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"DÍA DEL MAESTRO"

"Mónica Osuna Sosa es una apasionada de la enseñanza"

"La reconocida maestra de violín ha potencializado el talento de sus alumnos gracias a su implacable, pero al mismo tiempo, amorosa disciplina"

Para la violinista y maestra Mónica Osuna Sosa no hay medias tintas, así la educó su abuela, la pianista Margarita Cordero, su consigna era la entrega en todo lo que hacía con pasión desbordada, y así lo ha demostrado en el manejo de su enfermedad, lupus y en su deber de madre y esposa.

Su vida ha sido una vorágine, le ha puesto muchas pruebas y todas las ha superado, por lo que disfruta cada cosa y cada día como lo mejor de su existencia.

Su prestigio como una de las mejores maestras de violín ha recorrido la región noroeste de México, y hasta Mazatlán han llegado jóvenes talentosos ansiosos de encontrar a una guía que los valore y tenga los conocimientos para potencializar sus aptitudes.

Con su simpatía, sus conocimientos, su disciplina implacable pero al mismo tiempo amorosa, ha sabido guiar a los que se han comprometido en desarrollar su habilidad en el violín.

Han llegado seducidos por encontrar un buen maestro desde Guadalajara, Guamúchil, Hermosillo, Guaymas, Acaponeta, Estados Unidos y Alemania.

Cuando ve en ellos potencial y carácter para asumir el compromiso de ser un violinista profesional, no escatima tiempo y esfuerzo para formarlos, prepararlos para ingresar a escuelas de música en Alemania, Estados Unidos o las prestigiosas escuelas y maestros de la Ciudad de México.

Algunos de sus alumnos lo han conseguido, Carlos Cota, originario de Guaymas consiguió ganarse una beca para estudiar en un conservatorio de Berlín, ahora vive en Alemania y desde hace algunos trabaja e imparte clases.

Otros de sus alumnos destacados son Víctor Osuna, Frida Zebadua, Martín Quintero, Alain Valencia y Juan Pablo Quintero, los primeros jóvenes egresados de la Escuela Municipal de Música que forman parte de la Camerata Mazatlán, la primera orquesta profesional de música culta que se creó en Mazatlán y que tiene un alto estándar de calidad.

“Mi primera clase la di porque mi maestra, Natalia Gvzdetskaya en la Escuela Ollin Yoliztli, me dijo que íbamos a seguir trabajando para que me becaran en la escuela Julliard, de Nueva York para convertirme en solista de violín, pero también me dijo que veía en mí grandes posibilidades de ser una buena maestra", dijo.

"Me pedía que me quedara a ver cómo daba las clases y después me preguntaba qué haría para corregir ciertas errores técnicos de sus alumnos, a mí en ese momento no me interesaba para nada ser maestra, quería ser solista y estudiar en el extranjero, tenía 16 años”.

Recordó que a los 17 años su maestra le asignó alumnos de iniciación en violín, les daba clases y cada 15 días, revisaba su trabajo con cada uno de ellos.

"Me enseñó a profundizar como maestra, me decía que tenía que investigar cada falange, cada dedo, aunque no me atraía eso yo era muy disciplinada y le hacía caso en todo”.

 Comentó que nunca perdieron de vista, ni su maestra ni ella que se iría a Julliard o a estudiar a Europa.

 “Durante tres años estuve dando clases asesorada por la maestra Gvzedestkaya, faltaba poco para hacer mi audición para la escuela de Nueva York y el maestro Lozano, director de la Escuela me postuló para un beca en Alemania y la gané, fue cuando me puse muy grave y me diagnosticaron lupus, mis sueños se rompieron y por la gravedad del asunto tuve que regresar a Mazatlán”, mencionó.

 “Tenía solo 20 años, ya no había posibilidades de irme al extranjero a estudiar ni seguir en la Ciudad de México, fue un golpe muy fuerte porque sentí que se truncaba mi carrera profesional de violinista".

 Estando en Mazatlán, el director de la Escuela Martínez Cabrera le ofreció hacerse cargo de la clase de violín.

"Eso fue un estímulo para mí, me entusiasmé mucho y empecé a armar un proyecto. Con mi entusiasmo se contagió el maestro y me dijo que organizara una orquesta para recibir el apoyo de compra de instrumentos para alumnos, que era un programa nacional a instituciones educativas dedicadas a la enseñanza de la música”.

 Llegaron los instrumentos y el compromiso era que demostrara la escuela que la donación había tenido un buen destino.

 “Inmediatamente empecé a trabajar para montar un programa con el que se justificara la donación. los alumnos estaban en cero, no habían tenido contacto con un violín, la mayoría no sabían nada de técnica. Trabajamos muy duro y a los seis meses logramos presentar un programa digno, los que aportaron los instrumento quedaron convencidos y se comentó como un gran logro que en tan poco tiempo se hubiera conseguido ese concierto”, dijo.

