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@rodolfodiazf
La pandemia que agobia al mundo entero nos ha puesto a reflexionar seriamente en quiénes somos, cómo vivimos, qué esperamos, lo frágil de nuestra existencia y lo individualistas que nos comportamos en muchas ocasiones.
Quien ha sido contagiado del coronavirus puede adoptar la figura de víctima o de testigo, como expresó el sacerdote jesuita Seve Lázaro.
En el sitio Infosj, información de la Compañía de Jesús en España, señaló: “Me piden que escriba unas letras sobre cómo estoy viviendo este tiempo de aislamiento. El haber sido tocado por esto del coronavirus y haber visto sus garras primero en casa y luego en el hospital, sin hacerme sentir diferente a nadie, me convierte un poco en víctima y otro poco en testigo, como muchos otros. Creo que el aprendizaje está en ir del primero al segundo”.
Precisó: “Víctima, como tanta y tanta gente que a mi alrededor lo padece y lo sufre. Víctima, porque me sentí esquizofrénicamente desinformado de lo que realmente me pasaba. Víctima también de verme de repente marcado y señalado, como alguien al que hay que aislar inmediatamente y del que hay que prevenirse.
Agregó: “Testigo de ver cómo la debilidad me roza, se instala en mi vida o me llega a invadir. Testigo de ver cómo tantas y tantas personas desde diferentes puestos hacen todo lo que pueden. Testigo, finalmente, de lo incondicional”.
Y concluyó: “Qué bueno, que esta pandemia nos esté poniendo cerca de lo incondicional de la vida que es la muerte, pero que es también el amor… Así que no dejemos de gastar en teléfono para gritar a todos los que se sienten solos y enfermos que no lo están, que hay algo más fuerte que es el amor que les tenemos”.
¿Me comporto normalmente como víctima o testigo?