¿Coincidencia o complot?

    Ninguna opinión es absolutamente neutral ni plenamente objetiva, todos opinamos influidos por una visión propia de los temas que se abordan en los medios; no hay inocencia en lo que decimos, pero debemos exigirnos honestidad e intentar el equilibrio. Al menos esto es lo que se ha enseñando en las escuelas de periodismo. Sin embargo, lo que vemos en estos opinadores, y no de ahora, es un ejercicio de burda manipulación propagandística, además de irresponsable.

    ¿Existen las coincidencias en el periodismo? ¿Hay coincidencias en la política? ¿Hay coincidencias en la política-periodismo?

    Estas preguntan vienen a colación porque a partir del 7 de julio, cuando la periodista y militante del PRI, Beatriz Pagés, escribió en la revista Siempre!: “¿... busca López parar con balas a la oposición?”- refiriéndose a que AMLO no veía cómo parar la aparición de Xóchitl Gálvez- se vinieron en cascada opiniones periodísticas acerca de que el Presidente estaba creando un ambiente enrarecido en el que podría atentarse contra la vida de la candidata virtual del Frente Amplio y de columnistas críticos del líder de la 4T.

    Después de Pagés, lo hicieron Raymundo Riva Palacio, López Dóriga, Alazraki, Guadalupe Loeza, Ricardo Alemán, Carlos Marín y los que falten. Por otro lado, Ciro Gómez Leyva y López Dóriga señalan a López Obrador de que, si hay un atentado contra ellos, el inquilino de Palacio Nacional también sería el responsable.

    En este encadenamiento de opiniones coincidentes, una pregunta elemental es: ¿quienes sostienen que López Obrador está poniendo en riesgo la vida de la ingeniera Gálvez se convencieron de la conjetura de Beatriz Pagés y la repiten, matices más matices menos, o se conjugaron para hacer política opositora a través de sus opiniones periodísticas?

    Cualquier lector avezado o que haya leído por varios años a los columnistas referidos sabrá que ellas y ellos son críticos acérrimos, unos, como Riva Palacio y Alemán, prácticamente a diario y por muchos años, del morenista. No es nada nuevo que repelan todo lo que dice y hace el tabasqueño, donde por supuesto hay mucho que criticar, pero suelen decir cosas insostenibles.

    Esto han escrito los periodistas mencionados líneas arriba:

    Raymundo Riva Palacio: “López Obrador está creando las condiciones objetivas para que asesinen a su inesperada adversaria”.

    Beatriz Pagés: “El Presidente López Obrador crea un ambiente que recuerda el asesinato de Luis Donaldo Colosio. En esta ocasión el escenario tiene más riesgos. López atiza la violencia política cuando los cárteles ocupan el 81 por ciento del territorio nacional”.

    Carlos Alazraki: “Xóchitl Gálvez podría sufrir un atentado como Ciro Gómez Leyva por parte de algún fanático de AMLO”.

    Joaquín López Dóriga: “Es necesario que del mismo Frente Amplio por México establezcan cuanto antes un cinturón de seguridad alrededor de Xóchitl Gálvez, para evitar un desenlace como el de Colosio”.

    Guadalupe Loaeza: “Son tan intensos y reiterados los ataques contra Gálvez por parte del Presidente en sus mañaneras, que no faltará algún demente adorador de la 4T que quiera asustar o inclusive algo peor”.

    Ninguna opinión es absolutamente neutral ni plenamente objetiva, todos opinamos influidos por una visión propia de los temas que se abordan en los medios; no hay inocencia en lo que decimos, pero debemos exigirnos honestidad e intentar el equilibrio. Al menos esto es lo que se ha enseñando en las escuelas de periodismo. Sin embargo, lo que vemos en estos opinadores, y no de ahora, es un ejercicio de burda manipulación propagandística, además de irresponsable.

    ¿Cómo es posible que una persona se atreva a afirmar que otra, con sus críticas a una candidata, por más severas o agrias que sean, esté creando condiciones para que “alguien” -“un loquito” dice López Dóriga, “los narcotraficantes”, dice Riva Palacio- pueda matarla, y prácticamente lo estén acusando de que sería el responsable?

    López Obrador ha sido muy ofensivo en criticar o responder a sus opositores políticos y/o periodísticos, con frecuencia ha perdido la compostura que debe guardar un hombre de Estado, ha fallado en la política de seguridad, al igual que todos los presidentes por lo menos desde los 70 del siglo anterior, y se ha incrementado el número de muertos de manera escandalosa, incluyendo muchos periodistas; pero no podremos encontrarle una sola palabra de amenaza de muerte a nadie, ni de represión a ningún periodista. Muchos columnistas dicen que se sienten intimidados por el autoritarismo del Presidente, pero no han dejado de calificarlo y motejarlo con los palabras más severas y burlonas que se hayan escrito contra un titular del Ejecutivo. Vamos, ni Fox, ni Peña Nieto recibieron tantos insultos como el líder de Morena. Podemos llenar tomos enteros con los que se han escrito tan sólo en Reforma, El Universal, Milenio, El Heraldo y Excélsior, para solo mencionar cuatro diarios capitalinos. Y ni uno solo de esos periodistas ha sido reprimido.

    “Dictador”, le han dicho incontables veces decenas de opinadores, sin el menor recato conceptual, y tal definición ya la repiten muchos de los ciudadanos que lo desaprueban. Obviamente, quienes lo dicen no tienen ni la menor idea de lo que es una dictadura. Bastaría que vieran en Youtube los testimonios de los ciudadanos de Cuba o Nicaragua, o los documentales y libros, e incluso películas, de las dictaduras en la URSS, el Bloque Soviético, la Alemania nazi, la Italia facista, la España franquista o las dictaduras sudamericanas de los 70 y 80, para que tuviera una idea de lo que es una dictadura.

    Si López Obrador ha puesto lo suyo para polarizar al País, políticos y periodistas opositores han hecho lo propio. Los casos reseñados son ejemplos de extrema irresponsabilidad.

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    santamar24@hotmail.com