Wikipedia: La imagen que Lupe proyectaba en la gran pantalla no era otra cosa más que un reflejo de su propia personalidad. Vélez manipuló conscientemente su imagen. Con su proclamación «Yo no soy salvaje. Solo soy Lupe», Vélez desarrolló una reputación pública como mujer explosiva e irreverente en Hollywood, y se identificó con roles cinematográficos de mujeres de “clase media-baja” y personajes exóticos.
Los periodistas de Hollywood la bautizaron con sobrenombres como Whoopee Lupe, La Pantera Mexicana o La Chinampina. Incluso llegaron a proclamarla como la Mexican IT Girl, en respuesta al éxito de la “chica flapper” de moda, Clara Bow, la llamada IT Girl. Vélez reveló: «¿A qué le atribuyo mi éxito? Creo, simplemente, que soy diferente. Yo no soy hermosa, pero tengo unos ojos preciosos y sé exactamente qué hacer con ellos. A pesar de que el público cree que soy una chica muy salvaje, yo realmente no lo soy. Soy solo yo, Lupe Vélez, Lupe simple y natural. Si soy feliz, yo bailo y canto y actúo como una niña. Y si algo me irrita, yo grito y sollozo. Alguien llamó a eso “personalidad”. Personalidad es nada más que estar con otras personas siendo tú mismo. Si tratara de parecerme y actuar como Norma Talmadge, la gran actriz dramática, o como Corinne Griffith, aristócrata de las películas, o como Mary Pickford, la dulce y gentil Mary, yo no sería nada más que una imitación. Es por eso que yo sólo quiero ser yo misma, Lupe Vélez»
La imagen y reputación ganada por Lupe provocaron que a su alrededor se tejieran un montón de historias que ponían en evidencia su irreverente personalidad. Lupe asistía con frecuencia a combates de boxeo, donde solía subir al ring para alentar a viva voz a su favorito. Lupe también hacía gala de exhibicionismo, y algunos afirmaban que en ocasiones no utilizaba ropa interior sin importarle que su falda se levantara cuando bailaba frenéticamente. En ocasiones también solía ensayar sus personajes desnuda frente al espejo, sin importarle en lo más mínimo que se encontrara acompañada por otras personas. Vélez también se ganó una reputación de mujer celosa en extremo, no solo en sus relaciones amorosas, sino también con aquellas que ella consideraba rivales en su oficio.
Por el contrario, revistas, periódicos y columnistas de chismes colocaron a su compatriota, la actriz mexicana Dolores del Río sobre un pedestal, ensalzando su belleza y elegancia. Ambas mujeres fueron objeto de comparación en la época en que ambas brillaron en Hollywood. Lo curioso es que estas comparaciones derivaban del hecho de que ambas eran mexicanas, aunque en sus personalidades ambas mujeres fueran diametralmente opuestas. Mientras que Dolores del Río fue refinada y educada, Vélez fue contundente: ella decía lo que le venía a la mente, y no le importaba cómo se vería socialmente. Lupe sostuvo una rivalidad con Dolores del Río, debido en gran parte a que de alguna manera se resintió del éxito superior de Dolores en Hollywood. Lupe odiaba encontrarse con ella, y la llamaba “ave de mal agüero”. A Dolores la aterraba encontrarse con ella en lugares públicos. Cuando esto sucedía, Lupe se mostraba mordaz y agresiva. Lupe imitaba a Dolores abiertamente, llegando a burlarse con ironía y agudeza de su refinamiento y elegancia. Pero el prestigio de Dolores era notorio, y Lupe no podía ignorar esto. Es evidente que le afectó el superior éxito de Dolores en sus mejores años en Hollywood. Pero la belleza mexicana de Lupe, aunque menos clásica, no desmerecía ante la de Dolores, siendo incluso más explosiva, más vibrante. En una ocasión, en una premier, ambas actrices coincidieron y del Río pisó accidentalmente la cola del vestido de la Vélez, dañándolo. Furiosa, Vélez se quitó uno de sus guantes y lo tiró sobre el plato de Dolores gritándole: ¡Ahora te lo tragas!