Si Cuén se hubiese limitado a ser un buen Secretario de Salud no habría motivo alguno por el que Rocha Moya lo acotase y finalmente lo renunciara. Sin embargo, eso era imposible para alguien con la trayectoria, ambiciones y metas del ingeniero Cuén. A duras cuentas aceptó ser responsable de la Secretaría de Salud, se le hizo muy poco. Él quería la Secretaría de Gobierno o al menos la de Educación Pública para que su esfera de influencia se acrecentara.

    Rubén Rocha y Héctor Melesio Cuén, como en todo acuerdo o alianza política, buscaron obtener provecho muto. No es cierto, como han dicho numerosos columnistas y políticos, que a Rocha Moya desde la Ciudad de México le impusieron el amarre con Cuén. No, él la quería y la buscó porque la creyó necesaria para asegurar su triunfo, aunque varias voces le dijeron que no la necesitaba, que con su propia fuerza y el huracán amloísta era suficiente, tal y como se demostró. El PAS aportó pocos votos -alrededor de 80 mil- y tampoco era imprescindible la estructura pasista para la campaña y la atención a las casillas electorales, pero Rocha Moya estaba convencido de que sí era necesario.

    Cuén también creía a pie juntillas de que sin su participación el doctor Rocha no ganaba la Gubernatura. Se la creyó totalmente, lo mismo que sus huestes. En una campaña inusitada, Cuén prácticamente actuaba como una especie de vicecandidato y hablaba y daba declaraciones en todas las movilizaciones y mítines. Dijo que iba a cogobernar.

    Rocha lo dejó hablar y decir todo lo que quería, lo hizo creer que, en efecto iba a cogobernar, porque el ex Senador le concedió una cantidad de candidaturas a diputados y alcaldes que la fuerza del PAS no merecía. De igual manera, el gran personaje de Batequitas le cedió dos importantísimas secretarías al PAS, y eso convenció a Cuén de que tenía un inmenso poder político, como nunca lo había tenido.

    Pero Cuén no se dio cuenta o no entendió, a pesar de que él mismo no convida a nadie el poder político en la UAS, que el Gobernador no puede permitir que se compartan las riendas de mando en el estado, ni que nadie tenga su propia agenda política. Tanto porque Cuén no está acostumbrado a obedecer a nadie desde que se convirtió en Rector de la UAS, como porque el también badiraguatense estaba en el gobierno solo para desde ahí construir su candidatura al Senado, como, incluso, porque la personalidad de Héctor Melesio Cuén solo gira sobre su propio eje y no tolera ninguna energía externa, el jefe único del PAS hacía política fuera de la agenda del Tercer Piso. En Sinaloa se reunía con alcaldes, diputados y dirigentes partidarios para hacer política partidaria. Iba a la Ciudad de México a reunirse con dirigentes partidarios de Morena, legisladores y funcionarios federales a tejer para ganarle a Rubén Rocha la mano para decidir la candidatura a Senador como si el Gobernador no existiera, como si su paisano no tuviera ninguna fuerza y vínculo poderoso con la 4T. Lo cual era una total ingenuidad, sorprendente en un tipo sagaz como lo es Cuén. Sin embargo, en un escenario de política mayor, Rubén Rocha Moya jugó ajedrez y Héctor Melesio Cuén damas chinas.

    Cuén se dio cuenta desde los primeros días en la Secretaría de Salud que no iba a poder actuar a sus anchas como él pensaba, el Gobernador lo acotó inmediatamente, pero el pasista hizo como que la Virgen le hablaba y se movía como un actor político autónomo. Le enviaron varios mensajes pero no firmó de recibido.

    Si Cuén se hubiese limitado a ser un buen Secretario de Salud no habría motivo alguno por el que Rocha Moya lo acotase y finalmente lo renunciara. Sin embargo, eso era imposible para alguien con la trayectoria, ambiciones y metas del ingeniero Cuén. A duras cuentas aceptó ser responsable de la Secretaría de Salud, se le hizo muy poco. Él quería la Secretaría de Gobierno o al menos la de Educación Pública para que su esfera de influencia se acrecentara.

    Cuén ha perdido piezas políticas en dos municipios y en el Poder Legislativo estatal se le fugaron dos diputadas y un diputado, se sumaron a la cuenta de Rocha. Varios comentaristas han dicho que Rocha deliberadamente los sustrajo de la lista pasista y que fue parte de su estrategia para ir cercando al líder de los morados. En realidad es que Cuén pensó que los presidentes municipales y legisladores serían como los directores de la UAS que lo obedecerían sin chistar. Hemos visto que eso no fue así. Los renunciantes prefirieron acercarse al Gobernador y a Morena que mantenerse bajo el duro liderazgo del químico de Badiraguato.

    Rocha hizo resiliencia política ante la enorme presión que se levantó contra su gobierno después de la muerte del periodista Luis Enrique Ramírez. En el ámbito nacional se responsabilizaba a López Obrador de no detener la violencia que azota al País y particularmente la que se ensaña con los periodistas, pero al interior del estado los dardos iban principalmente contra Rocha Moya. Al margen de que Luis Enrique fuera amigo del Gobernador, éste tenía la enorme necesidad de hacer algo para decir que su gobierno no atenta contra los periodistas y la libertad de expresión, y mató dos pájaros de un tiro: publicó una carta donde daba entender que su compromiso era tan firme en el respeto a la prensa que le exigía a sus funcionarios que si tenían demandas contra periodistas renunciaran a ellas so pena de ser despedidos. Y por otro lado, despidió a Héctor Melesio.

    Cuén no entendió que el contexto nacional es tan grave que tenía que retirar sus demandas, así ya hubiese hecho migas con Tere Guerra y Luis Enrique Ramírez, los demandados. Quizá su cálculo político le dictó que era mejor ser despedido, para hacerse pasar como víctima, que desistirse. Pero, si no retiró las demandas porque considera que está en lo correcto, confirmaría que él no tolera la crítica, lo cual no le ayuda nada en su deseo de mostrarse como un político de altas miras.

    Cuén no estuvo atento a los comentarios de medios nacionales que vieron con muy buenos ojos el documento de Rocha. Incluso llegaron a decir, en particular Ciro Gómez Leyva, que esas eran las cosas que debería de hacer la 4T. Nadie en el PAS supo leer que la postura del Tercer Piso tenía que ser entendida en el escenario nacional.

    Rocha sigue jugando ajedrez y Cuén damas chinas. Aunque éste debe pensar que solo fue una partida y que el torneo no ha terminado.