Editorial
Mucho se ha hablado de las condiciones económicas por las que atraviesa el País: un crecimiento nulo, una inversión contraída y un panorama nada alentador. México necesita incentivos para que la economía empiece a expandirse y sin duda, el Gobierno federal tiene ahí un protagonismo.
Porque en la medida en que la Federación decida liberar los recursos para los proyectos de infraestructura, empiezan los incentivos que tienen un impacto en la economía.
Basta ver los resultados del año pasado, hasta el mes de noviembre, en el sector de la construcción: un retroceso del 7.7 por ciento en el valor de la producción, un 3.5 por ciento menos de personal contratado, un 1.3 por ciento menos en los ingresos de los trabajadores y un 4 por ciento más bajo en horas trabajadas.
De las inversiones que se registraron en la construcción, apenas 36.9 por ciento correspondió al sector público y un 63.1 por ciento fue la que impulsó el sector privado.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que las inversiones en construcción estuvieron detenidas, pero promete que para este año la historia será diferente.
Por lo pronto, adelantó que cuentan con un programa para la construcción de vivienda con una inversión de 200 mil millones de pesos, para ejecutar un millón de acciones de viviendas.
Y admitió que su administración está consciente de que una de las acciones que permite el crecimiento económico en poco tiempo es el impulso a la industria de la construcción y en particular a la construcción de vivienda y ahí se generarán algunas acciones este año.
Si estos proyectos se hacen realidad, seguramente se estará contando otra historia que aliente la confianza de los inversionistas. Porque sí, es importante que el desarrollo del País se refleje en el bienestar de las personas, como es la apuesta de la autoridad federal. Pero sí, también importa, que las empresas se animen a invertir, a generar empleos, a expandir la economía y este estímulo lo tiene el Gobierno.