El Tribunal Electoral ha determinado que los recursos interpuestos contra los cómputos distritales de la elección de diputados federales y senadores fueron infundados e inoperantes. Esto quiere decir que el acuerdo para la distribución de los diputados plurinominales por parte del Consejo General del INE es inminente. Algunas consideraciones.
En la evolución de la representación proporcional, uno de los propósitos centrales ha sido evitar que una sola fuerza política pueda modificar en solitario la Constitución. Siempre se buscó que las adecuaciones constitucionales contaran con el aval de más partidos políticos. Claro, a menos que el mandato de las urnas fuera distinto. Pero no es el caso.
La multiplicación de diputados de Morena y sus aliados que ha estado anunciando la Secretaria de Gobernación la obtiene de dos maneras: una lectura limitada del Artículo 54 constitucional y una interpretación, también restringida, del convenio de coalición. Ya varios juristas han alertado sobre la lectura que se tiene que hacer del texto constitucional.
Y en el caso del convenio, el propio consejo general establece que se debe hacer todo lo posible para lograr que la distribución de los votos se refleje en la distribución de las curules. Un problema de los convenios son los famosos distritos siglados en donde los partidos coaligados determinan a qué partido le corresponderá cada distrito antes de que lleve a cabo la votación. Quiere decir que el electorado pudo haber hecho triunfador al partido A de la coalición y el convenio se lo otorga al partido B. Ello sin duda contraviene el espíritu del Legislador.
Hay que recordar que cuando desaparecieron los emblemas de las coaliciones y se volvió a que cada partido aparecería con su emblema en la boleta, de lo que se trataba era de transparentar la voluntad de los electores. Ese es el valor a preservar. El INE tiene que tomar el acuerdo para la asignación, acuerdo que seguramente será impugnado, y posteriormente será la Sala Superior del Tribunal la que resuelva en definitiva.
Si nos atenemos a los ánimos vistos en los recientes foros de la reforma al Poder Judicial, la consecuencia de la sobrerrepresentación será eternizar el diálogo de sordos. Ojalá rescatemos la política y podamos recrear la pluralidad que nos define. Finalmente, ese sí fue el mandato de las urnas.
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El autor es consultor internacional en materia electoral
@rodmoralmanz
Animal Político / @Pajaropolitico