Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
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Los empresarios necesitan saber en qué enredo se meten al gestionar su estrategia patrimonial. No es parte de la Fórmula de Negocio, no es diseño competitivo u organizacional. Este es un asunto que le toca a la Dueñez manejarlo. Omitir cualquiera de sus partes será costoso para ellos y sus familias.
Desafortunadamente me ha tocado la muerte de varios de nuestros clientes. Con más de 3,000 clientes en casi 40 años, pues algunos han perecido. Por lo tanto, me ha correspondido estar cerca de sus familiares en esos duros momentos. En la inmensa mayoría de los casos lo que les han dejado son problemas enmarañados. No habría sido así de haber trabajado oportunamente en su estrategia patrimonial. Pero ¿qué debe cubrir un plan patrimonial completo? A continuación, sintetizo los temas más importantes que conviene considerar.
Los objetivos patrimoniales de la familia. Obviamente este es el punto de partida y el que define todo el esquema de construcción del patrimonio. Estos objetivos han de referirse a quiénes, dónde, cómo y para qué queremos capitalizar. También abarca el diseño de la fórmula de propiedad de la siguiente generación, para que quede muy claro cómo quedará organizada la propiedad y qué le pertenecerá a cada uno.
Los objetivos patrimoniales procuran enfocarse a dejar detrás un grupo de sucesores o uno de herederos. Los primeros continuarán con el legado y seguirán creando riqueza en armonía. Los segundos tratarán de mantener el valor creado y lo disfrutarán.
Hay familias que buscan que cada sucesor desarrolle su propio proyecto de negocio, otras prefieren mantener el patrimonio unido para conformar un grupo más potente. Otros más pretenderán crear una mezcla de ambas opciones.
A la hora de precisar estos objetivos es esencial cuidar no confundir los conceptos de justicia y equidad. La primera consiste en darle a cada uno lo que le corresponde. La segunda es darle a todos lo mismo.
Algunas familias incluyen en sus metas patrimoniales la creación de un proyecto patrimonial que contemple la alternativa de asociarse con terceros en todo o parte del patrimonio. Otras desde su concepción prefieren no considerar más socios que los mismos familiares. Esto potenciará o limitará las posibilidades de creación de valor.
Cómo compartir la generación y distribución de valor. Este componente de la estrategia es fundamental, y se centra en definir, por separado, cómo se elegirán a los pocos que gobernarán en la cima de la organización, compartiendo el ejercicio de la Dueñez activa, y a los demás que solo disfrutarán del usufructo del patrimonio.
El proyecto hereditario. Obviamente que el plan debe especificar, con absoluta claridad, qué le corresponde a cada persona de todos los bienes a distribuir. En esta parte es trascendente tomar en cuenta los aspectos circunstanciales diferentes de todos los miembros de la familia: estado civil, salud mental, divorcios, residencia, ciudadanía, etc.
Estructura jurídica actual y futura de la propiedad. Esta parte de la estrategia solo puede ejecutarse adecuadamente si contamos con el apoyo de expertos en la materia. Actualmente es tan compleja la legislación que no podemos pretender resolver esto por nuestros medios. Las estructuras legales hoy de las familias empresarias se complican aún más mientras mayor diversidad haya de empresas, naciones, ramas familiares, sociedades, etc.
Estrategia fiscal. El componente tributario también ha ido cobrando cada vez mayor complejidad. Tal vez no solo necesitaremos un asesor fiscal, sino uno en cada país donde los bienes y las personas se ubiquen.
Soporte legal y administrativo para instrumentarla. Ahora los esquemas patrimoniales demandan la concurrencia de expertos en distintas disciplinas: abogados de diferentes especialidades, contadores, fiscalistas, asesores financieros, expertos en gestión de family offices, etc.
La estrategia patrimonial familiar se ha vuelto un asunto retador. Necesitamos estudiarlo, asesorarnos y dedicarle tiempo. Las siguientes generaciones nos lo agradecerán.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois