Feliciano Castro, Secretario de Gobierno
Será un relevo efectivo, no de apariencia
A estas alturas de los ajustes en el Gabinete, y cuando la transición en el Congreso del Estado entró a su fase definitiva, parece haber terminado el análisis que hizo el Gobernador Rubén Rocha Moya de los perfiles a ocupar la Secretaría General del Gobierno favoreciendo la decisión a Feliciano Castro Meléndrez, en manos de quien estará la labor de fortalecer la gobernabilidad en la segunda mitad del régimen sinaloense de la Cuarta Transformación. Guste o no, es el hombre de todas las confianzas del Mandatario estatal y de mano dura contra los adversarios pero a la vez capaz de tejer alianzas con éstos.
Desde el hermetismo sobre el tema que blinda la decisión posiblemente ya tomada en el despacho principal del tercer piso del Palacio de Gobierno trasminan elementos para anticipar que no hay sorpresas en cuanto al ascenso de Feliciano Castro a la SGG y por lo tanto resulta inviable la conjetura de que Enrique Inzunza Cazarez mantendría el control a distancia de la dependencia que presidió durante 32 meses y 27 días. Y como Rocha Moya no es de los que acuden al ritual del humo blanco para anunciar cambios en su equipo de funcionarios, lo que viene es el relevo terso sosteniendo firme la dirección en que iba la institución.
Feliciano Castro posee el talento de armar piezas retóricas que logran seducir hasta a los más antagonistas e igualmente es negociador de hierro al tratarse de cuidar los postulados torales del ala rochista de la 4T. Es del tipo de guasavenses que no se andan por las ramas al enfrentar a la Oposición mediante un lenguaje que cuida las palabras letra a letra. Frontal cuando el contrario ajusta y flexible si ve coyunturas de conciliación.
Nunca se sabe si la distinción de llegar al segundo puesto más importante de la administración pública estatal equivale a obtener una medalla de oro en la olimpiada de la política, o a ganar la rifa del tigre. Se trata de la función de crear equilibrios cuando la balanza de la ley se cuelga hacia un lado ya sea por presiones que ejercen los que se empecinan en tumbar gobiernos o por circunstancias que quedan fuera del control de la autoridad. Claro que contiene un alto grado de dificultad el hecho de cargar con la responsabilidad de la seguridad pública, vigencia del orden constitucional y la concertación.
En ese cargo más que en otros, el Gobernador necesita a un buen operador con características de lealtad a toda prueba y comprensión profunda de las premisas torales de la 4T de Sinaloa, aparte de enorme afinidad con este estilo gubernativo. Además, ocupa a alguien que entienda la importancia de la gobernabilidad no como un concepto etéreo sino en cómo lograrla en un Sinaloa donde siempre existen más problemas en la dinámica social que las que tiene posibilidad de atender el aparato público.
Por eso Rocha puso sobre la mesa cuatro cartas que sin duda cualquiera le garantizaba poder ser su mano derecha. Édgar González Zataráin, actual Presidente Municipal de Mazatlán que recuperó la estabilidad mazatleca en la los meses en que funge como relevo de Luis Guillermo Benítez Torres, el ex Alcalde hoy vinculado a proceso por desempeño irregular de la función pública; Juan de Dios Gámez Mendívil, reelecto en el Gobierno de Culiacán con una votación sin precedente de más de 200 mil votos que lo convierte en factor político de primer orden y, por si necesitara a una mujer en la SGG, incluyó la trayectoria de Gloria Imelda Félix Niebla, actual Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, hábil constructora de acuerdos y de trayectoria sin mácula.
Es verdad que siempre estuvieron vivas las posibilidades para que Feliciano Castro sustituyera en el cargo a Enrique Inzunza Cázarez, quien se tuvo que ir a ocupar un escaño en el Senado de la República, al recibir tal encomienda que le asignó el voto mayoritario en la elección del reciente 2 de junio. Sin embargo, en el ajedrez sucesorio se calculó uno y otro movimiento hasta que el jaque mate que pretende Rocha Moya apunta hacia quien un día decidió salir de su hogar en Gambino, Guasave; vivir en una casa de estudiantes, convertirse en preso político por la rebeldía de la vieja izquierda y ahora escalar a la realpolitik.
Pronto empezará el torneo en la comentocracia para ver quién le halla los mayores atributos o incompetencias a Feliciano Castro, no obstante que en ningún momento de su trayectoria en el servicio público ha estado frente a retos de la dimensión que atendería en la SGG. De oficializar el Gobernador el nombramiento prácticamente empezará de cero el recuento de lo que el aún Diputado haga o deje de hacer en una posición que lo mete al hándicap que tiene como meta el 6 de junio de 2027 cuando se elegirá Gobernador en Sinaloa.
Estúdiese a fondo el presente contexto sinaloense y saldrán sin mayor esfuerzo los elementos para determinar que Feliciano Castro puntea entre las piezas con las que el Gobernador juega en la partida del ajedrez para definir al nuevo Secretario de Gobierno. Sin la pretensión de adivinarle a Rocha Moya los movimientos que realiza, es cuestión de conocerle la destreza que muestra al armar o desarmar su dream team.
Si Rocha lo hace o no oficial,
Está en su derecho soberano,
Pero en esta jugada magistral,
Apueste a que será Feliciano.
En la escena política local cobra visibilidad la actividad de Manuel Cárdenas Fonseca como factor emergente en la recomposición que vendrá al interior del Partido Sinaloense luego de la muerte de su amigo, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien fuera fundador y dirigente del PAS. “El Cacho” Cárdenas no es ningún novato en las lides de la alta política y posee credenciales suficientes para acercarse inclusive a los extremos que había trazado el pasismo. ¿Habrá reacomodos en la cúpula del PAS con el acople en el timón de Cárdenas Fonseca, Angélica Díaz Quiñónez y Víctor Antonio Corrales Burgueño?
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