Legisladores pequeños y militaristas

    A Lorena.
    Por el perfil bajo y talante oportunista de muchos de estos legisladores no están pensando en el país sino en la continuación de esa carrera que les llegó de sorpresa cuando se hicieron las penosas tómbolas y alcanzaron una candidatura y, muchos de ellos, en su siguiente promoción política.

    jehernandezn@hotmail.com

    Los legisladores y legisladoras sinaloenses morenistas Imelda Castro Castro, Raúl de Jesús Elenes Angulo, Merary Villegas Sánchez, Leobardo Alcántara Martínez, Ana Elizabeth Ayala Leyva, Jesús Fernando García Hernández, Casimiro Zamora Valdez, Yadira Santiago Marcos, Olegaria Carrasco Macías, Juan Guadalupe Torres Navarro, Manuel Guillermo “Billy” Chapman Moreno, Martha Nabetse Arellano Reyes y la priista Paloma Sánchez Ramos, pasarán a los anales de la historia sinaloense por haber sido representantes alejados de sus votantes y sobre todo, por militarizar con sus votos acríticos e interesados, incluso en algunos casos, historias personales.

    Se convirtieron en simples instrumentos del poder presidencial y en el camino quedó, aquello que juraron: “cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen”, así como el principio democrático del “deber a sus electores” antes que a cualquier otro poder.

    Estos legisladores ni siquiera pueden argumentar que la militarización de la Guardia Nacional estaba en el programa electoral de su partido y/o coalición, porque eso estaba saldado desde 2019, cuando todas las fracciones parlamentarias representadas en el Congreso de la Unión acordaron lo que hoy se pretende desmantelar bajo el argumento emocional: “cambié de opinión” que ha esgrimido el Presidente López Obrador para justificarlo.

    De ese tamaño la desmesura y el deshonor de estos legisladores que aceptan acríticos y se pertrechan vergonzosamente en la llamada “disciplina de partido” que es comprensible y hasta lógica, cuando se vota una iniciativa que está en el programa electoral, pero, NUNCA, cuando no lo está y más grave, cuanto exige y compromete votar contra la Constitución.

    Es decir, esta camarilla de legisladores traidora al voto directo e indirecto que les dio la encomienda parlamentaria llevarán la mancha del deshonor en sus carreras políticas. Sé que esto no importa a la mayoría de ellos si están bien con los que toman las decisiones en su partido o mejor con el Presidente López Obrador.

    Y es que poner la Guardia Nacional bajo la administración de la Secretaría de la Defensa Nacional no solo significa una violación a la Constitución sino la ratificación de una política de seguridad pública fracasada y demostrada con los más de 120 mil homicidios dolosos en los cuatro años de esta administración -que de mantenerse la tendencia en los siguientes años superará con mucho la suma acumulada durante los mandatos constitucionales de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto- más, las decenas de miles de desaparecidos y la tragedia e incertidumbre, que consume la tranquilidad de muchas comunidades del país.

    Sé que por el perfil bajo y talante oportunista de muchos de estos legisladores no están pensando en el país sino en la continuación de esa carrera que les llegó de sorpresa cuando se hicieron las penosas tómbolas y alcanzaron una candidatura y, muchos de ellos, en su siguiente promoción política.

    De ese tamaño es su pequeñez personal y política; su ambición y pobreza de miras. Ya veremos qué dice el voto popular en general y, en particular, el de aquellas familias y amistades que tienen uno o varios de esos muertos o desaparecidos.

    Y es que, con qué cara, estos senadores y diputados, podrán hablar en contra de la violencia y sensibilizarse con los deudos, si no tuvieron el coraje para levantar la voz y esgrimir argumentos con base a lo que sucede en su estado, municipio o distrito para dejar donde están las fuerzas de seguridad pública y proponer reformas que potencien la lucha contra el crimen organizado y fortalezcan el sistema de seguridad.

    Pero no, esas son palabras mayores para representantes de más altura y es que lo suyo es la grilla pequeña y la sumisión, seguir haciendo lo mismo, nadar de muertito, cuando algunos de ellos ni siquiera han subido a tribuna a defender los intereses de Sinaloa y su gente y algunos de los que sí lo han hecho han mostrado su abyección y ausencia de argumentos.

    Nada que ver con senadores y diputados sinaloenses que en esta y otras legislaturas hicieron carrera parlamentaria al menos dando la pelea por las ideas y proyectos de avanzada que han modelado nuestra democracia, nuestro sistema de representación política, nuestras instituciones.

    Está el mismo Gobernador Rubén Rocha que en el tiempo en que se desempeñó como Senador dejó huella en materia de educación pública y se podrá estar en contra de su postura, pero, no podemos regatearle el trabajo legislativo y dentro de la izquierda hay dos personajes sinaloenses que en distintos momentos dejaron huella como Arnoldo Martínez Verdugo, como coordinador parlamentario y Salvador Martínez de la Roca en su defensa de la educación pública superior.

    Por el PRI, están quienes fueron buenos tribunos e hicieron carreras parlamentarias polémicas cuando su partido fue gobierno: Enrique Jackson, Salvador Esquer, Óscar Levin Coppel, Diva Gastélum, Gloria Félix Niebla y Heriberto Galindo.

    Mientras en el PAN hubo buenos parlamentarios de verdadera oposición como Esteban Zamora Camacho, Rafael Núñez Pellegrín, Jorge del Rincón Bernal, Alma Alcaraz Hernández y Manuel Clouthier como panista y diputado independiente.

    Me pregunto de los senadores y diputados actuales ¿quiénes tiene voz propia? ¿Quiénes de ellos se ha distinguido como tribuno o, ante esa carencia, en su trabajo de comisiones legislativas proponiendo reformas poderosas de tal manera que haya un reconocimiento social político por su trabajo? Cuesta un gran esfuerzo encontrar a uno o una de ellas con visibilidad por su discurso independiente y entrega a la causa ciudadana. Son simples repetidores de las consignas del poder.

    Lamentablemente todos ellos son pesos pequeños y eso sí, muy pagados de sí mismos, y con aspiraciones para seguir escalando en cargos de representación política, como sucede con la más encumbrada de ellos la Senadora Imelda Castro, que tiene una larga colección de cargos de representación, pero sin méritos que le sean reconocidos, sin fuelle parlamentaria, menos independencia de criterio.

    En definitiva, estamos ante una seria crisis de representación política que no nos merecemos los sinaloenses y que habremos de pagar caro esta y las siguientes generaciones si sale adelante la iniciativa, porque si en otros países y tiempo la militarización fue por la vía de golpes de Estado en el nuestro podría ser por la vía política por personajes pequeños que votan a favor y sin rubor alguno, ni rendición de cuentas, como lo demuestran estos doce legisladores sinaloenses pequeños y militaristas.

    Por último, mi reconocimiento al Senador Mario Zamora Gastélum por haber dado a conocer el sentido de su voto en contra del artículo 5° transitorio de la Constitución que busca ampliar la permanencia y normalizar la presencia del Ejército en las calles.

    Posdata

    Releo en estos días inquietantes Cien años de Soledad y me encuentro este diálogo tan oportuno entre los generales José Raquel Moncada y Aureliano Buendía donde éste le dice a su amigo conservador en picota:

    “Recuerda compadre... que no te fusilo yo. Te fusila la Revolución”.

    Aquél le responde:

    “Lo que me preocupa...es que de tanto odiar a los militares, de tanto combatirlos, de tanto de pensar en ellos, has terminado por ser igual a ellos. Y no hay un ideal en la vida que merezca tanta abyección”.