Morena no posee mayoría calificada
PAS o PRI, claves en la 64 Legislatura

OBSERVATORIO

    Está interesante la integración de la 64 Legislatura del Congreso del Estado con todo y que la alianza entre Movimiento Regeneración Nacional y Partido Sinaloense obtuvo 23 de las 24 diputaciones votadas, y con cinco de representación proporcional que le corresponden más una del también aliado Partido del Trabajo, signifiquen la mayoría calificada para hacer lo que quieran con iniciativas y reforma de leyes, así como cambios a la Constitución. Buena la cosecha para cuando Rubén Rocha Moya asuma la Gubernatura, pero difícil labor la de mantener contento al PAS, o siempre tener listo al PRI, para garantizar el dominio pleno del Ejecutivo en el Legislativo.

    Tomando en cuenta que el PAS será un socio poco ortodoxo, pues en algunas ocasiones pintará su raya con las propuestas de Rocha, a la bancada del Partido Revolucionario Institucional se le deberá mantener con el mismo letrero que les ponen a los cristales que guardan los extinguidores de fuego: “rómpase en caso de emergencia”. El PRI, con ocho diputados, tendrá igual número que los que le corresponden a las siglas de Héctor Melesio Cuén y por lo tanto en algunas ocasiones será el fiel de la balanza y en otras el reventador de unanimidades.

    Por ejemplo, en dado caso de que en Palacio Nacional se decidiera acotar la intromisión pasista en la Universidad Autónoma de Sinaloa a través de reformas a la Ley Orgánica de la casa de estudios, sería obvio que el PAS se negaría e inclusive podría atrincherarse con otros grupos parlamentarios para detener la correspondiente propuesta. El Sinaloense, junto a los ocho legisladores priistas, dos panistas, un petista y uno de Movimiento Ciudadano partiría a la 64 Legislatura en dos mitades inmovilizando el trabajo congresista.

    En otro posible escenario, similar al que enfrenta la Legislatura actual ante el riesgo de caer en desacato frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que le ordena aprobar el matrimonio igualitario en Sinaloa, tienen que ver las posturas que tomen los grupos parlamentarios ante asuntos espinosos como el aborto, la muerte asistida y la adopción solicitada por parejas gays. La posible toma de posturas encontradas dentro de bancadas que se desintegran por estos temas, hará que las fracciones marginales sean codiciadas como oro molido.

    La dinámica que regirá a partir de que se instale el nuevo Congreso el 1 de octubre será la de “amor con amor se paga”. El PAS ya tiene una iniciativa en vías de dictaminación para que cualquier asunto que tenga que ver con la autonomía de la UAS sea sometido a una especie de referéndum en la comunidad universitaria donde, por supuesto, el control lo tiene este partido.

    Lo que está por verse es cuál posición tomará Morena en el tema, ya sea la de entregarle definitiva y legalmente la casa rosalina al grupo político que encabeza Cuén, o ponerle los candados a los que se refiere el Presidente Andrés Manuel López Obrador para blindar a la institución de educación superior de los cacicazgos que la toman de rehén. Ojo, porque si el escenario es el segundo la correlación de fuerzas podría alterarse en el Congreso.

    En la mayoría de las iniciativas de Rocha Moya como Gobernador el trámite será enviarlas al Congreso con la certeza de que serán aprobadas. Aquí se modificaría la lógica de independencia entre poderes que dicta que “el Ejecutivo propone y el Legislativo dispone” para quedar en “lo que el Gobernador manda el Congreso lo obedece”. Y en este punto de subordinación es donde la oposición PRI, PAN, y tal vez MC, tienen mucho qué hacer o bastante oportunidad para la cooptación negociada.

    Las minorías del PRI y PAN, PT y MC aisladas lograrán pocas cosas, pero si se unen operarán como el factor bisagra entre las fracciones de Morena y PAS que más temprano que tarde tratarán de capitalizar cada cual el rol protagónico que consideran tener tras la elección del 6 de junio. El morenismo se atribuye el “carro completo” que emanó de las votaciones; los pasistas se asumen como contribuyentes fundamentales de tal “tsunami” local en las urnas.

    A como están las cosas, será muy raro que desde el Gobierno del Estado se les ofrezca mucho “maiceo” a los legisladores del bloque opositor. Aquellos “cañonazos” de hasta 100 mil pesos para ablandar a las bancadas incómodas al Ejecutivo en turno se devaluarán a menos dinero, excepto que se rompa la cuasi monolítica mancomunidad pasmorenista y el “maíz” se cotice tan alto en el Congreso como en el mejor día de la Bolsa de Chicago.

    En síntesis, el posible presidente de la Junta de Coordinación Política de la 64 Legislatura, el morenista Feliciano Castro Meléndrez, tendrá a su cargo la labor con alto grado de dificultad del manejo de lealtades del acompañante PAS para sostener las dos terceras partes del Congreso afines a Rocha Moya, o bien evitar grescas irreconciliables con PRI y PAN por si se llega a ofrecer la colaboración de éstos. ¿Misión imposible? Está por verse.

    Reverso

    Al final la alianza infiel,

    Será como aquel matrimonio,

    Que convierte la luna de miel,

    En trifulca por el patrimonio.

    La gloria o la destitución

    Entre la espada de atender a la Iglesia católica que se opone al matrimonio igualitario en Sinaloa, y la pared de obedecer el mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para aprobar la unión de personas sin importar que sean del mismo o diferente sexo, los diputados del Congreso del Estado deberán decidir hoy por la excomulgación eclesiástica o la sanción por desacato que puede ser hasta la destitución. Es que desobedecen al Máximo Tribunal que desde junio de 2015 determinó la inconstitucionalidad de los códigos civiles que establezcan que el matrimonio solamente sea la unión entre un hombre y una mujer, con el fin de procrear.