Nueva técnica para bajar de peso: quemar estómago

    Los planes de dieta y ejercicio son altamente adaptables a las necesidades individuales, preferencias y cambios en el estilo de vida, lo cual no siempre es posible con las intervenciones médicas que pueden ser más rígidas y menos personalizables.

    Un procedimiento experimental para la pérdida de peso emplea calor para reducir el hambre. En un pequeño estudio piloto, un grupo de investigadores informaron que aplicar energía térmica a una parte del revestimiento del estómago de los pacientes disminuye el hambre y ayuda a perder peso.

    El procedimiento, conocido como “ablación de la mucosa del fundus gástrico”, utiliza un endoscopio, un tubo delgado que se inserta por la garganta. El proceso dura menos de una hora y no requiere hospitalización. Los efectos secundarios son mínimos, incluyendo náuseas leves y calambres, según uno de los autores del estudio en una conferencia de prensa el 8 de mayo.

    Este método es muy diferente de la cirugía bariátrica, considerada el tratamiento estándar para la obesidad, que incluye varias técnicas para restringir el tamaño del estómago o afectar la absorción de alimentos. Las cirugías bariátricas pueden requerir hospitalización durante varios días y semanas de recuperación, lo cual disuade a muchas personas obesas de someterse a estos tratamientos.

    El nuevo procedimiento podría ofrecer una opción más sencilla en el futuro, si los resultados se confirman en estudios más grandes. El ensayo incluyó a 10 mujeres, lo que significa que el método aún está en la fase de prueba de concepto. En promedio, las mujeres perdieron casi el 8 por ciento de su peso corporal, unas 19 libras (8.61 kg), en seis meses. Esta cifra es inferior a la típica pérdida de peso lograda con cirugía bariátrica o tratamientos farmacéuticos como el medicamento antiobesidad. Sin embargo, esta cantidad de pérdida de peso puede mejorar la vida de las personas. Incluso con ese nivel de pérdida de peso, las personas pueden ver mejoras en condiciones relacionadas con la obesidad, como la hipertensión, el colesterol alto y la diabetes.

    Los autores del estudio atribuyen la pérdida de peso de los participantes a la reducción de una hormona del hambre llamada grelina. Esta hormona actúa como una señal para el cerebro indicando que es hora de comer. Menos grelina significa menos sensación de hambre. No existe un medicamento que reduzca el nivel de grelina en la sangre, pero los médicos pueden atacar directamente el tejido que la produce. Las células que recubren la parte superior del estómago generan la mayor parte de esta hormona. Eliminar estas células debería conducir a la pérdida de peso. La idea no es nueva. Las cirugías bariátricas que eliminan o desvían esta parte del estómago también pueden reducir la grelina. En el nuevo estudio, aunque los resultados variaron, los niveles de grelina de los participantes disminuyeron aproximadamente un 45 por ciento, pasando de unos 460 picogramos por mililitro al inicio a unos 250 seis meses después del procedimiento. Esto probablemente se debe a que tenían aproximadamente la mitad de las células productoras de grelina después del procedimiento.

    Dado que el estudio solo siguió a los pacientes durante seis meses, aún no se sabe cuánto durarán los resultados del procedimiento o si las células productoras de grelina volverán a crecer. No obstante, existe otro mecanismo por el cual se podría estar disminuyendo el apetito. El tejido cicatricial que se forma al sanar el tejido quemado hace que el área tratada del estómago sea menos elástica, menos expansible y más rígida, así que los pacientes se sienten llenos con menos comida. Esta técnica podría ser útil para pacientes que dejan de tomar semaglutide u otros medicamentos similares, quienes a menudo recuperan peso tras abandonar los fármacos.

    También existe la posibilidad de combinar este tratamiento de ablación con una gastroplastia endoscópica en manga, que reduce el tamaño del estómago al coser sus paredes juntas. Ambos procedimientos son no quirúrgicos y utilizan un endoscopio.

    Sin embargo, la dieta y el ejercicio se consideran mejores que la cirugía o los fármacos para bajar de peso por varias razones fundamentales. En primer lugar, ambos promueven cambios de estilo de vida sostenibles a largo plazo. No solo ayudan a perder peso, sino que también facilitan su mantenimiento a lo largo del tiempo, evitando el efecto rebote común en otros métodos.

    Además, adoptar una dieta equilibrada y un programa regular de ejercicio físico mejora la salud general de manera significativa. Estos hábitos fortalecen el sistema cardiovascular, aumentan la fuerza muscular y ósea, y tienen beneficios comprobados para la salud mental y emocional. Por otro lado, las opciones como la cirugía bariátrica y los fármacos pueden llevar a efectos secundarios y complicaciones, mientras que la dieta y el ejercicio, cuando se realizan de manera adecuada, presentan menos riesgos y efectos negativos.

    La dieta saludable también fomenta una mejor comprensión de la nutrición y la adopción de hábitos alimenticios que pueden beneficiar no solo al individuo sino a toda su familia, previniendo problemas de salud futuros. En términos económicos, la cirugía y los medicamentos pueden ser muy costosos y no siempre están cubiertos por los seguros de salud. La dieta y el ejercicio, aunque pueden requerir inversión en alimentos saludables y posiblemente en una membresía de gimnasio o equipo, generalmente son más accesibles económicamente.

    Adicionalmente, hacer cambios en la dieta y aumentar la actividad física empodera a las personas, dándoles un sentido de control y logro que puede aumentar la autoestima y la motivación para mantener hábitos saludables. También es crucial mencionar que estos hábitos ayudan a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión y las enfermedades del corazón, mientras que la cirugía y los fármacos suelen ser soluciones para tratar estos problemas una vez que ya se han desarrollado.

    Finalmente, los planes de dieta y ejercicio son altamente adaptables a las necesidades individuales, preferencias y cambios en el estilo de vida, lo cual no siempre es posible con las intervenciones médicas que pueden ser más rígidas y menos personalizables.

    Aunque la dieta y el ejercicio son generalmente preferibles, es importante reconocer que cada persona es diferente y algunas pueden necesitar intervenciones médicas para alcanzar una salud óptima. Es esencial que cualquier plan para perder peso sea supervisado por un profesional de la salud para asegurar que sea seguro y adecuado para las circunstancias individuales.

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    alberto.kousuke@uas.edu.mx

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