"ON OFF: Claudia de Heredia y su pasión por cambiar la vida de las personas"

"La fundadora de Kichink es una de las ponentes en el evento a realizarse en Mazatlán el 30 de noviembre y 1 de diciembre"

En el 2013, junto a Claudio del Conde y Jennifer Marquard, Claudia de Heredia fundó Kichink, empresa en la que es Directora Comercial desde entonces.

Con el impulso de una tienda específicamente, sin antecedentes de éxito en el país, pero con el sueño de empoderar a las personas para generar ganancias a través de ventas en Internet, años más tarde Kichink se convirtió en la compañía con el mayor potencial para irrumpir en la industria del comercio electrónico.

Claudia de Heredia forma parte de los invitados este año al evento de innovación y emprendimiento de On/Off, Liderazgo Disruptivo, organizado por Noroeste, que se llevará a cabo en Mazatlán el jueves 30 de noviembre y el viernes 1 de diciembre de este 2017.

Inspirada por su abuelo, que fue un gran publicista internacional, Claudia de Heredia estudió Mercadotecnia en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Santa Fe, apasionada por el mundo en el que vivía él, incursionó en el ambiente.

Entre su currículum se encuentran empresas como Nube 9 Tecnología México y Procter & Gamble México, en esta última Claudia implementó y ejecutó estrategias y planes para clientes en el área de Redes Sociales y analizó escenarios de nuevos mercados y clientes potenciales.

Claudia cuenta que en Procter dejó su corazón y en algún momento su tiempo completo, pero no solo eso, estuvo a punto de dejar su vida por fuertes problemas de salud que surgieron luego del exceso laboral.

"El panorama era paradisíaco, era muy divertido al principio, un reto increíble porque estudié Mercadotecnia y en ese momento Procter era la escuela de Mercadotecnia, pero todo tiene un ciclo, yo soy muy intensa para todo lo que hago y me tocaron retos importantes, trabajar de nueve a seis no era opción", señala.

Recuerda que luego de la muerte de su abuelo en el 2009, comenzó a cuestionarse si se encontraba trascendiendo a través de su trabajo, si realmente se encontraba marcando una diferencia y entonces se dio cuenta que la respuesta más obvia era que no sería así si continuaba vendiendo jabones.

"No pasó por mi cabeza que sería vendiendo jabones que era lo que yo hacía en Procter, con la presión del trabajo y lo de mi abuelo acabé con un tema de salud muy fuerte, con un pulmón colapsado y con el 50 por ciento de la capacidad respiratoria; llegué al hospital y le dije al doctor, 'perdón, dejé mi computadora abierta y tengo que terminar una junta', y el doctor me dijo: 'no puedes respirar, ¿no te ubicas?", detalla.

Destaca que fue muy difícil pero tomó la decisión de renunciar sin tener otro plan, sin saber que haría después, ya que lo que sí tenía muy claro era que no quería trabajar de nueva cuenta en otro corporativo.

"El gen emprendedor lo tenía muy muy en la parte de atrás de mi cabeza, no era algo así de 'ya sé, me voy a salir y voy a poner mi negocio'; yo era de la idea de tener un sueldo fijo, coche, vacaciones al año, mi seguro; Claudio, mi esposo, es totalmente lo opuesto", señala.

De Heredia refiere que su esposo nunca ha trabajado en un corporativo, siempre ha sido su propio jefe y ha tenido su propia empresa, una agencia digital en la que ella se integró a trabajar para poco a poco incluir la opción de "carrito de compras" en portales web de sus clientes.

"A raíz de los comentarios de nuestros clientes, nos dimos cuenta que el comercio electrónico en México no iba a detonar hasta que no existieran las herramientas para que cualquier persona pudiera vender en línea, de aquí nació el concepto de la compañía", recuerda.

Claudia cuenta la anécdota de que, un día como a las tres de la mañana, su esposo se estaba duchando, ella estaba en la computadora resolviendo algunos problemas de la todavía agencia digital, cuando escucha que Claudio le grita "Kichink", por lo que ella le responde "salud", pues pensó que había estornudado, pero entonces él le dice, "no, así se llamará la compañía".

