El Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo “El Químico” Benítez Torres, anda desesperado.
A unos meses de iniciar la lucha electoral donde intentará, por lo menos, reelegirse en el cargo, no tiene nada que presumir.
Recorre la ciudad y hace un recuento de las obras que se han construido en su mandato y no encuentra nada que tenga su firma, la mayoría son del Gobierno del Estado o de la federación, a él le alcanza para pagar la nómina y poco más.
Si alguno de los hombres que le cargan el maletín se le ocurre hacer una maqueta de Mazatlán para destacar sus obras tendrá que construirle un desierto y con arena en las manos no se puede soñar con una carrera política.
Desesperado, “El Químico” ha decidido hacer su propio proyecto, ha rascado a fondo las arcas del Ayuntamiento y ha reunido 20 millones de pesos: cascajo, morralla, migajas, cuando se tienen sueños delirantes, cuando se busca mantenerse en el poder.
Con ese magro presupuesto no se puede hacer mucho, pero siempre hay quien se anima a susurrarle en el oído y en lugar de invertir esos millones en algo útil se ha inventado un pingüinario.
De tiburones a pingüinos
Cualquiera con dos dedos de frente le debería de advertir al Alcalde mazatleco que el “tiburonario” es un proyecto fallido, un monumento a la corrupción y la tumba de varios políticos
Al último que le reventó en las manos fue al ex Alcalde, Fernando Pucheta Sánchez, quien lo operó unas semanas y terminó con el agua salada en la Avenida de Los Deportes.
Aún así, “El Químico” ha decidido rehabilitar el tiburonario, aprovechar sus soporte de vida, la estructura en la que se invirtieron más de 80 millones de pesos y sobre todo su ubicación, para construir su gran obra: un pingüinario.
El primer problema es que ningún especialista serio se animaría a construir un lugar para traer pingüinos al trópico con un presupuesto de 20 millones de pesos.
Cuentan que el proyecto fue presentado a representantes de la empresa canadiense que operará el nuevo Acuario de Mazatlán y que se negaron a hacer ningún comentario del proyecto. Así estaría.
Fuera de lugar
Hacer un pingüinario en los terrenos del actual Acuario, y lo peor, inaugurarlo antes de que el Alcalde Luis Guillermo “El Químico” Benítez Torres termine su administración plantea serios cuestionamientos que revelan su naturaleza “electorera”.
El primero tiene que ver con la construcción de un nuevo acuario que se construye a unos metros y que se llamará “Mar de Cortés”, porque estará dedicado a la vida marina de ese entorno geográfico.
Así que la primera pregunta la podría contestar un niño de primaria: ¿Dónde ha visto usted pingüinos en el Mar de Cortés?
La segunda cuestión tiene que ver con el hecho de que el nuevo Acuario va a tomar posesión de las instalaciones del actual acuario el próximo año, así que construir cualquier cosa unos meses antes es un despropósito por donde quiera que se le mire.
La fecha de inauguración también invita al desastre, construir un entorno decente para que vivan unos habitantes de la Antártida en Mazatlán, para diciembre, suena a locura, o por lo menos a políticos que lo único que quieren es justificar su paso por el poder.
La pandemia se politiza
La exigencia de 10 gobernadores pidiendo la renuncia del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, no es cualquier cosa. Es hasta ahorita el movimiento más audaz de lo que podríamos llamar el bloque opositor más fuerte en contra del Gobierno de la 4T.
Aquí nos enteramos que la exigencia nació por la molestia de los gobernadores porque un día antes, en una reunión virtual. Los mandatarios fueron informados por López-Gatell que la Ley podría enjuiciarlos por las demandas de la ciudadanía inconformes por la atención a enfermos por Covid-19.
Así como lo lee, el Gobierno federal está transfiriendo la responsabilidad de los efectos de la pandemia a los gobernadores y amenazándolos hasta con penas de cárcel.
De por sí, los gobernadores ya están cansados de que el Gobierno federal les haya transferido toda la bronca de la pandemia, imagínense la molestia que sintieron.
Esto ocurrió el jueves pasado y el viernes sacaron el desplegado donde solicitaban la renuncia del vocero preferido de AMLO.
Semana de visitas
Esta semana estarán en Sinaloa dos de las personalidades más importantes de la 4T.
El miércoles visitará Culiacán el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el viernes lo hará el director del Insabi, Juan Ferrer Aguilar, y aquí les contaremos a qué vienen.
La visita del Presidente fundamentalmente era protocolaria, se supone que participaría en una reunión de seguridad, donde lo más importante será el anuncio del Gobierno del Estado: que ya tienen los siete terrenos para que la federación construya las siete bases para la Guardia Nacional que estarán ubicadas en Sinaloa.
Sin embargo, Gobierno del Estado consiguió abrir la agenda del Presidente para que supervise la primera etapa de la ampliación del dren Bacurimi, la esperanza en Culiacán para acabar con las inundaciones de esa zona.
La visita tiene doble intención: que el tabasqueño vea la obra de 150 millones de pesos y respalde la segunda etapa, que necesita otros 150 millones de pesos. Quedaría una tercera de 100 millones de pesos, pendiente.
Y el viernes, Juan Ferrer Aguilar, director del Insabi visitará el nuevo Hospital Pediátrico, llamado a ser un referente en la región Noroeste de México, y el nuevo Centro de Salud de Culiacán, del doble de tamaño que su antecesor.
Aquí la visita del director del Insabi se vuelve estratégica, porque nadie, salvo la federación, tiene los recursos económicos y materiales para operar al 100 por ciento a los dos gigantes de la salud.
La idea del Gobierno del Estado es hacer una mancuerna con el Gobierno federal para operar entre los dos los nuevos centros hospitalarios, pensando en ganar, ganar.
Sinaloa recibe dos centros hospitalarios de primer nivel y la federación se hace de dos puntos neurálgicos de la salud en el País.