Dimensión económica del notariado (1)

ANTE NOTARIO
27/09/2022 04:01
    Para el grueso de la población, el notariado es un negocio con tintes de monopolio (como el del expendio de cervezas) obsequiado por el poder político a juristas de la feligresía. Basta revisar las redes sociales para leer lo que los críticos exponen: Extraen recursos como si se tratara de un impuesto por hacer trámites innecesarios, sostienen algunos. Sentados en oficinas sin vigilancia de la autoridad, se heredan las notarías entre familiares sin mérito, apuntan otros. Tienen alianzas perversas con agentes económicos (inmobiliarios y funcionarios bancarios), aseguran otros. Deciden todo tipo de fechorías, reviven muertos, comparecen a personas que no estaban presentes, trasladan el dominio de propiedades a su gusto, fabrican documentos fuera de tiempo, y un largo etcétera de críticas. Sin lugar a dudas, en el notariado existen algunos problemas, pero lo cierto es que se olvida reflexionar en sus contribuciones (directas e indirectas como las denomina el autor) al desarrollo económico.

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    Recensión al libro de Jesús Silva Herzog Flores (2007). En 2007 Jesús Silva Herzog Flores (+) publicó una interesante monografía (traducida al mismo tiempo al inglés y al francés) que lleva el título de esta entrega. El texto es de la mayor relevancia por, al menos, los siguientes motivos: (i) la perspectiva del autor, que viene dada por su formación y experiencia profesional; (ii) la riqueza de sus argumentos, al profundizar en los beneficios del notariado a la economía nacional, y (iii) por la cobertura de temas que no se abordan en la literatura jurídica de manera cotidiana.

    El notariado es una función pública y una disciplina jurídica que ha merecido muy pocas reflexiones fuera de la dogmática jurídica tradicional. Se rechaza, quizá sin intención la endogamia. En las escuelas de Derecho, sólo por excepción se le estudia; en otras carreras, nunca. En la judicatura tampoco es una disciplina muy explorada. Se escribe y se dan pláticas notariales casi en exclusiva para y desde el mismo notariado. La escasez de bibliografía desde perspectivas -enriquecedoras- ajenas a dicha dogmática es un área de oportunidad. Por ello, la obra que se comenta es relevante.

    Para el grueso de la población, el notariado es un negocio con tintes de monopolio (como el del expendio de cervezas) obsequiado por el poder político a juristas de la feligresía. Basta revisar las redes sociales para leer lo que los críticos exponen: Extraen recursos como si se tratara de un impuesto por hacer trámites innecesarios, sostienen algunos. Sentados en oficinas sin vigilancia de la autoridad, se heredan las notarías entre familiares sin mérito, apuntan otros. Tienen alianzas perversas con agentes económicos (inmobiliarios y funcionarios bancarios), aseguran otros. Deciden todo tipo de fechorías, reviven muertos, comparecen a personas que no estaban presentes, trasladan el dominio de propiedades a su gusto, fabrican documentos fuera de tiempo, y un largo etcétera de críticas.

    Sin lugar a dudas, en el notariado existen algunos problemas, pero lo cierto es que se olvida reflexionar en sus contribuciones (directas e indirectas como las denomina el autor) al desarrollo económico.

    El notariado garantiza la legalidad y validez jurídica de los contratos en cualquier tipo de negocio así como la legitimidad en la titularidad de quien pretende ejercer un derecho. El fedatario responde por los daños y perjuicios causados por impericia o negligencia (con lo que se ahorran las partes el “seguro de título” propio de los países sajones); lleva a cabo auditorías legales que garantizan la vigencia y legalidad de los derechos corporativos y de propiedad; evita litigios y es mediador entre las partes; finalmente, es un auxiliar de la administración de justicia al vigilar que los contratos sean equitativos y justos, y auxilia gratuitamente la función estatal de recaudación de impuestos (calcula, retiene y entera bajo su responsabilidad).

    El libro pretende comunicar a los lectores (ciertamente con un lenguaje técnico, que lo aleja de las masas) cómo la fe pública contribuye a la paz social y al fortalecimiento del Estado de Derecho. El texto es corto y claro. Si bien, en algunos capítulos utiliza herramientas de la microeconomía y conceptos propios del Law and Economics (criterios de eficiencia de Pareto, Kaldor-Hicks, costos de transacción del teorema de Coase, etc.) en lo general sintetiza, bastante bien, en 29 páginas más 3 de bibliografía algunos datos de la contribución del notariado a la economía mexicana, a la economía de las familias, al sistema judicial; en suma al desarrollo de las actividades productivas y del país en su conjunto.

    Aquí es relevante detenerse en el perfil del autor para entender la seriedad de sus argumentos. Economista (UNAM) y maestro en la misma disciplina (Yale) con experiencia académica como profesor (UNAM y Colegio de México), titular de la Secretaría de Hacienda, funcionario de Banxico y embajador en EUA y en Reino Unido. Además, fue fundador del Infonavit. Sin duda, las credenciales son desbordantes. Tuve el gusto de conocerlo cuando desde el Departamento de Derecho del ITAM, en el año 1999, lo invitamos desde la Representación de Estudiantes de Derecho (Movimiento 99) a una conferencia en los meses previos a su candidatura como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (que perdió frente al actual presidente de México). Una persona cálida, atenta y sin duda generosa.

    En la próxima entrega abordaré la segunda parte de esta recensión, en la que analizaremos si el notariado es un monopolio, si los notarios pueden controlar los precios que cobran por los servicios de fe pública, si el número de notarios disponible beneficia o afecta a la población, si los servicios notariales están sujetos a la ley de la oferta y demanda; y , por último si el notario es un empresario como cualquier otro comerciante.