La Oposición entregada

    Así como hay defensores de la entrega total, otras voces hablan del gran retraso democrático que vive nuestro Poder Legislativo, de la vergüenza que da no conocer la voz de la Oposición por lo que ya se sabe, de escucharlos discutir trivialidades y asuntos intrascendentes, pero a la hora de las votaciones importantes verlos agachar la cabeza y levantar, sin vergüenza, la mano en el mismo sentido en el que se los dicta la mayoría.

    Mucho se ha discutido en las democracias el papel que juegan las oposiciones en las cámaras y los parlamentos. La oposición legislativa o en su caso parlamentaria tiene más que un fundamento ideológico, es en estricto sentido, la balanza congresual en un sistema de contrapesos que permite dar voz a las minorías o los grupos sociales que, participando en la urna, decidieron dar el voto a una opción distinta al partido que logró el triunfo electoral.

    El atípico proceso electoral de hace unos meses dejó como resultado una cámara local con una amplia mayoría para la alianza formada por Morena y el Partido Sinaloense, 23 de los 24 distritos electorales quedaron en sus manos, por mayoría sólo un distrito se adjudicó la primera fuerza política en la oposición, es decir, el Partido Revolucionario Institucional.

    Los sinaloenses decidieron darle el 41 por ciento de los votos a Morena y el 7.5 por ciento a su aliado el Partido Sinaloense, en la Oposición el PRI recibió el 23.3 por ciento de los votos y el PAN el 8.4 por ciento, MC el 4.1 por ciento y el PT el 2.9 por ciento. De estos resultados las bancadas quedaron así: Morena 20 legisladores, el PAS 8, PRI 8, PAN 2, y el PT y MC con 1.

    Con el 41 por ciento de los votos en la urna, Morena tiene el 50 por ciento de la Cámara; con el 7.5 por ciento, el PAS tiene el 20 por ciento de representación en el Legislativo; el PRI, con el 23.3 por ciento de votos, tiene 20 por ciento de representación; el PAN, con el 8 por ciento de los sufragios, el 5 por ciento de representación; MC, con el 4 por ciento, tiene el 2.5 por ciento de representación; y el PT, con 2.9 por ciento de la votación, tiene 2.5 por ciento de representación en el Congreso local. Eso dicen los números.

    Pero a los diputados y diputadas se les olvidó el papel de la oposición en Sinaloa. El PRI, PAN, MC y PT van juntos en todas, el presidente de la Junta de Coordinación Política parece el coordinador de las bancadas unidas, en un ejercicio que es de llamar la atención, porque hace muchas décadas no veíamos en Sinaloa un entreguismo de tal naturaleza.

    Si revisamos los diarios de debates y las votaciones en las legislaturas que acompañaron a los gobiernos de Juan Millán, Jesús Aguilar, Mario López Valdez y Quirino Ordaz, difícilmente podríamos encontrar un comportamiento de “consenso total” como el que hasta hoy practican sin empacho nuestros legisladores. La sospechosa unanimidad en lo importante y trascendente, hace ver que a las diputadas y diputados de la Oposición “les encontraron el lado”.

    ¿Esto es bueno o es malo? Aquí podemos comenzar un gran debate. Algunos podrán decir que nada es mejor en la democracia que encontrar puntos de coincidencia tales que hagan ir unidos a los legisladores de todas fuerzas políticas en torno a decisiones fundamentales para el Estado como lo es la elección de un Fiscal, la revisión de las cuentas públicas o distribución del presupuesto. Pero surge aquí una pregunta pertinente y válida ¿por razón de qué van esos acuerdos? ¿de intereses públicos y abiertos? o ¿negociaciones ocultas y veladas?

    Por supuesto que el problema no es del partido mayoritario y sus aliados, ellos están haciendo lo propio, trabajando con la debilidad de la entregada Oposición. Si el PRI regala sus ocho votos y el PAN los dos que tiene y de paso se suman el PT y el MC a la comparsa, la ecuación sale perfecta, pero ¿y la congruencia del discurso a los hechos? ¿qué se imaginan que opina el electorado?

    Así como hay defensores de la entrega total, otras voces hablan del gran retraso democrático que vive nuestro Poder Legislativo, de la vergüenza que da no conocer la voz de la Oposición por lo que ya se sabe, de escucharlos discutir trivialidades y asuntos intrascendentes, pero a la hora de las votaciones importantes verlos agachar la cabeza y levantar, sin vergüenza, la mano en el mismo sentido en el que se los dicta la mayoría.

    Hace muchos años, cuando el Partido Revolucionario Institucional lo controlaba todo y en el Congreso local, había un par o dos de legisladores rebeldes y valientes, desde la izquierda y la derecha, aquellos tomaban la tribuna y sacudían la palestra, hacían valer su voz y la de sus representados. No eran muchos, pero tenían la virtud de la congruencia que dimana de la decencia. El Gobernador Rocha me debe entender, de esos fueron él y Feliciano, en otros tiempos, en otras circunstancias. Luego le seguimos...