¿Darle una oportunidad al ‘Pío’ Esquer?
Candidato ciudadano con forro partidista

OBSERVATORIO
24/04/2024 04:02
    Aunque de nuevo requirió de un partido, el PAN, para poder participar en la elección, ‘El Pío’ Esquer representa lo que más se le acerca a una candidatura independiente que es la forma de participación política menos utilizada en Sinaloa en el actual proceso electoral. Y viendo más allá de lo que parece, podría ser inclusive la piedra de toque para evaluar la situación en que están las aspiraciones apartidistas cuyo impulso al parecer no le interesan a los órganos electorales ni a la sociedad civil.

    Tal vez ya notaron los electores de Culiacán que Sergio Esquer Peiro, más conocido como “El Pío”, no acude a las poses o sonrisas fingidas ni a la parafernalia arcaica de los políticos sino a la actitud franca, que les llama a las cosas por su nombre y mira a la gente a los ojos. Es que detrás de la cubierta que trae, la de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, existe en realidad un candidato ciudadano, a riesgo de que tal autenticidad rasque sobre viejas heridas que dejaron los partidos y pretensos.

    Aunque de nuevo requirió de un partido, el PAN, para poder participar en la elección, “El Pío” Esquer representa lo que más se le acerca a una candidatura independiente que es la forma de participación política menos utilizada en Sinaloa en el actual proceso electoral. Y viendo más allá de lo que parece, podría ser inclusive la piedra de toque para evaluar la situación en que están las aspiraciones apartidistas cuyo impulso al parecer no le interesan a los órganos electorales ni a la sociedad civil.

    Es como conejillo de indias en el laboratorio social que analiza la rara contradicción sinaloense de pérdida de confianza generalizada en partidos y políticos de mala fama, pero al mismo tiempo ofrece poca respuesta al tratarse de apoyar a candidatas y candidatos ciudadanos. ¿Acaso es forzosamente indispensable que quién pretenda postularse a posiciones de gobierno o legislativas lleve la cubierta partidista por encima de la etiqueta ciudadana? En la interrogación está la trampa: las siglas políticas una vez que acceden al poder proceden a cerrar cada vez más los accesos que por la vía democrática puedan tener las personas fraguadas en la lucha social.

    En ese nado a contracorriente va de nuevo Sergio Esquer, ahora por la coalición Fuerza y Corazón por México, buscando el reencuentro con el electorado, sin llevar tatuada sigla alguna en la frente y en condiciones muy distintas a las de 2021 cuando buscó el mismo cargo de representación. De mucho le han de servir los 54 mil 974 votos que logró aquella ocasión en el Distrito 5, en medio del arrasador efecto tsunami de Andrés Manuel López Obrador y en la circunstancia de violencia que manchó la jornada del sufragio.

    Lo último que se supo de él después de las votaciones del 6 de julio de 2021 es que impugnó el proceso electivo “apelando el principio de que todo ciudadano tiene el derecho de acudir a emitir su voto en completa libertad. Desafortunadamente, las autoridades no cumplieron con su función básica de garantizarle a la ciudadanía un proceso electoral sin violencia y libre durante las campañas y el día de la elección”.

    Pero en lugar de desanimarlo aquella adversidad, se levanta para intentarlo está vez siendo más conocido por los votantes y teniendo él mayor experiencia para la práctica política. Además de que mantiene los rasgos ciudadanos se trata de un liderazgo que resalta frente a la ausencia de perfiles y propuestas en las que se pueda creer, confiar y acompañar. La extinción de guías a los que se le puedan seguir los pasos sin que nos hagan caer en abismo es lo que los electores buscan sin encontrar hoy.

    “El Pío” habla como ciudadano, fuerte o mesurado, según se requiera. Razona como ciudadano al plantear un modelo de participación inclusiva donde todos estén luchando porque les vaya mejor a todos. Pone de ejemplo al ciudadano con el modelo de progreso que debería ser extensivo a cualquier sinaloense. Tiene como ciudadano una familia fincada en los valores como la mayoría de las que pueblan la tierra de los once ríos. Es, sin duda, un candidato ciudadano.

    Es decir, ese tipo de personas debieran dominar en las boletas electorales dejando atrás la vieja tradición de entre más cola arrastren mejor llenan los requisitos para ser postulados a cargos de elección popular. A cualquier sinaloense que le pregunten ¿dime qué es un candidato? hará la descripción exacta del prototipo embustero, traicionero, avaricioso y camaleónico porque es el único referente que se tiene desde que el sufragio libre fue pervertido para el placer de camarillas mafiosas.

    En esto halla sustento la idea de abrirle oportunidades al ciudadano común y corriente que conoce las grandes aspiraciones sociales y está al tanto de los requerimientos éticos de la función pública. El que asume el triduo moral de no mentir, no robar y no traicionar, más allá de la hipocresía gubernamental que la asume como frase de moda y por cada ocasión que la menciona la violenta cien veces.

    ¿Es “El Pío” Esquer de esos raros especímenes ciudadanos de la política que aportan la honestidad, la verdad y el esfuerzo al servicio de los representados? Necesita la oportunidad para demostrarnos que sí.

    Reverso

    En tanto creamos mejor estructura,

    Para las candidaturas ciudadanas,

    No importa del “Pío” la envoltura,

    Sino el valor de sus propuestas sanas.

    Enmendar las codicias

    Ojalá que con la corrección a la lista de candidatos a los cargos municipales se les abran oportunidades en todos los partidos a aquellos militantes y activistas que hacen la chamba para que los liderazgos brillen. Al verse obligadas a evitar las candidaturas dobles, por mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, las siglas políticas reciben la encrucijada de cesar el acaparamiento de postulaciones que les garantizan a los mismos de siempre que seguirán prendidos de apetitosas ubres presupuestales. Si así lo hicieren, los votantes lo verían bien y hasta podrían premiar tal voluntad de enmienda.

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