La situación histórica por la que atraviesa el País es de gran trascendencia. Se vienen realizando, desde el Ejecutivo federal, acciones trascendentes, con el beneplácito de los ciudadanos que reconocen hechos tangibles y mejoras, sobre todo para los más desprotegidos. Programas sociales como el apoyo a los adultos mayores, las becas a los estudiantes para que permanezcan en las aulas, el apoyo a los aprendices en las factorías, la siembra de futuro en las zonas boscosas, la banca Bienestar para los pequeños y medianos emprendedores, son algunas de estas acciones que buscan fortalecer a sectores que tradicionalmente habían sido abandonados a su suerte por los gobiernos del pasado.
Son inocultables los alcances de los cambios cualitativos que brotan a la vista de los ciudadanos, los cuales apoyan con entusiasmo las acciones del gobierno de la cuarta transformación, que vienen concretándose en todo el territorio nacional. Es inocultable esa realidad, que cuenta con gran empatía entre la población, acostumbrada a ver puros estropicios por parte de los gobernantes.
Por primera vez, en muchos años, se tiene que reconocer por parte de tirios y troyanos que México cuenta con un Presidente de la República que defiende la soberanía del País, con el ánimo de proteger los intereses nacionales, que son patrimonio de la ciudadanía, sobre el interés de particulares o de grupo, a quienes les valía un comino el patrimonio de la Nación; los bienes nacionales se remataban como mercancía sin ningún recato.
En el actual régimen las cosas han dado un vuelco cualitativo, que entusiasma a los ciudadanos. Los cambios vienen impactando en muchos aspectos, tratando de superar la crisis en la que los gobernantes neoliberales, en el reciente pasado, habían sumido al País. Estos cambios parecían imposibles que sucedieran desde el Poder Ejecutivo y ahora son un acicate que pronostica un despertar y una regeneración de la vida social y política en todo el territorio de la Nación.
Lo anterior está fundamentado en una serie de hechos evidentes que marcan un rumbo distinto y favorable a los intereses populares. Durante muchos años vimos acciones de gobierno que parecían que marcaban hitos en el quehacer político del País, pero luego de un trecho andado comprobábamos que había mucho de pose demagógica en lo que se afirmaba. El presente caso es completamente distinto por donde se le mire, el discurso del gobierno de la cuarta transformación cuenta con el apoyo cierto de la ciudadanía, el cual se palpa por donde se camina y se escuchan los comentarios de la gente manifestando su resuelto apoyo al Presidente.
A diario se ponen en el tapete de la discusión popular, con mucha certeza en la capacidad del pueblo para discernir, los problemas nacionales. Las “mañaneras”, como la gente nombra a las conferencias de prensa matutinas del Presidente, se han convertido en un cotidiano ejercicio informativo, por medio del cual el poder y el pueblo establecen un profundo diálogo y entendimiento.
Quienes han criticado las “mañaneras” se olvidan de la sana información que directamente ofrece el Ejecutivo a los ciudadanos. Y se olvidan, sobre todo, que antes, en el pasado inmediato, la comunicación se ejercía desde los monopolios informativos, que casi siempre eran un monólogo, un discurso del poder lleno de demagogia y engaño a la población. Las benditas redes sociales, por otra parte, han venido a reforzar esa verosimilitud informativa, que diariamente, muy de mañana, ofrece al Presidente a un pueblo que está ávido de información objetiva y de cuentas claras.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha expresado, una y otra vez, sin ningún resquemor, su total confianza en la sabiduría del pueblo. Está plenamente convencido del rumbo democrático e igualitario hacia dónde camina el país, buscando por todos los medios llevar al pueblo a conquistar su bienestar en un futuro cercano.
La lucha por la concreción de esa meta no será fácil. Los poderes fácticos y sus partidos tradicionales se empeñarán por volver hacia atrás la rueda de la historia, y restaurar el régimen autoritario y patrimonialista.
Los ciudadanos están conscientes que se encuentran en el umbral de grandes acontecimientos que van a cambiar el rostro de México, de manera que todo el pueblo participe de los cambios que se vienen poniendo en marcha.
