En Sinaloa la presencia de esos grupos de rastreadoras ha dejado una profunda huella de entereza, y en algunos casos su estoica acción se ha visto coronada con el hallazgo, que llega como el logro doloroso de un esfuerzo merecedor del reconocimiento público. Ahora surgen manifestaciones en el sentido de fortalecer el apoyo gubernamental a tan indeclinable tarea. Enhorabuena.

    El mensaje del proverbio que reza: “Pesa más una duda que un desengaño”, genera en alguna forma una asociación de ideas con la desaparición de personas que representa una de las manifestaciones más lacerantes del crimen que actualmente cubre una creciente cauda letal en el territorio nacional.

    El hecho de ignorar el paradero del ser querido que permanece desaparecido crea una duda que se pronuncia al grado más torturante de la incertidumbre, aunque en otros casos esa duda se desvanece ante la sospecha o la convicción de que la desaparición acusa un asesinato, y en esa cruel tesitura surge la obsesión de localizar y rescatar de su inicua fosa los restos de la entrañable víctima.

    La incesante actividad de las mujeres que han hecho de ese rescate una institución proyecta el valor y la fortaleza de quienes, como ellas, se trazan con irrenunciable determinación la meta de encontrar los restos de la persona desaparecida, y concretan una acción digna de todo el respeto y la admiración. En tal sentido es condenable el hecho de que algunas de esas activistas han sido abatidas por el crimen, y resulta además censurable la indolencia que su loable misión ha encontrado al paso de su solicitud de apoyo.

    En Sinaloa la presencia de esos grupos de rastreadoras ha dejado una profunda huella de entereza, y en algunos casos su estoica acción se ha visto coronada con el hallazgo, que llega como el logro doloroso de un esfuerzo merecedor del reconocimiento público. Ahora surgen manifestaciones en el sentido de fortalecer el apoyo gubernamental a tan indeclinable tarea. Enhorabuena.

    El curso aún incipiente de la gestión gubernamental de Rubén Rocha Moya muestra algunos aspectos que revelan la decisión de enderezar entuertos. Tal se aprecia en la respuesta que el Gobernador está dando en el caso de la Sección 53 del SNTE, cuyo líder emplazó al Gobernador a rendir cuentas sobre algunos adeudos al Sindicato.

    El Mandatario sinaloense se dice dispuesto a rendir cuentas con base en los resultados de la auditoría que él está solicitando al Congreso del Estado se practique a la Sección 53. Sin embargo, ante ese anuncio el líder sindical está manteniendo una actitud de reto.

    Esa determinante actitud mostrada ante el reto del representante del sindicato magisterial tendría que ser asumida en el caso del Alcalde mazatleco y su capricho en torno a la celebración del Carnaval 2022, con relación a la cual el obstinado Edil volvió a conseguir que se aplazara la correspondiente decisión hasta este día.

    Sin embargo, el Gobernador Rocha Moya ha propuesto que se posponga o se suspenda el Carnaval y todo indica que en ese sentido se va a definir el caso, por encima del berrinche que, sin duda, protagonizará el caprichoso Alcalde porteño.

    Sobre ese asunto resulta puntual la declaración de la Diputada Local Celia Jáuregui Ibarra al señalar que la celebración del Carnaval, como puente de apertura a la Cuaresma, atendería intereses económicos de corto plazo, pero al repercutir en la pandemia podría generar impactos de gran magnitud en perjuicio de Mazatlán.

    No acostumbro usar este espacio para exponer temas personales, sin embargo, el motivo por el que hoy lo hago me inclina a definir que es el lugar indicado para dejar constancia de mi sentimiento de gratitud hacia todas las personas que en alguna forma y por algún medio patentizaron sus condolencias por el fallecimiento de mi esposa, María Elizabeth Espino Vega.

    Tales expresiones producen un reconfortante efecto en mi ánimo al recibir, en compañía de mis hijos, esas muestras de solidaridad que me permiten constatar la estimación que Elizabeth supo sembrar y cultivar en quienes conocieron su fortaleza de espíritu, su expresiva franqueza y su predisposición a la alegría.

    Ese es el semblante que perdurará en mi memoria durante el tiempo que quede a mi longeva existencia, pues tal es la imagen que ella se esforzó en proyectar por encima del padecimiento contra el cual luchó hasta el día en que su ausencia generó las manifestaciones de apoyo por las que aquí reitero mi más profundo agradecimiento.