El Congreso: ser transparente y parecerlo
La opacidad que exhibió Gene Bojórquez
En materia de transparencia, la 64 Legislatura del Congreso del Estado debe medir con la misma vara a todos, cuantimás a los diputados que la integran, porque además de que “el buen juez por su casa empieza”, la asamblea popular está obligada por ley a ser referente de rendición de cuentas para no dar pie a escándalos que en fechas recientes le han socavado la plataforma de credibilidad. En esto sí tiene razón el Diputado Gene René Bojórquez Ruiz, el que ha aluzado en algunos intersticios opacos de la Cámara.
En esta coyuntura en la cual el Poder Legislativo le exige a la Universidad Autónoma de Sinaloa que permita la fiscalización de los recursos públicos que utiliza, le viene mal al Congreso local que lo pillen ocultando información que debe proporcionar de oficio, o bien desestimando la importancia de estar al día en la comprobación del dinero que recibe la institución en sí y quienes la integran, abonando a la percepción de candil de calle y oscuridad de casa.
Y sí debiera el Diputado Feliciano Castro Meléndrez al menos amonestar a los parlamentarios de su partido, Movimiento Regeneración Nacional, y de los demás también, en tanto en comisiones se determina si la falta es grave y amerita sanción fuerte, o al resultar leve requiere sólo del sermón correctivo. La acción enmendadora rápida ayuda a evitar que las cloacas desborden más allá de lo permitido, mientras que el castigo fundado en el estatuto interno le cierra el paso a la percepción de intocabilidad.
Transparentar y fiscalizar los recursos públicos es en ambos sentidos. El Congreso del Estado, igual que la mujer del César, no sólo debe ser honesto sino fundamentalmente parecerlo. Por consenso de todas las bancadas y diputados independientes, peso que gaste el Legislativo es peso que tiene que pasar por los filtros de auditoría para la verificación de que se utilice en estricto para lo etiquetado.
En abril de este año, Bojórquez Ruiz expuso el caso de extravío de cheques al interior del Congreso, forzando a que la institución apurara los procedimientos de investigación y castigo hasta que fue vinculado a proceso un auxiliar administrativo de la Cámara, de nombre Manuel, por el robo de 81 mil 212 pesos que fueron expedidos como finiquito de cuatro ex trabajadores. El problema consistió en que se trató de manejar en secreto este asunto y medió la denuncia ante la Auditoría Superior del Estado, que interpuso el pasista, así como la sospecha de malos manejos en el órgano parlamentario.
La otra situación más reciente tiene que ver con la denuncia del mismo Diputado del PAS acusando que el Legislador morenista, Pedro Villegas Lobo, benefició a una trabajadora del Congreso con el pago de colegiaturas en universidad privada, utilizando recursos que se le otorgan para la gestoría social. De nuevo Bojórquez Ruiz tuvo razón y exhibió la laxitud en la revisión del dinero asignado a los asambleístas, al grado de que el involucrado aceptó, y Feliciano Castro, presidente de la Junta de Coordinación Política, indebidamente declaró que él en lo personal no procedería a llamarle la atención a su homólogo y correligionario infractor.
En agravamiento del tema en cuestión, la información de la periodista Karen Bravo, dada a conocer ayer en Noroeste, evidencia que el Congreso no había subido a su página de transparencia la comprobación del fondo de gestoría social correspondiente a los meses de mayo y junio de 2023, estirando los plazos formales y abriéndole cauce a otros arroyos de desconfianza. ¿Qué hacen con los 20 mil pesos que recibe al mes cada Diputado? ¿Usan ese capital para beneficios personal o de allegados? Justificar el destino del dinero, puntualmente, disolverá la desconfianza y les dará autoridad moral para exigirles a otros que rindan cuentas.
Con o sin la vigilancia de Gene René Bojórquez, haya o no presión mediática del Diputado pasista, la naturaleza diáfana del trabajo legislativo debe ocurrir de manera ininterrumpida. Es el momento de revisar toda la estructura de rendición de cuentas y de acceso a la información ya que los episodios recientes de manejos oscuros, o parcialmente opacos, como se quiera ver, podrían ser indicios de otros escondrijos administrativos que al no estar la vista de la sociedad constituyen delitos que, en caso de acumularse, les restarían bastante a los activos de decencia que posee la 64 Legislatura de Sinaloa.
Es función esencial del Congreso, a través de su instancia fiscalizadora que es la ASE, vigilar que los recursos públicos sean manejados decentemente y ante la mirada escrutadora de los ciudadanos. Sin embargo, para volverse confiable en tal obligación, antes debe garantizarse que el ejemplo de rendición de cuentas venga de sí mismo como norma de la representación popular. Siempre lo que se hace habla más duro que lo que se dice.
Diputados, al sacar cuentas,
Usen una buena calculadora,
Para que la sociedad, revisora,
No vea cosas fraudulentas.
Llueva o no, la Comisión Federal de Electricidad les está ocasionando bastante problemas a sus usuarios de Mazatlán y Culiacán, a los cuales sí les llega puntual y caro el recibo por consumo de energía, sacando a relucir los apagones el deficiente mantenimiento a la red y equipo de suministro, tanto descuido por mucho tiempo que ni las afanosas brigadas de trabajadores son suficientes para corregir las fallas de cables caídos, transformadores averiados y árboles que causan cortocircuitos. Familias que pasan noches y días sin luz en medio del intenso calor, todo ello, insistimos, a consecuencia de que la CFE que se decía de clase mundial ha decaído a la condición de desastre mayúsculo.