“Querer es poder”, afirma un conocido y certero refrán. Sin la persistencia del querer es prácticamente imposible alcanzar ningún objetivo. Los obstáculos no son colosales e invencibles, pero se requiere una férrea voluntad para alcanzar los resultados.
La retórica es fácil, la realización es lo difícil. No bastan los propósitos, se requiere la constancia de la gota que paulatinamente perfora la roca. No hay que dejarse vencer por el desaliento, pues los resultados no son inmediatos ni están a flor de tierra. Sin embargo, la pretendida victoria brinda la inspiración, paciencia, coraje y resistencia para permanecer en la brega cotidiana.
Un ejemplo claro del poder de la voluntad lo tenemos en Craig Mac Farlane, quien quedó ciego a los 2 años y es considerado uno de los atletas más grandes, pues ha ganado más de 100 medallas de oro en varias disciplinas, entre las que se cuentan lucha, esquí, golf y natación, entre otras.
Además, escribe libros, toca varios instrumentos musicales y se ha convertido en un experto conferencista que comienza sus intervenciones preguntando al auditorio: “¿cuáles son las limitaciones o problemas que tienen para alcanzar sus metas?, ¿quién se siente desgraciado con la vida?, ¿quién siente que no tiene las herramientas necesarias para lograr las metas de su vida?”
Aprovechando el estupor del público, añade: “yo me cambio con el más desgraciado de ustedes; porque yo jamás le he visto la cara a mi mamá ni a mi papá, yo nunca he visto una playa, el sol, una flor, la naturaleza. Yo he vivido toda mi vida en una tiniebla, en la oscuridad, sin embargo, no he dejado que eso me afecte, no dejé que eso me impidiera lograr aquello que yo quería en la vida”.
¿Fortalezco el poder de mi voluntad?