Wikipedia: “En la ciudad de cristal y acero del Estado Único, separada por un muro del mundo salvaje, la vida transcurre sometida a la inflexible autoridad del Bienhechor: los hombres-número trabajan con horarios fijos, siempre a la vista de todos, sin vida privada: el «yo» ha dejado lugar al «nosotros». El narrador de este diario íntimo, D-503, es el constructor de una nave interestelar que deberá llevar al universo «el bienaventurado yugo de la razón». Pero se enamora: el amor equivale a la rebelión, y el instinto sexual al deseo de libertad. Aunque, tras extirparle a D-503 el «ganglio craniano de la fantasía», el Estado sedentario, entrópico, salga victorioso de la conspiración, allende sus muros siguen los hombres nómadas, llenos de energía, que generarán nuevos insurrectos: no existe, ni jamás existirá, la última revolución.
En Nosotros, Zamiatin parte del modelo de las novelas utópicas. Aquí hallamos una sociedad donde aparentemente reina la felicidad bajo la férrea tutela de un Estado Único, regido por una sola persona, el Bienhechor, al que todos deben obediencia ciega. Han desaparecido nombres y apellidos, y en su lugar aparecen números, pues estos indican la igualdad, pero también la deshumanización. Los personajes visten igual, se alimentan a base de nafta, viven en departamentos de cristal, y un horario de vida estrictamente regulado y controlado. Las relaciones sexuales están reguladas por el Departamento de Cuestiones Sexuales. Los hijos que nazcan pasan a manos del Estado Único. Sin embargo, en este Estado perfecto aún existen la envidia, ociosidad, e incluso el deseo de libertad por parte de algunos Números, como el protagonista D-503 y de su amor, I-330. El Bienhechor considera que tales manifestaciones son provocadas porque aún impera la fantasía en la mente de los Números, y para ello se realiza una masiva operación quirúrgica en el cerebro para extirpar la fantasía e imaginación. Al aceptar esta operación, renuncia al amor de I-330, quien es ejecutada por la Máquina del Bienhechor.
En la novela, el proyecto Utópico se ha desarrollado, pero su resultado es terrible y cruel. El autor, describe lo que es una inmensa cárcel, donde el ser humano es sustituido por un ente alienado. Algo que se relaciona fácilmente con los regímenes autoritarios.
Más allá de las cualidades literarias, se puede contemplar como una especie de profecía de lo que serían los regímenes totalitarios y sus consecuencias.
Desde su publicación original en inglés y después de muchos años, en ruso, Nosotros causó controversias, provocando una violenta campaña en su contra. Se prohibieron los libros y obras de teatro del autor.
En 1931, tras esta circunstancia, le enviará una carta a Stalin solicitando el permiso de emigrar de la URSS. Gracias a su amistad con el entonces patriarca de las letras soviéticas, Máximo Gorki, se le concedió dicha solicitud en el año 1932.
Respecto a las razones de la petición de su exilio, Zamiatin escribió lo siguiente en la carta a Stalin:
Sé que aquí, debido a mi costumbre de escribir según mi conciencia y no por mandato alguno, se me considera un escritor de derechas; mientras que allí, por esa misma causa, tarde o temprano me tildarán probablemente de bolchevique. Pero incluso bajo esas condiciones, allí no me condenarán a guardar silencio, tendré la posibilidad de escribir y de publicar, aunque no sea en ruso.
Zamiatin se estableció en París. Allí escribió una serie de artículos y ensayos sobre grandes hombres de la cultura rusa. Escribiría El Azote de Dios, basada en Atila, que sólo se editó póstumo, en 1938.
Nosotros es considerada una de las obras más influyentes del género de las novelas distópicas. Entre las obras más citadas más directamente influidas por ella, se encuentra Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, y 1984 (1949), de George Orwell. El segundo autor planteó que Un mundo feliz debía estar, al menos en parte, inspirada por Nosotros. Sin embargo, Huxley afirmó que su novela era una reacción a las utopías de H. G. Wells y que lo había escrito mucho antes de conocer la obra de Zamiatin.
Orwell comenzó a escribir 1984 unos meses después de haber leído Nosotros y mencionó que lo iba a utilizar como modelo para su próxima novela”.