"Yo le dije: 'no estoy segura', le valió madre y qué bueno, se puso una toalla y se sentó en su computadora, mientras yo le decía 'no sé, déjame ver que significa en japonés, en chino', en mi cabeza se sintió como si fueran 10 minutos y fue cosa de dos minutos. Claudio escribiendo mientras yo le decía, 'en japonés significa como abundancia, a ver déjame ver en chino... lo podemos evaluar, lo voy a meter a la prueba de mercado' y me responde 'no, no. Ya compré todos los dominios, se va a llamar Kichink'", relata. 

Kichink es una plataforma para venta de productos en línea, con la promesa de que cualquiera puede comercializar sin invertir en infraestructura; incluye tiendas en línea, procesamiento de pagos, back-end, gestión de inventario y logística de distribución.

"Kichink no tiene un costo upfront, no tienes que hacer una inversión inicial ni pagar un costo mensual. Nuestro modelo de negocio es comisión por transacción, es decir, no empiezas a pagar hasta que no empiezas a vender y el costo por transacción es de 7.5 por ciento el valor del producto", explica.

Recuerda que en mayo de 2012 contratan a la primer persona que se iba a dedicar a la empresa en potencia Kichink, entonces recibe la llamada de una cliente a la que le había presentado el proyecto hacía un mes atrás, con la idea de lanzar una colección a través de la plataforma.

"Fue como la primera vez que dijimos, hay que lanzar. Me acuerdo que estaba en el teléfono y así de que: en julio creo que sí podemos lanzar, a ver, 'equipo, ¿podemos lanzar la marca en 30 días?', se me quedaron mirando los desarrolladores con cara de no hay forma; le respondí 'sí, sí podemos' para el contrato lo vemos con el departamento legal; yo era el departamento legal, yo era la directora de comercio, yo era la promotora", cuenta.

Dice que invirtieron todo su dinero con la idea de que funcionara, pues su esposo Claudio tiene la mentalidad de que no hay opción de fracaso y siempre lo ha dejado claro. "¿Qué necesitamos hacer para que esto funcione, trascienda y cambie el mundo?", y es algo que considera se contagia.

En 2015, Google reconoció a Kichink y a sus fundadoras con el premio Game Changer reconociendo la capacidad para innovar y ser agentes de cambio.

La multinacional la definió como "la compañía con el mayor potencial para disrumpir en su industria".

"El éxito de nuestra empresa es que está hecha con mucho corazón y cariño, no la vemos como negocio para hacernos millonarios. La construimos para cambiarle la vida a las personas. El éxito de un emprendedor no es la meta, si no el camino, el aprendizaje que te va dejando, éste lo tuve hasta que empecé a emprender. Todos los días vas construyendo tu éxito", dice.

Cuenta que siempre piensan en dedicar todo para que la empresa crezca, en vez de buscar paracaídas por si fracasan, es percatarse que se trata de una inversión total para emprender, en la que no se recibe paga, sino que se trata de un costo.

"Es pensar, a ver, si en un año no genero un peso está bien, porque el sacrificio que estoy haciendo ahorita se va a regresar con creces, quizás en 10 años, pero va a regresar. Sé que en un corporativo mi sueldo sería mucho mayor, veo a mis compañeros que siguen trabajando así y sí digo, 'mira su nómina y ve la mía', pero mi convicción por este negocio en el que estamos cambiando la forma de vivir de muchas personas es tal que no me importa sacrificar esa parte monetaria, que en algún momento llegará de alguna forma u otra", destacó.

Para Claudia de Heredia emprender significa sacrificio, dedicación, paciencia. Es darse cuenta que la pasión tiene que ser más grande que un fin material o económico, pensar en buscar resolver un problema, no en ir a cenar con los amigos, ya que se trata de un grillo en la cabeza que no deja dormir.

Señala que el sacrificio no solo es económico, sino que se tienen que tomar decisiones, dedicar tiempo, entender hacia donde va el esfuerzo y dinero, enfrentarse obstáculos, pero también obtener muchas satisfacciones personales.