Ayer, escribimos la columna con el título: “El embrujo del west”; hoy, sin embargo, queremos titularla con una variante: “El embrujo de West”, pues Morris West fue un autor que impulsó el afán de lectura en mis años mozos.
Nació en 1916 y falleció en 1999, considerado el novelista más leído en la historia de Australia. La temática de sus obras rondó la política internacional y la problemática eclesial.
Muy famosa fue su novela “Las sandalias del pescador”, publicada en 1963 y llevada a la pantalla del cine en 1968, protagonizada por Anthony Quinn, quien personifica a Kini Lakota, un obispo ucraniano que fue condenado a trabajos forzados por la autoridad soviética. Liberado y enviado como asesor al Vaticano es elegido como Papa y escoge el nombre de Cirilo I.
Sobre resaltar que cuando asumió el pontificado el Papa Juan Pablo II, quien venía del régimen comunista, se constató la vena, si no profética, sí muy versada en los asuntos especificados al inicio de la columna.
En efecto, en sus novelas, West invitó al lector a introducirse en las intrigas palaciegas y conflictos morales suscitados en los círculos vaticanos. De hecho, se habla de una tetralogía que versa sobre esta problemática: además de Las sandalias del pescador, se citan: Los bufones de Dios, Lázaro y Eminencia.
En Los bufones de Dios, el Papa Gregorio XVII abdicó, supuestamente por enfermedad, pero los cardenales lo obligaron a abdicar porque afirmó recibir una revelación y pretendía publicar una encíclica.
En Lázaro, el Papa León XIV gobierna con fortaleza y espera ser operado del corazón, mientras un grupo terrorista, llamado La espada del Islam, atenta contra él.
Finalmente, Eminencia, presagia la asunción de un cardenal argentino a la silla pontificia, sin semejanza con Bergoglio.
¿Cedo a este embrujo?
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