La oposición de este país cada vez que tiene la oportunidad de demostrar que puede ser opción política, demuestra lo contrario, lo vimos en vivo y a todo color en el debate del domingo 17 de este mes, sobre la Reforma Eléctrica, en el Congreso Legislativo en la Ciudad de México. Con una postura cerrada, digna de un mitin callejero en una colonia perdida de cualquier ciudad, los legisladores opositores jamás dieron argumentos ni siquiera someramente válidos en contra de la iniciativa de Reforma Eléctrica, enviada al legislativo por el Presidente Andrés Manuel López Obrador. La suya fue la actitud de una caterva movida por la consigna “no pasará“. Ese fue todo su argumento.
Con esa cerrazón, lo único que lograron los diputados de la oposición fue exhibirse ante los ciudadanos como amanuenses de las compañías eléctricas extranjeras, por su servilismo patológico a los intereses transnacionales. Van a recibir su recompensa de parte de los ciudadanos en las elecciones que vienen esos partidos de la conservadora Alianza por (debería decir contra) México.
Seguramente fueron bien recompensados por su defensa por parte de los consorcios extranjeros, que han hecho y deshecho con la Comisión Federal de Electricidad a partir de la reforma energética de Peña Nieto en 2013, que entregó a las compañías extranjeras la explotación de la electricidad de nuestro país en charola de plata, en detrimento de propia CFE. En la actualidad conocemos cómo fueron gratificados los diputados del famoso “pacto” por México de triste memoria, recibiendo, para que aprobaran dicha reforma, carretadas de dinero.
Al parecer hoy esa práctica continúa, pues se pudieron documentar más de 100 cabilderos de las compañías eléctricas extranjeras en el interior del recinto legislativo, persuadiendo a los diputados para que votaran en contra de la reforma del Presidente. Estamos convencidos que, pese a sus proclamas, fue un triunfo pírrico para los diputados de derecha. Veamos.
Los partidos de la oposición se fueron con la finta de que para el Presidente era nodal la aprobación de la reforma eléctrica, cuando en el fondo lo que más le interesaba al Presidente era la aprobación de la reforma del litio, para que este mineral estratégico pasara a ser propiedad exclusiva de la nación, y su explotación y aprovechamiento quedara a cargo de la regulación del Estado. El litio será administrado por un organismo público descentralizado y sus beneficios no serán para una minoría rapaz, sino para el bienestar de todos los mexicanos.
El Ejecutivo venía afrontando fuertes presiones por parte de intereses extranjeros interesados en la explotación del litio. Con la reforma a Ley Minera, aprobada por el Congreso, por aplastante mayoría, ese peligro que se cernía sobre dicho mineral se conjuró y, en lo sucesivo, su explotación se realizará mediante una empresa del Estado de próxima creación.
Otro triunfo del Presidente fue lo acordado por el pleno de la Corte de Justicia de la Nación, en la sesión del 17 del presente mes, que declaró constitucional la Ley Eléctrica. La decisión de los ministros de mantener la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, impulsada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es de gran dimensión, ya que fortalece a la CFE y termina con la abusiva actuación de las compañías eléctricas extranjeras, que la venían estrangulando, con el fin de apropiarse de la total distribución de la electricidad en el país. Entonces, mientras hay mejores condiciones para que se apruebe la Reforma Eléctrica Constitucional del Presidente Andrés Manuel López Obrador, con lo acordado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se da un paso sumamente importante para blindar y proteger a la Comisión Federal de Electricidad.
La transformación del país sigue su marcha y los obstáculos que la oposición viene operando serán resueltos sobra la marcha, pero la transformación del país es indetenible, pese a los gritos destemplados que convirtieron en un circo el Congreso Legislativo. Se demostró que la oposición en el país es muy párvula y falta de imaginación y actúan como porras de preparatoria; pero, además, lo hacen muy mal, demostrando que sus líderes nunca participaron en auténticas luchas estudiantiles.
Cada vez vemos una ciudadanía más informada y con mucha decisión de consolidar sus logros en materia social y engrandecerlos en el futuro. En eso la ciudadanía tiene plena claridad, ve un futuro con bienestar para los moradores de esta gran nación.