El PRI en Sinaloa escupió para arriba
De enemigo de Alito, a rehén de él

OBSERVATORIO
22/09/2022 04:02
    ¿A quién se le ocurrió que Quirino Ordaz saliera a apoyar la iniciativa que impulsa el desacreditado Alito, mismo que expulsó del PRI al ex Mandatario estatal por haberle aceptado a López Obrador el cargo de Embajador en España? ¿Hay peor escarnio para los priistas sinaloenses que exigen que Alito suelte las riendas del PRI y ahora lo legitiman como negociador emergente de la militarización que el Presidente propone ampliar? ¿Dónde quedó el clamor generalizado para que la actividad política sea dignificada?

    alexsicairos@hotmail.com

    Situado en la esquina de la prostitución política, llevando a granel el cosmético de la traición, y bajo el farol nacional que lo denuncia ruin y vil, el Partido Revolucionario Institucional también se refrendó sin escrúpulos en Sinaloa, al mismo nivel que su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, quien transitó en cuestión de horas de víctima del sistema a colaborador acomedido del régimen autodenominado de la Cuarta Transformación. La transfiguración del PRI ocurrió, pero para volverlo más atroz.

    Al mismo tiempo que el Senado abría ayer el debate que quedó inconcluso sobre la reforma constitucional para ampliar hasta 2028 la presencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública, en Sinaloa se desarrolló la operación seductora, tal vez hasta innecesaria, para lograr que el legislador Mario Zamora Gastélum votara a favor del único eslabón faltante para mantener en las calles a los militares, incumpliendo el compromiso de regresarlos a los cuarteles en 2024. El ex candidato a Gobernador se tornó indispensable hasta para quienes operaron desde el PRI para que no accediera al cargo.

    Todo se descompuso en la subasta de las ideologías. “Mi reino a cambio de tu voto”, fue la consigna que hasta la dirigente del Movimiento Regeneración Nacional en Sinaloa, Merary Villegas, hizo suya al tratar de persuadir al Senador a que “más allá de cuestiones partidistas pueda sumarse en apoyo a la pacificación de México que durante décadas ha sufrido las consecuencias de la violencia”. Frases de amor, cariño de ocasión, al menos cuando se necesiten para restablecer el concubinato llamado PriMor.

    Entonces saltaron a la carpa coyuntural sketches más dramáticos que cómicos como el del ex Gobernador Quirino Ordaz Coppel, de los diputados del Grupo Parlamentario del PRI, y hasta del desvanecido ex dirigente priista en Sinaloa, Jesús Valdés Palazuelos, instando a cerrar filas por algo que, bien lo saben, no resolverá el incontenible fenómeno de la violencia en México y sí hará que se paguen altos costos sociales en materia de seguridad pública y derechos humanos. Si escupieron para arriba no deben quejarse de que la saliva les caerá en la cara.

    ¿A quién se le ocurrió que Quirino Ordaz saliera a apoyar la iniciativa que impulsa el desacreditado Alito, mismo que expulsó del PRI al ex Mandatario estatal por haberle aceptado a López Obrador el cargo de Embajador en España? ¿Hay peor escarnio para los priistas sinaloenses que exigen que Alito suelte las riendas del PRI y ahora lo legitiman como negociador emergente de la militarización que el Presidente propone ampliar? ¿Dónde quedó el clamor generalizado para que la actividad política sea dignificada?

    Por lo pronto, la cortina de humo funcionó a la perfección ya que el tema de ampliar la militarización hasta 2028 pasó a segundo término al prevalecer las alevosías priista y la de Alito en la conversación pública. A nadie le gustó, mucho menos a los priistas, que extrañamente este partido hiciera uso aquí de la escasa decencia política que le queda para echarse el último clavado en el lodazal de las vergüenzas. Aunque el tricolor ya era así, la gente creía que ya había tocado fondo.

    Tiene motivos el sentimiento de irritación derivado del posicionamiento de Ordaz Coppel y la cúpula local del PRI porque cuando a este partido se le concedía algún barrunto de recato en Sinaloa, de pronto acepta, a fuerzas o por el gen falsario que trae desde el origen, absorber la tintura guinda de la 4T y mancillar los colores nacionales que porta en su identidad gráfica. A cambio de quien sabe qué, el camaleonismo de Alito se hace extensivo a los liderazgos sinaloenses que hace poco tiempo abominaban a aquel que ahora la guasa popular rebautiza como “Amlito”.

    Enseguida sucedieron los deslindes pertinentes de priistas que vomitaron la pócima de la deshonra que el partido les exigió tragar sin hacer gestos. Empezó Sergio Mario Arredondo, le siguieron Irma Moreno y Jesús Burgos Pinto y la mazorca del absurdo seguía desgranándose de manera pública o soterrada. En la tarde lo que menos importó es el sentido del voto de Mario Zamora, pues lo fundamental consistió en ver nadar al PRI de Sinaloa en el mismo lodo en que se ahoga Alito.

    El PRI acabó siendo la caricatura grotesca que por horripilante hasta hace posible que los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática reluzcan en medio de la rebatinga del desmesurado poder dado al Ejército. Lo que se juega el tricolor en esta jornada de suspenso que continuará hoy es mucho más que la sobrevivencia de sus cuadros perseguidos por la 4T; perdió la última partida en la que podía refrendar la confianza de su voto cautivo.

    Reverso

    Que hoy el PRI ame a Morena,

    No es cosa mala ni es buena,

    Lo que en todo caso irrita,

    Es lo que esa pasión suscita.

    Subasta en suspenso

    Al cierre de este ejercicio de análisis Mario Zamora mantenía la postura de votar en contra de la permanencia de los militares en tareas de seguridad pública más allá de 2014 porque, afirmó, “un Senador se debe a la gente”, y la polémica decisión quedaba al garete ya que la sesión de la Cámara alta fue suspendida para reanudarse hoy jueves. ¿A cuánto subirá la oferta de Morena para lograr el apoyo de los legisladores que necesita para lograr las dos terceras partes del voto senatorial? ¿A qué nivel amanecerá el precio de los senadores de Oposición para que los convenzan o no de dar su voto a la reforma constitucional militarizadora? ¿Le colocarán hoy el último clavo al ataúd político del todavía dirigente nacional del PRI?