Las historias del Oeste han embrujado, fascinado y atrapado a las generaciones de todas las épocas. ¿Quién no recuerda las míticas películas protagonizadas por John Wayne? ¿O las electrizantes novelas de vaqueros de Marcial Lafuente Estefanía, que leían ávidamente los taxistas mientras esperaban que alguien solicitara sus servicios?
Puccini, en el terreno operístico abordó el tema del viejo oeste con “La fanciulla del west” (La muchacha del oeste), ambientada en la época de la fiebre del oro que convulsionó a California con la irrupción de miles de gambusinos.
Minnie, la chica del oeste, es la dueña del salón o cantina, de la cual está enamorado el sheriff, Jack Rance, sin saber que ella le ha entregado su corazón a Dick Johnson, quien esconde la personalidad del bandido conocido como Ramerrez (que fue interpretado por Enrico Caruso en el estreno el 10 de diciembre de 1910, en el Metropolitan Opera de Nueva York. El director fue Arturo Toscanini)). Una de las arias más conocidas es “Che ella mi creda” (Que ella me crea), en la que Ramerrez, a punto de ser ahorcado, pide que Minnie crea que él se encuentra libre, a salvo y lejos de ese lugar.
Famoso fue, también, el musical inspirado en Romeo y Juleta y llevado a la pantalla grande en 1961 con el nombre de “West side story” (conocido en español como Amor sin barreras). La inolvidable y romántica música fue compuesta por Leonard Berstein.
Volviendo al tema del viejo oeste, en 1968, Sergio Leone dirigió una película del género “Spaghetti western” titulada “C´era una volta il west” (Érase una vez en el oeste), con la banda sonora compuesta por Ennio Morricone, quien también musicalizó la película “El bueno, el malo y el feo”.
¿Cedo ante el embrujo del west?
