Estrada Ferreiro salta todos los límites
Alguien lo azuza; algo lo saca de quicio
Antes de que la sangre llegue al río, hipotéticamente hablando por palabras que tienen más filo que un cuchillo de carnicero, el Congreso del Estado está llamado a intervenir rápido para determinar si el procedimiento de juicio político le es o no aplicable al Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, porque el nivel de la confrontación de éste con el Gobernador Rubén Rocha Moya perfila escenarios inestables que ensombrecen el panorama inmediato de la capital sinaloense. ¿O acaso no hay quién pueda meter en cintura al Presidente Municipal y sus infortunados dichos y hechos?
Hay derivaciones colaterales, con afectación a los culiacanenses, cuando un aparato administrativo de talante edilicio intenta dominar por encima de todo lo legítimo, incluso del mando soberano estatal. En primera instancia, la ruptura de la coordinación deja afectaciones en lo popular, pero lo más grave sucede si el primer responsable de obedecer la ley es el primero en infringirla y entonces se eclipsa al llamar a los ciudadanos a acatarla siendo que el convocante prefiere y promueve la anarquía.
Cuidado con esa nube negra de municipio al garete que se está posando sobre Culiacán. Sobran actores y factores que olfatean la ausencia de autoridad y llenan los vacíos con métodos arbitrarios que descargan sobre la sociedad las más abominables pericias criminales. Si el Alcalde terquea en ponerse los guantes contra quien sea, la delincuencia no lo tomará de costal a él sino a los gobernados huérfanos de liderazgos.
En tal contexto, el mínimo entendimiento de lo que es el Estado de derecho da para que los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) actúen en el ámbito de sus competencias para establecer el principio de legalidad. Aquí es donde hace falta que la 64 Legislatura salga del atolladero en el cual la colocan las tres solicitudes de juicio de procedencia contra Estrada Ferreiro y el hecho de que las pause todas mientras el desconcierto del sí o no ha lugar incita a la gente al barullo propio de si no hay ley, vale mi ley.
Otro punto a descifrar es quién o qué está detrás del Alcalde de Culiacán en esa colérica insubordinación a lo que mandata el Congreso o lo que dispone el Gobernador. Por sí solo jamás se metería a la medición de fuerzas donde lleva todas las de perder, lo cual le da pauta a conjeturas que intuyen que es nomás el caballo que jala el enorme carruaje del complot contra Rocha Moya. ¿Estrada es músico o director de orquesta en la cacofonía antirrochista?
Llama la atención la extraña indiferencia del partido Movimiento Regeneración Nacional y de la Secretaría de Gobernación federal, quien sabe si hasta del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que al dejar hacer y dejar pasar la complicación política de Culiacán lo único que hace es alargar la mecha encendida que de un momento a otro hará estallar la ingobernabilidad. Están de brazos cruzados en tanto los dimes y diretes de Estrada Ferreiro sobrepasan los límites de una relación interinstitucional e invaden peligrosamente el solar de la diatriba con la personalísima intención de derrumbar cualquier asomo de acuerdo y reconciliación.
Y aquí cabe la interrogante de qué rol juega la 64 Legislatura al dejar correr plazos que implican inminentes riesgos para los culiacanenses. Es que más allá de que el gobernante de la ciudad se empecine en un pleito que es de él y no de la institución que representa, las consecuencias están aumentando con el descuido de la función pública en lo referente a crecer el bienestar de las familias con la actuación del Alcalde que es más de gerente de supermercado que de Presidente Municipal.
Toda evaluación que se realice de Estrada Ferreiro, ya sea de sur primer período como Alcalde o en los cinco meses en condición de reelecto, debe ir más allá de si el Ayuntamiento recoge la basura en las casas, pone topes para reducir la velocidad de los automóviles, cobra a tiempo el predial o les pinta la raya blanca a las calles. Eso lo puede hacer cualquier jefe de departamento. Lo que la Constitución lo mandata hacer tiene que ver con proveer políticas públicas para la paz, desarrollo, armonía, rendición de cuentas, apoyo a los vulnerables y confianza en las instituciones.
Es de urgencia determinar si Estrada Ferreiro quiere retomar el gobierno de Culiacán o proseguir en la pasarela del show y la riña como táctica de imagen pendenciera que lo proyecte a la Senaduría que buscaría en la elección de 2024. Tiene derecho a ser como quiera, pero no a concretar una camorrista personalidad a costa de estropear los intereses supremos de los culiacanenses; Allá él si le gusta ser el gran comediante y el peor Alcalde, no obstante que la gente lo quisiera centrado, dedicado y fiable.
De Alcalde ya no tiene nada,
Lo despilfarró en menudencias,
Y anuló con sus ocurrencias,
A aquel promisorio Estrada.
Sinaloa se está convirtiendo en referente nacional en lo que respecta a la creación de la Universidad de la Policía. En la conferencia de prensa semanera de ayer el Gobernador Rubén Rocha Moya fue acompañado por el Rector de la Unipol, Óscar Fidel González Mendívil, para apuntalar un modelo que se anticipa a la seguridad pública que se necesitará una vez que la militarización cumpla con su tarea emergente de pacificar a México. El proyecto va en grande, será una institución con todas las de la ley: capacitará a policías de otros estados, contará con laboratorios para investigación forense, ofrece dos licenciaturas y tres posgrados, ampliará instalaciones, mejorará la planta académica y dará becas a hijos de los policías caídos en el cumplimiento del deber y elementos jubilados o en activo.