La nomenklatura del PAS-UAS reacciona como fiera herida

    El impedir que esa anomia continúe en la UAS no va a impedir que el Cártel de Sinaloa sea la más poderosa organización traficante de drogas en el mundo, pero la Universidad sí puede iniciar su reconstrucción moral y académica en base a sus mejores universitarias y universitarios y una urgente reforma de su Ley Orgánica.

    Sin su líder y “padre moral”, como han llamado los pasistas a Héctor Melesio Cuén, el PAS, el partido que ha acabado con la autonomía de la UAS, ante la más mínima protesta legítima y ante el menor rasguño crítico de los universitarios libres, saca las garras para proteger la presa que consideran suya.

    El caso más conocido es el del intento de subordinar y, quizá, expulsar de la UAS, al doctor Jorge Ibarra Martínez, un inteligente, íntegro y destacado académico, por el hecho de externar su opinión sobre las relaciones oscuras de la nomenklatura del PAS-UAS con el Cártel de Sinaloa. Sus integrantes podrán decir que ellos no tienen nada que ver con esa organización ilegal, pero no se han atrevido a contradecir a “El Mayo” Zambada cuando revela su relación con Melesio Cuén, el fundador y líder del PAS, y el verdadero factótum de poder en la UAS, y al que la nomenklatura obedecía sin chistar.

    No sabemos cuántos otros casos de represión académica suceden actualmente en la UAS, pero no deben ser pocos. Uno de ellos, que se ha conocido gracias a las redes sociales, es el de la doctora Iris Crystal Medrano Obeso, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales-Mazatlán, quien, al protestar la reducción de horas de trabajo frente a la plana mayor de la dirección de la Universidad, el locutor oficial de la UAS despotricó sin base alguna contra ella en la radio de la institución mediante una larguísima perorata. ¡Imagínese, utilizar los medios de comunicación oficiales de la casa de estudios para atacar y descalificar a una humilde profesora que sólo defendía derechos laborales de ella y otras y otros profesores! Obviamente, además de lanzar dardos contra ella, el objetivo es decirles a todos los universitarios que pretendan inconformarse por arbitrariedades de la nomenklatura es que, si lo hacen, les caerá encima todo el peso de la furia pasista universitaria.

    Un caso más lo revela el doctor Emiliano Terán Bobadilla, investigador y catedrático de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la UAS, quien nos dijo el 2 de septiembre pasado en un artículo suyo publicado en este diario, que el programa de Becas al Desempeño Académico de la UAS, otorgado por la SEP, “se ha desvirtuado, convirtiéndose en un instrumento de opresión por la discrecionalidad en la entrega de pagos mensuales, que parecen depender más de los caprichos de las autoridades que de los méritos académicos reales”.

    Y, así, podemos citar más críticas e inconformidades a los abusos y autoritarismo de la nomenklatura pasista-uaseña.

    Las ubres de la UAS son tan abundantes -reciben un presupuesto anual superior al del municipio de Culiacán- que la junta autoritaria, que pretende en continuar como la heredera única y legítima de su líder Melesio Cuén, no quiere dejar de exprimirlas.

    El gran problema es que el PAS y su nomenklatura no pueden sobrevivir sin el apoyo de los poderes fácticos. No está muy claro qué es lo que está sucediendo al interior del Cártel de Sinaloa después de la detención de “El Mayo” Zambada, pero todo parece que la realidad previa, y que benefició al PAS, no continuará. En este contexto, la nomenklatura quiere demostrar que es más fiera o, por lo menos, tan fiera como lo era en la época de Héctor Melesio Cuén, y quiere atemorizar a los universitarios libres.

    La mediocridad académica que ha fomentado el PAS en la UAS no puede continuar más. Ni puede permitirse más que, en aras de beneficios políticos y la búsqueda del poder en Sinaloa, la creación partidaria de Melesio Cuén siga perjudicando a una de las instituciones más nobles e importantes que ha habido en la historia de Sinaloa. La inconcebible anomia de un grupúsculo vinculado al crimen organizado que domina una universidad es un hecho que no se ha visto en ninguna parte del mundo. La sociedad sinaloense no puede tolerar más esa aberración porque perjudica a sus hijos, nos perjudica a todos. Ya no puede seguir cerrando los ojos.

    Ahora bien, el impedir que esa anomia continúe en la UAS no va a impedir que el Cártel de Sinaloa sea la más poderosa organización traficante de drogas en el mundo, pero la Universidad sí puede iniciar su reconstrucción moral y académica en base a sus mejores universitarias y universitarios y una urgente reforma de su Ley Orgánica.

    El potencial intelectual, científico y humanista en Sinaloa es muy grande, aún con todo y el enorme poderío del crimen organizado, pero sus universidades deben ser plenamente autónomas para que su creatividad borboteé por todos lados. No pueden ser instrumento político de nadie. Que en su seno se discutan todas las ideologías y posturas políticas de México y el mundo, pero que no se enquiste ningún partido ni grupo político que la desvié de la producción científica, artística, humanista y deportiva.

    Posdata

    El Presidente Andrés Manuel López Obrador concluye su periodo de gobierno tal como empezó: en medio de la polémica encendida, con una gran mayoría apoyándolo, casi hasta la idolatría, y una minoría de alrededor del 25 por ciento que lo reprueba y repudia. Claudia Sheinbaum entrará a Palacio Nacional con un respaldo popular enorme, pero con una economía en serios problemas y enormes presiones internacionales. Los primeros 100 días serán cruciales para observar su talento político. Esperemos que el juicio de “El Mayo” Zambada no le complique la vida.

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