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"MEJOR EDUCACIÓN"

"Lo que tu hijo debe aprender en el kínder"

"Los currículos de los jardines de infantes se han vuelto cada vez más complicados y concentrados en matemática avanzada"
11/08/2016 14:18

Deseret News

 

Ante las mayores expectativas y responsabilidades que recaen sobre los primeros docentes y los padres, los currículos de los jardines de niños se han vuelto cada vez más complicados y se concentran más en matemática avanzada y en lectoescritura, según un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Virginia.

Los científicos compararon aulas de jardines de infantes públicos entre 1998 y 2010, y descubrieron cambios importantes en las creencias de sus maestros sobre la preparación para la escuela, el tiempo invertido en contenidos académicos y no académicos, la organización del aula, el enfoque pedagógico y el uso de evaluaciones estandarizadas.

Los investigadores concluyeron que por diversos motivos, los jardines se centraron más en lo académico y menos en la exploración, el desarrollo de habilidades sociales y el juego.

 

Rendir cuentas

 

En el estudio, se descubrió que la presión por rendir cuentas descendía hasta el sector de la educación preescolar debido a los efectos de la ley No Child Left Behind Act de 2002. La ley exige a los estados que evalúen a los alumnos en lectura y matemática de tercer a octavo grado. Si bien a algunos estudiantes no se les exige rendir examen hasta tercer grado, una buena preparación para las pruebas comienza temprano.

Sin embargo, según Marcia Nell, profesora de Educación Preescolar de la Universidad Millersville, todavía hay muchos estudiantes en tercer grado que no se están sacando las notas que la gente cree que deberían sacarse.

Chistopher P. Brown, profesor asociado de Educación Preescolar de la Universidad de Texas en Austin, señaló que los alumnos de jardín suelen presentar malos resultados en todas las áreas a pesar de que algunos sistemas de educación estatal comienzan a evaluarlos a esa edad. En 2010, se pidió al 73 por ciento de los alumnos de jardín que rindieran una evaluación estandarizada, y un tercio de ellos tuvo una en los últimos treinta días, según el estudio.

La matrícula en la educación preescolar es más popular que nunca y el número de inscriptos en un programa preescolar preparatorio para el jardín se duplicó entre 1990 y 2011, lo que disparó por las nubes la inversión pública y privada, explicó el estudio.

Según Scott Latham, coautor del informe y egresado de la Universidad Stanford, otras investigaciones en las que participó demostraron que ocurrió un gran cambio en el número de estudiantes que asisten a jardines de infantes de jornada completa, con un 80 por ciento de inscriptos en 2010 en comparación a 56 por ciento en 1998.

"Lo que se está viendo en todo el país es que se presta mayor atención a asegurarse de que todos los niños participen en la escuela lo antes posible", dijo Brown. "Estamos transformándonos en una sociedad más globalizada, por lo cual muchos padres quieren asegurarse de que sus hijos estén listos para que les vaya bien en la escuela y así puedan ir a la universidad y conseguir empleo".

 

Creencias y contenidos educativos

 

De acuerdo al estudio, entre 1998 y 2011, el porcentaje de maestros que afirmaban estar de acuerdo en que los niños deberían aprender a leer en el jardín de infantes había aumentado del 31 al 80 por ciento.

Se constataron grandes cambios en el tiempo de enseñanza invertido en música, artes, danzas, teatro e idiomas extranjeros, que cayó 18 puntos porcentuales en 2010. Las actividades seleccionadas por los niños bajaron 40 por ciento y se duplicó el uso diario de manuales para lectura y matemáticas.

Los investigadores también detectaron una merma en el número de maestros que hablan de temas científicos que podría resultarles interesantes a los niños, como los dinosaurios, el Sistema Solar y la ecología.

Sin embargo, Latham sostuvo que los maestros han encontrado formas divertidas, creativas e interesantes de enseñarles matemática y lectura a los niños.

El investigador explicó que muchos maestros jardineros enseñan a los niños cosas que ya saben si no los desafían con contenidos más académicos. Los estudios demostraron que cuando se expone a los niños a contenidos avanzados a una edad más temprana, aprenden mucho más.

 

El aprendizaje comienza en casa

 

Según Nell y Latham, el aprendizaje infantil comienza mucho antes de entrar al aula. Los padres que sostienen conversaciones estimulantes con sus hijos y los alientan a leer y escribir promueven mayores éxitos académicos en ellos que los que no reciben estímulos académicos o sociales a temprana edad, lo que provoca una "brecha de experiencias" entre los niños incluso antes de comenzar su formación.

"Para cuando llegan al jardín, los niños blancos de ingresos más elevados ya escucharon millones de palabras más que los de minorías étnicas o menos ingresos", según Latham.

Nell señaló que el 90 por ciento del cerebro se desarrolla en los tres primeros años de vida y que el desarrollo en esos primeros años prepara el marco para el resto de la vida.

En consecuencia, Latham dijo que ahora los padres tienen a valorar más que las generaciones anteriores la enseñanza inicial de matemática y lectoescritura, especialmente entre las familias con menos ingresos.

También hay una mayor presión de parte de las escuelas para que los padres participen más en la educación de sus hijos, según Brown. Sin embargo, el grado de involucramiento de los padres en las primeras experiencias didácticas de sus hijos varía. Las familias con más ingresos suelen tener un mayor acceso a más recursos y más tiempo disponible para alentar el aprendizaje en sus hijos.

Nell observó que ahora existe un segmento de gran tamaño de padres excesivamente presentes en la sociedad que se ciernen sobre sus hijos y tratan constantemente de impulsarlos y protegerlos. Se sabe que este tipo de padres presiona a sus hijos para que conquisten más logros académicos a una edad más temprana.

 

Métodos de medición

 

Los maestros se preescolar se concentran en los conceptos que los alumnos encontrarán en las evaluaciones. Como a los alumnos de jardín se los mide según su comprensión de matemáticas o lectoescritura, en eso se concentran los maestros.

"Si la medición definitiva son notas en pruebas de matemática y lectura, entonces conceptos como la ciencia no resultarán muy útiles", explicó Latham. "Pero los niños que entienden de ciencia podrían tener una comprensión más amplia del mundo".

Latham mencionó que las notas de las pruebas son la forma más sencilla que tienen los sistemas escolares de medir los primeros conocimientos porque se pueden concentrar en una o dos materias.

"Hoy en día existe una fuerte presión para expandir las evaluaciones, pero medir todo lo que saben los niños no es fácil", dijo él, "y hacer pruebas lleva tiempo y sale caro".

Nell afirmó que los sistemas escolares deben parar para analizar qué están midiendo con las evaluaciones y por qué eso podría ser importante.

"Somos una sociedad amante de los números", declaró, "pero hay cosas que no se pueden medir".

Por ejemplo, no se puede medir el desarrollo socioemotivo del niño, que es lo que le rendirá éxitos y sociabilidad en otras etapas de la vida, sostuvo Nell.

"Independientemente del método de medición que se usa, sin importar si es académico, social o emotivo, hay que reconocer que no es muy preciso para medir lo que sucede en las vidas de los niños", agregó Brown.