 “Me enteré que el coordinador de música del Centro Municipal de Artes, de aquel entonces no quiso que diera clase ahí porque estaba enferma, sí existe la discriminación, el caso es que, por azares del destino el violinista que daba clases en el CMA le ofrecieron trabajo en Guadalajara y se fue, por esa razón me ofrecieron el puesto y entré sobre todo porque entre las prestaciones me ofrecían médico y medicina, algo que yo necesitaba; siempre le he agradecido a la Martínez Cabrera esa oportunidad”

 En Julio del 2000 comenzó a dar clases al CMA y fue maestra de esa institución por casi 20 años.

 “Cuando llegué a dar clases me di cuenta que todos mis alumnos me habían seguido y se inscribieron en el CMA, estuvo bien porque inmediatamente se integraron a la Orquesta Juvenil que es una agrupación que entusiasma mucho a los muchachos porque aplican en conciertos públicos lo que aprenden en los salones de clases, eso es muy estimulante para ellos”, comentó.

“Descubrí que realmente tenía vocación de maestra porque me entusiasmaba mucho ver cómo iban a avanzando, asumir el compromiso de que ellos amaran la música como uno mismo la ama, entenderlos, resolver sus problemáticas no solo técnicas, también su miedos, prejuicios e inseguridades, un maestro de música también tiene que ser un sicólogo”.

 La primera violinista sinaloense de la OSSLA

 Mónica Osuna Sosa fue la primera violinista sinaloense y mexicana que fue contratada por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes.

“Eso fue muy gratificante para mí, no lo pensé dos veces me fui a Culiacán para cumplir mi sueño de tocar en una gran orquesta sinfónica profesional.

Pero Ricardo Urquijo director en ese momento del Centro Municipal de Artes le dijo que abriría clases para sus alumnos los fines de semana para que no tuviera que irse a Culiacán.

“El caso es que de lunes a viernes tocaba y ensayaba en la Sinaloa de las Artes y los fines de semana me venía a darles clases a mis alumnos al CMA, tenía 24 años y era agotador, pero lo disfrutaba enormemente, a pesar de que los ensayos seccionales en la orquesta eran en ruso o en inglés, no tomaban en cuenta que había una mexicana”.

Después de año y medio renunció a la OSSLA.

“Me di cuenta que lo que más me satisfacía era dar clases, me regresé como maestra de tiempo completo".

En el año 2000 fundó la orquesta de cuerdas que duró 15 años y fue determinante para mantener un nivel de calidad y de estimulación en los alumnos.

"Por alguna mala decisión desapareció por un par de años la Orquesta juvenil, pero en el 2015 me encargaron que volviera a construir la Orquesta juvenil porque cuando se fue Jacob Devries como director de la Escuela de Música, desapareció y los padres de familia estaban pidiendo que volviera, porque la verdad sí les sirve mucho a los muchachos”, compartió.

 “Entre Héctor Reyes y yo reconstruimos la orquesta juvenil y todos mis alumnos que conformaban la orquesta de cuerdas se pasaron a la juvenil. En los estatutos pusimos que cualquier músico podía tocar en la orquesta juvenil, lanzamos la convocatoria y ex alumnos e integraron a la orquesta juvenil".

 Empezaron de cero y el primer concierto fue en la Iglesia de San Carlos Borromeo y contra las opiniones de los detractores de la Orquesta Juvenil logró que sonara bien, muy rápido.

"Y logramos emocionar hasta las lágrimas a Raúl Rico, en ese tiempo director del Instituto Municipal de Cultura Mazatlán, invitamos al Coro y tocamos Finlandia, fue una manera espectacular de que volviera la Orquesta Sinfónica Juvenil”.

 Mónica Osuna se jubiló prematuramente por la enfermedad que padece, por esa razón ya no puede dar clases en el CMA ni tocar en la Camerata Mazatlán, eso la llevó a una depresión profunda, les propuso dar clases gratis y tocar sin cobrar en los programas de la Camerata Mazatlán pero le fue imposible.

Actualmente superó su depresión y organizó un proyecto para crear su propia escuela de violín, además está a disposición de la OSSLA para tocar en sus conciertos que ellos le soliciten.

Mónica Osuna Sosa

 - Estudió violín en el Centro Municipal de las Artes

- A los 15 años se fue a la escuela de perfeccionamiento de la Centro Cultural Ollin Yoliztli, de la Ciudad de México, becada por el maestro Fernando Lozano, director de Orquestas Coros juveniles de México.

- Desde los 17 años hasta los 20 años, la reconocida maestra Natalia Gvzdetskaya, la formó como docente.

- A los 20 años se ganó una beca para estudiar en Alemania, misma tuvo que rechazar debido a su diagnóstico de Lupus después de una crisis de salud.

- Fue la primera sinaloense miembro de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes.

- Fundó la Orquesta de cuerdas del CMA en el 2000

- En el 2015 retomó el proyecto de Orquesta juvenil de Mazatlán.

 

FORMADORA DE MAESTROS

Han sido sus alumnos, ahora también maestros:

- Víctor Osuna

- Frida Zebadua

- Alain Valencia Oriundo de Guadalajara

- Martín Quintero (Acaponeta)

- Juan Pablo Quintero (Acaponeta)

- Carlos Cota (Guaymas, Sonora)