Rocha y Madueña, juntos como si nada
Fin a otro round, ¿pero acabó la pelea?

OBSERVATORIO
26/08/2022 04:02
    ¿Acabó la crispación? ¿Llegó el momento de sentarse en la mesa del acuerdo sin que sea diálogo entre sordos? ¿Se deja el tema a cargo de la comunidad estudiantil para que ésta decida el modelo de Universidad que se necesita para el tiempo actual? ¿Hasta dónde puede llegar la recomposición del sistema de gobierno del alma máter? ¿Fin al ranking de quién gana más y cuál está en uno u otro proyecto político? ¿Todo concluye con ya lo dije y qué? Y la pregunta crucial: ¿Y las UAS cómo queda?

    El diferendo que involucra al Gobierno del Estado, Partido Sinaloense y Universidad Autónoma de Sinaloa, que por cierto prende más en medios de comunicación y redes sociales que en los cuartos de guerra de las partes implicadas, ha entrado a la fase de atenuación y posiblemente transite un largo tiempo en esa tregua colaborativa en tanto sea instalada la mesa de negociación donde se busquen las posibilidades intermedias de acuerdos. Y sí, como lo sentenció el humanista neerlandés Erasmo de Rotterdam desde inicios del Siglo 16: “la paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”.

    Al regresar ayer al campus de la UAS, invitado a inaugurar el ciclo escolar 2022-2023, el Gobernador Rubén Rocha Moya lo atribuyó a un “acto de amor” a la centenaria casa de estudios y el Rector Jesús Madueña Molina interpretó la presencia como señal de “certidumbre, seguridad de que estamos trabajando por Sinaloa y vamos a seguir colaborando”. Sin disposición ambos a referirse a las horas ríspidas de divergencias, activaron los apagafuegos interinstitucionales.

    Los dos se parapetaron detrás de “lo que tenía qué decir ya lo dije”, lo cual traducido al argot de la diplomacia significa “ni me desdigo ni retrocedo”, aunque el hecho de tener la cautela de no echarle más leña a la hoguera alienta la hipótesis del cese en hostilidades, sin ganador en la batalla y tampoco beligerancia concluida. El Mandatario reiteró que su pleito no es con la Universidad, y quien dirige la institución de educación superior acudió a un dicho de su padre de “el tiempo es buen amigo y sabe desengañar a los hombres”.

    ¿Entonces qué? Más allá de la controversia de si al seno de la UAS anida el proyecto político del Partido Sinaloense, de si ganan más los que están en la nómina universitaria o los de la administración pública estatal, urgía enfriar un poco el altercado para dirimir estas cuestiones en el terreno del marco jurídico con denuncias, pruebas, diligencias ministeriales y dictámenes de órganos de auditoría. Las palabras, que casi siempre se las lleva el viento, dan muchas notas de ocho columnas y nulas resoluciones judiciales o de entes fiscalizadores.

    Por lo pronto todo entra al impasse del recobro de fuerzas tras episodios desgastadores, algo así como el minuto de descanso que se otorga en el boxeo entre cada round para que a los pugilistas no se les doblen las corvas y, si quieren, puedan rehacer la estrategia contra el rival. A final de cuentas los desenlaces de este tipo de combates son ya las marcas de las casas empleitadas: primero desavenencias infladas para poner a discutir a las audiencias; después el sofoco gradual de las calderas que deriven.

    Juntos de nuevo, Gobernador y Rector, como puntadas de cirujanos para que las heridas sanen pronto. Tapa gotas emergente para que la tormenta de la discordia moje, pero no inunde la escena pública. Preludios del café, la foto en Twitter y el reencuentro ocasional que anuncia nuevos distanciamientos. Conclusión del vuelo al ras del encono de las águilas rosalinas y la que devora una serpiente en lo alto del escudo de Sinaloa. Y mientras tanto las masas, los politólogos, los morenistas, rochistas y pasistas haciéndose señas obscenas entre sí.

    Pero aquí no hay novedad. En el tercer piso de Palacio de Gobierno se procedió a implementar la fase de suavización del conflicto al dejar que la transformación de la UAS la hagan los universitarios; sostener la hipótesis de la sanguijuela, pero en caso de derrumbarse la teoría cambiar de actitud, y trasladar el tema al ámbito legislativo con los diputados de Morena, Feliciano Castro Meléndrez, Pedro Villegas Lobo y Serapio Vargas Ramírez, saliendo a dar la cara.

    ¿Acabó la crispación? ¿Llegó el momento de sentarse en la mesa del acuerdo sin que sea diálogo entre sordos? ¿Se deja el tema a cargo de la comunidad estudiantil para que ésta decida el modelo de Universidad que se necesita para el tiempo actual? ¿Hasta dónde puede llegar la recomposición del sistema de gobierno del alma máter? ¿Fin al ranking de quién gana más y cuál está en uno u otro proyecto político? ¿Todo concluye con ya lo dije y qué? Y la pregunta crucial: ¿Y las UAS cómo queda?

    De todos modos, pese a la apuesta a la distensión ayer quedaron flotando en el campus las frases del Gobernador donde se dice seguro de que “la UAS y mi gobierno, aunque con las naturales discrepancias, marchamos en propósitos comunes, es decir sí estamos marchando por el mismo camino y eso es lo que importa” y “quienes hacemos uso de los recursos públicos, debemos hacerlo, es nuestro deber, en condiciones de racionalidad y transparencia”.

    O todavía más claro: “la La Ley de Educación Superior establece que las aspiraciones y problemas de la Universidad los resuelven los universitarios; los gobiernos sólo debemos apoyar como lo mandata la ley, por eso internamente se resuelven, se dirimen los conflictos, que son muy diversos pero en todo momento, incluso para el efecto de elaborar legislación relativa a la Universidad, tiene que ser la comunidad universitaria la que resuelva bajo consulta si quiere o no quiere”.

    Reverso

    Saben los púgiles ariscos,

    Que el público no desea,

    Que alguien gane la pelea,

    Sólo a base de mordiscos.

    Cambio de contraseña

    Lo que sí debe reconocérsele al Gobernador Rocha Moya es que visita recintos de la UAS cuando el diferendo con el PAS, que involucra a la IES, se ponía al rojo vivo y daba lugar a demasiadas conjeturas de choque frontal. Y que el Rector Madueña también supo aportar la cubetada de agua que le corresponde para templar los ánimos internos. Y lo que viene es de pronósticos reservados, no apto para cardiacos, aunque lo más conveniente y deseado es que le vaya bien a la Universidad.