En una foto que les fue tomada en Buenos Aires, en 1933, a los poetas Pablo Neruda y Federico García Lorca, alguien escribió este texto:
“En una ocasión, Pablo Neruda y Federico García Lorca fueron a dar una conferencia en un pueblo, pero en la estación del ferrocarril nadie les recibió. Les dijeron que no les reconocieron porque esperaban que fueran vestidos como poetas. Lorca respondió: ‘Es que somos de la poesía secreta’”.
No se sabe qué pueblo fue, ni qué fecha, ni se cita alguna fuente. No obstante, lo que nos interesa es la ingeniosa respuesta de Lorca. Invirtiendo el orden de las palabras, podríamos reflexionar en el secreto de la poesía: ¿dónde nace?, ¿cuál es su origen?, ¿mana de una recóndita fuente?, ¿proviene de una inspirada musa?, ¿tiene su venero en el dolor o en la alegría?
Charles Simic, a quien fue otorgado el Premio Pulitzer de Poesía en 1990 por su obra El mundo no se acaba, expresó: “El anhelo secreto de la poesía es detener el tiempo, el poeta desea rescatar un rostro, un estado de ánimo, una nube en el cielo, un árbol en el viento y tomar una especie de fotografía mental de ese momento en que el lector se reconoce a sí mismo. Los poemas son instantáneas de otras personas en las que nos reconocemos a nosotros mismos”.
Como el 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía, el ISIC, a través de la Dirección de Literatura y Publicaciones, en unión con la Biblioteca del Jardín Botánico de Culiacán, organizaron un evento de escritura y lectura pública titulado “Un árbol florecido de poemas”, a celebrarse ese día, a las 16:00 horas, en las instalaciones del Botánico.
¿Me seduce el secreto de la poesía?
