científica y hacer de la misma una palanca de evaluación, validación y promoción de las mejores prácticas, así evaluadas con los métodos adecuados.
Varios motores políticos y sociales trabajan eficazmente para impedir el anclaje científico de las políticas de seguridad. Desde el lado de la llamada clase política domina el desconocimiento profundo del tema, la inercia de la improvisación, el populismo anclado a la rentabilidad de las decisiones que crean una imagen de éxito en el corto plazo, el impulso autoritario enfocado en el uso de la fuerza y la puerta falsa de la militarización. Desde el lado de la sociedad, se retroalimenta mucho de lo anterior a través de una terrible paradoja: la desesperanza, el desamparo y el miedo ante las violencias crónicas provocan que la gente apoye o tolere medidas que no funcionan a su favor. La desesperanza ciudadana es usada para el engaño, aplicando una y otra vez medidas populistas que no entienden ni quieren entender las violencias a profundidad, menos transformarlas.
Vienen las elecciones y van por tu voto sobre estas tendencias; te van a ofrecer medidas espectaculares o medidas repetidas que en nada reducen las violencias y la impunidad y sí en cambio sirven para reproducirlas. La clase política ha aprendido a engañarte. Y te usan de la manera más perversa, dejándote en el desamparo y a la vez usando tu exigencia de resultados para venderte el espejismo de la mano dura. Solo prende el radio y ahí estará una nueva versión de la propaganda política asociada al incremento de penas privativas de libertad, mientras la impunidad florece.
Qué hacer con tu voto cuando ya mostraron que prefieren construir narrativas que prácticas de éxito, cuando desde gobiernos de todos los colores hacen todo lo que pueden por minimizar la barbarie. Qué hacer con el voto cuando se pierde en nuestra memoria la promesa de seguridad, justicia y paz y los gobiernos no saben, no quieren o no pueden cumplirla.
Yo no me rindo y tengo perfectamente claro que la inmensa mayoría de las personas candidatas irán por nuestro voto a ciegas, es decir, sin la más remota idea de qué son las violencias y como se les transforma. Es simple: si votas (votamos) sin hacernos cargo del engaño, entonces el engaño seguirá.
Mi propuesta ha evolucionado y estoy convencido que la creación del Centro Nacional de Investigación, Evaluación y Certificación en Seguridad Ciudadana sería la más importante acción de estado del último medio siglo. Pararía gradualmente la improvisación, evaluaría para distinguir qué funciona y qué no e incluso terminaría por animar y premiar la sana competencia de mejoras entre gobiernos.
Ya lo sé, habrá quien una vez más me dirá que esto es académico cuando el País se incendia; son las personas voceras, a quererlo o no, del sonado fracaso que nuestro País representa ante el concierto internacional. Entiendo, muchas de ellas lo dicen de buena fe porque jamás han visto una buena práctica evaluada de seguridad y por tanto ni siquiera la imaginan posible.
No es inventar la rueda, es solamente romper la barrera política y criminal que impide anclar las políticas de seguridad a la ciencia y que así está pavimentando la barbarie. Ya sé, esta barrera es el cinturón que muchas veces protege la impunidad y lo más probable es que jamás logremos tirar el pacto que resguardan los gobiernos de todos los partidos políticos, pero no me rindo, ¿y tú?
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@ErnestoLPV
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