La Ley de la Selva

    Tenemos leyes y reglamentos que prácticamente son letra muerta por la sencilla razón de que los encargados de aplicarlos no lo hacen. La falta de aplicación de leyes y reglamentos obviamente genera impunidad. ¿Quién va a querer respetarlos si no le pasa nada si no lo hace?

    En el primer año de la carrera de Licenciado en Derecho te enseñan que, entre otras cosas, la función principal de la ley es evitar la venganza privada.

    Imagínense que no tuviéramos leyes y que cualquier pleito entre ciudadanos se ventilara bajo la ley del más fuerte.

    Se supone que vivimos en un país de leyes y que estas están ahí para evitar la ley de la selva.

    En el papel todo debería funcionar bien. Si alguien viola una ley, los afectados pueden reclamar en tribunales esa violación y la autoridad tiene la facultad de obligar a cumplirla y aplicar sanciones.

    En el papel, las autoridades, como el Gobierno municipal, por ejemplo, sólo tendrían que aplicar las leyes y reglamentos correspondientes para que todos podamos convivir en sana paz.

    Nada más alejado de la realidad. Tenemos leyes y reglamentos que prácticamente son letra muerta por la sencilla razón de que los encargados de aplicarlos no lo hacen.

    La falta de aplicación de leyes y reglamentos obviamente genera impunidad. ¿Quién va a querer respetarlos si no le pasa nada si no lo hace?

    Ejemplos de lo anterior tenemos a montones. El ruido, permisos de construcción ilegales, eventos llevados a cabo sin permisos ni licencias y sin un mínimo de seguridad, etc.

    Gracias a unos pocos ciudadanos preocupados, la falta de aplicación de leyes y reglamentos por parte del Gobierno municipal ha ido llevándose a los tribunales.

    Y es en tribunales donde se han obtenido los resultados que deberían darse si el Gobierno municipal hiciera su tarea.

    Los tribunales han ordenado que se le baje al ruido generado por las aurigas y pulmonías.

    Los tribunales han ordenado que queden sin efecto permisos de construcción mal otorgados.

    Los tribunales han ordenado que eventos como el desfile de la Semana de la Moto cumpla con las medidas de seguridad necesarias para evitar accidentes que han provocado varias muertes no solo de motociclistas, sino de espectadores.

    Nada de lo anterior sería necesario si las autoridades cumplieran con su deber, pero como no lo hacen, el remedio se debe buscar en tribunales.

    No se trata de litigar por litigar y llevar todo a juicio. Se trata de obligar a las autoridades a aplicar la ley para que los ciudadanos entendamos que no está de adorno, sino que, es un instrumento que busca la sana convivencia social y la paz.

    Si como ciudadanos no aprendemos a respetar la ley y si no exigimos que las autoridades la apliquen, corremos el riesgo de regresar a la ley de la selva y no creo que eso nos vaya a gustar.

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    david@bufetealvarez.com

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