Aunque se tenía programado un artículo más sobre los “errores garrafales” del gobierno actual, se está presentando un problema mayúsculo con los altos precios de los energéticos fósiles, el gas entre ellos, que están provocando a nivel global un desmesurado incremento en los precios de la electricidad, no solo a las industrias sino también a nivel de los consumidores domésticos. Esta situación se está dando en parte por la mejora en la economía ante la baja en la pandemia de Covid-19, que ha permitido un aumento brusco de la demanda de energéticos, sino también porque los productores de petróleo y gas no han logrado subir su producción, lo que también ha ocasionado que se consuman más rápidamente las reservas de quienes las tienen, pues países como México que sólo cuenta con reservas mínimas para cubrir tres días máximo de demanda.
Hay que agregar que se espera un invierno con bajas temperaturas que incrementarán el consumo de gas en todo el mundo y aunque México no sufre de temperaturas muy bajas, de cualquier forma tendrá que pagar precios más altos de gas que se ha estado escaseando, pues dependemos en más de un 80 por ciento de las importaciones de gas de Estados Unidos.
El problema de la escasez y los altos precios ya tiene rato afectando a Europa y Asia y según nota de El Universal, la electricidad es hoy ocho veces más cara que hace un año y el gas tres veces más caro que el precio más alto de hace 10 años. Además, Europa depende en un 40 por ciento de su consumo de las compras a Rusia que en ocasiones asigna reclamos políticos a las operaciones de venta y surtido de gas; a todo esto se agrega que el precio del crudo ha subido desde 39 dólares el barril a casi 80 dólares, o sea un incremento de más de 90 por ciento.
Una consecuencia muy grave es que estos altos costos en los energéticos impactan directamente en la inflación en Estados Unidos y por lo tanto se teme que se frene el ritmo de crecimiento de su economía, entre otras cosas porque una inflación alta impulsaría a la FED a ralentizar su política monetaria y por lo tanto también frene el comercio exterior de México con Estados Unidos, lo que le pegaría directamente a la economía de México, cuya inflación ya está en niveles preocupantes de 6 por ciento.
Según la Agencia Internacional de la Energía, nunca se había tenido una situación de un precio del petróleo más barato que el gas, lo que ha empujado a las compañías generadoras de energía eléctrica a consumir petróleo y hasta carbón, que también se ha encarecido más de 350 por ciento en un año, al llegar a 235 dólares la tonelada. Estas decisiones de sustituir el gas para usar combustóleo y carbón, afecta brutalmente al aspecto climático, pues estos dos últimos productos son mucho más contaminantes que el gas.
Para darse una idea de las diferencias mundiales en el precio de los energéticos, mientras que en Estados Unidos el precio del gas oscila entre 5 y 6 dólares el millón de BTUs, en Europa y Asia se mueve entre 27 y 33 dólares el millón de BTUs. España, por ejemplo, según nota de Sin Embargo en el Periódico Noroeste, el precio de megawatt hora ya había pasado de 184.48 euros a 227.45 este 27 de octubre y la factura promedio por cada consumidor sería 135.57 euros, o sea, más del doble de hace un año; pero el Gobierno español sí tiene planes para atenuar el golpe a los ciudadanos, como reducir el IVA, suspender el impuesto a la generación de electricidad, descontar el impuesto a la electricidad y otorgar subsidios.
En México el asunto se ve muy mal, pues el 70 por ciento de la electricidad se produce con combustibles fósiles, en momentos en que el precio del petróleo está en más de 70 dólares el barril, un aumento de más del 80 por ciento y el precio del gas está en 6.31 dólares el millón de BTUs, un aumento de 141 por ciento al año y hasta el carbón se cotiza en 235 dólares la tonelada, aumentando 370 por ciento. Según la reportera Marlen Hernández, en febrero pasado, con una helada en Texas, el gas subió a 6.44 dólares el millón de BTUs, que ocasionó a la CFE un déficit de 2 mil 500 mil millones de pesos.
Todo se agrava con la iniciativa de reforma eléctrica en la que se obstaculiza la generación por la Iniciativa Privada de energía renovable, mucho más barata, pues el costo del megawatt hora en la CFE es de 2 mil 029 pesos con incremento de casi 33 por ciento anual, por lo que tendrá que aumentar el subsidio al consumo, a pesar de que el presupuesto autorizado para subsidios en 2021 ya se consumió.
A todo lo anterior se agrega el daño de contaminación del ambiente por el mayor consumo de petróleo y carbón.
Una iniciativa inoportuna e irresponsable.