La situación histórica por la que atraviesa el País es de gran trascendencia. Se vienen realizando, desde el Ejecutivo federal, acciones trascendentes, con el beneplácito de los ciudadanos que reconocen hechos tangibles y mejoras, sobre todo para los más desprotegidos. Programas sociales como el apoyo a los adultos mayores, las becas a los estudiantes para que permanezcan en las aulas, el apoyo a los aprendices en las factorías, la siembra de futuro en las zonas boscosas, la banca Bienestar para los pequeños y medianos emprendedores, son algunas de estas acciones que buscan fortalecer a sectores que tradicionalmente habían sido abandonados a su suerte por los gobiernos del pasado.
Son inocultables los alcances de los cambios cualitativos que brotan a la vista de los ciudadanos, los cuales apoyan con entusiasmo las acciones del gobierno de la cuarta transformación, que vienen concretándose en todo el territorio nacional. Es inocultable esa realidad, que cuenta con gran empatía entre la población, acostumbrada a ver puros estropicios por parte de los gobernantes.
Por primera vez, en muchos años, se tiene que reconocer por parte de tirios y troyanos que México cuenta con un Presidente de la República que defiende la soberanía del País, con el ánimo de proteger los intereses nacionales, que son patrimonio de la ciudadanía, sobre el interés de particulares o de grupo, a quienes les valía un comino el patrimonio de la Nación; los bienes nacionales se remataban como mercancía sin ningún recato.
En el actual régimen las cosas han dado un vuelco cualitativo, que entusiasma a los ciudadanos. Los cambios vienen impactando en muchos aspectos, tratando de superar la crisis en la que los gobernantes neoliberales, en el reciente pasado, habían sumido al País. Estos cambios parecían imposibles que sucedieran desde el Poder Ejecutivo y ahora son un acicate que pronostica un despertar y una regeneración de la vida social y política en todo el territorio de la Nación.
Lo anterior está fundamentado en una serie de hechos evidentes que marcan un rumbo distinto y favorable a los intereses populares. Durante muchos años vimos acciones de gobierno que parecían que marcaban hitos en el quehacer político del País, pero luego de un trecho andado comprobábamos que había mucho de pose demagógica en lo que se afirmaba. El presente caso es completamente distinto por donde se le mire, el discurso del gobierno de la cuarta transformación cuenta con el apoyo cierto de la ciudadanía, el cual se palpa por donde se camina y se escuchan los comentarios de la gente manifestando su resuelto apoyo al Presidente.
A diario se ponen en el tapete de la discusión popular, con mucha certeza en la capacidad del pueblo para discernir, los problemas nacionales. Las “mañaneras”, como la gente nombra a las conferencias de prensa matutinas del Presidente, se han convertido en un cotidiano ejercicio informativo, por medio del cual el poder y el pueblo establecen un profundo diálogo y entendimiento.
Quienes han criticado las “mañaneras” se olvidan de la sana información que directamente ofrece el Ejecutivo a los ciudadanos. Y se olvidan, sobre todo, que antes, en el pasado inmediato, la comunicación se ejercía desde los monopolios informativos, que casi siempre eran un monólogo, un discurso del poder lleno de demagogia y engaño a la población. Las benditas redes sociales, por otra parte, han venido a reforzar esa verosimilitud informativa, que diariamente, muy de mañana, ofrece al Presidente a un pueblo que está ávido de información objetiva y de cuentas claras.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha expresado, una y otra vez, sin ningún resquemor, su total confianza en la sabiduría del pueblo. Está plenamente convencido del rumbo democrático e igualitario hacia dónde camina el país, buscando por todos los medios llevar al pueblo a conquistar su bienestar en un futuro cercano.
La lucha por la concreción de esa meta no será fácil. Los poderes fácticos y sus partidos tradicionales se empeñarán por volver hacia atrás la rueda de la historia, y restaurar el régimen autoritario y patrimonialista.
Los ciudadanos están conscientes que se encuentran en el umbral de grandes acontecimientos que van a cambiar el rostro de México, de manera que todo el pueblo participe de los cambios que se vienen poniendo en marcha.