La marcha que dio marcha

    “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.
    Me parece que el tema está planteado equivocadamente, pues si no se hubiera tocado (el INE) anteriormente, tampoco se tendría lo que hoy se ha logrado. La lucha verdadera que la reforma debe tener y cuidar es que el órgano electoral tenga ‘autonomía’ y que el Gobierno no meta las manos en los procesos electorales como se hizo en el pasado.

    Finalizaba el año de 1988, el fantasma del fraude ante la caída del sistema estaba presente y Manuel Clouthier, Maquío, mi padre, inició una huelga de hambre en el Ángel de la Independencia para pedir autonomía del árbitro electoral que, en aquel momento, dependía de la Secretaría de Gobernación.

    Los días pasaban y el gobierno de Salinas de Gortari y el Congreso federal no cedían. Sin embargo, la determinación de Maquío a dar hasta la vida hizo que el Ejecutivo federal mandara un recado comprometiéndose a llevar a cabo una reforma electoral para tener acceso al poder de forma justa. Paso seguido, el Congreso convocó a periodo de sesiones para discutir el tema y crean unas consultas ciudadanas para ver qué tipo de reforma se iba a requerir.

    Así las cosas, se da un paso en la dirección a que la autoridad gubernamental sacara las manos de las elecciones y Santiago Creel, José Agustín Ortiz Pinchetti, entre otros, participaron en este naciente esfuerzo que todavía tenía mucho espacio para independizarse. Luego vino el nacimiento del IFE de Woldenberg y tras un desprestigio vino el INE que hoy no quieren que se toque.

    Me parece que el tema está planteado equivocadamente, pues si no se hubiera tocado anteriormente, tampoco se tendría lo que hoy se ha logrado. La lucha verdadera que la reforma debe tener y cuidar es que el órgano electoral tenga “autonomía” y que el Gobierno no meta las manos en los procesos electorales como se hizo en el pasado.

    A la marcha del domingo fueron muchos buscando este punto último. No obstante, podemos decir que asistieron a ella cuatro grupos:

    1. Los que estuvieron ahí para ganar raja política, pues no habían logrado hacerlo de otra manera y no necesariamente les importa la democracia (lo ejemplifico con los Roberto Madrazo).

    2. Los que no saben lo que se propone en la reforma del Presidente a pesar de que tiene puntos buenos, mas están preocupados y ocupados en que no se pierda el INE que ha servido para llevar a cabo procesos electorales en el pasado, a pesar de los Murayamas (que fue la mayoría de los asistentes).

    3. Los que sí conocen algunos puntos de la reforma y han ido más allá, colgándole muertos que no tiene.

    4. Los que sí conocen la reforma y están dispuestos a debatirla, reconocer lo bueno y buscar ajustar lo que consideran no suma (lo ejemplifico Germán Martínez y el grupo plural en el Senado).

    Confieso que no he leído completa la propuesta de reforma, mas existen propuestas que han surgido de la base de la sociedad de tiempos atrás como lo son:

    1. Disminución de legisladores (solo discutir cómo se elegirían los mismos).

    2. Disminución de senadores plurinominales.

    3. Disminución de recursos a los partidos en tiempo no electoral.

    Y por otro lado un miedo por otro grupo ante la elección directa de consejeros y consejeras electorales, y que con ello se pierda la “independencia” del organismo.

    Con todo lo anterior queda claro que el INE sí se debe tocar, pues los tiempos y las circunstancias cambian y los organismos deben actualizarse.

    Si no fuera así no estaríamos caminando al voto electrónico, a darle voto a nuestros hermanos migrantes, por nombrar algunos puntos.

    Termino diciendo que me da gusto que la marcha por fin puso en marcha a muchos que vivían en la queja vía las redes sociales. Ahora es importante informarse para poder realmente conocer el todo, opinar en consecuencia y exigir a sus representantes lo que cada ciudadano desea. Por lo pronto ya existe una propuesta en la mesa para iniciar la discusión con l@s legisladores.